OPINIÓN

La redención de Ibaka

Serge Ibaka en un partodo con el Bayern de Múnich./AFP
Serge Ibaka en un partodo con el Bayern de Múnich. AFP

919 partidos en la NBA, el segundo jugador español con más partidos en la mejor liga del Mundo por detrás de Pau Gasol. Se dice pronto. Campeón de la NBA en 2019, tres veces consecutivas en el mejor Quinteto Defensivo, dos veces líder en tapones, 14 temporadas en la Liga…

Serge Ibaka jugaba su último partido con los Bucks el 1 de enero de en la derrota ante los Wizards. En 15 minutos y 37 segundos, 4 puntos, 2 robos, 2 rebotes y 1 tapón. Derrota por 23 puntos. Después, tres partidos más fuera de la rotación antes de pasar a la lista de inactivos.

Era el 20 de enero cuando saltaba la noticia de que el hispano-congoleño buscaba cambiar de aires tras sólo jugar un total de16 partidos en el curso 2022-23. El 9 de febrero era traspasado a los Pacers como parte del movimiento a tres bandas que mandaba a Jae Crowder a los Nets. Pero apenas duraba unas horas antes de ser cortado y, sin llegar una oferta interesante de una franquicia potente, acababa la temporada sin equipo.

"Mi objetivo sigue siendo el mismo: buscar una oportunidad donde pueda divertirme otra vez jugando", decía este verano en los micrófonos de Stadium mientras esperaba la llamada de alguna franquicia de la NBA. Pero la llamada no llegó y decidía volver a Europa, fichando por el Bayern de Múnich.

Marko Pesic, CEO del Bayern, daba esta semana las claves de su desembarco en el Bayern en BasketNews: "Todas estas personalidades de alto nivel son de alguna manera las más fáciles de manejar y negociar. Tuvimos un poco de suerte en términos de tiempo. Cuando decidió venir a Europa, todos los grandes clubes habían completado sus plantillas".

Además, "la conexión que tuvo con Pablo desde el cierre patronal de la NBA de 2011 hizo que el contacto fuera muy fácil con respecto a todos los detalles del contrato. Es una persona muy sencilla, como Pablo". Y eso que sólo coincidieron en apenas seis partidos de Euroliga y otros tantos de ACB.

"La conexión que tuvo con Pablo desde el cierre patronal de la NBA hizo que el contacto fuera muy fácil con respecto al contrato"

Probablemente, por esa naturalidad o normalidad, llámenlo como quieran, no entendía la falta de comunicación que se produjo en los Bucks: "Llegó un punto en el que no podía soportarlo más. Amo mucho este deporte, pero si esto me va a quitar la tranquilidad y la alegría, no vale la pena. Me gané el respeto en esta Liga. Al menos, comuníquense conmigo. No estoy hablando de jugar, sólo estoy pidiendo comunicación". Algo que en ningún momento se produjo tras las promesas incumplidas para hacerle renovar.

No ha llegado ni el fin de la primera vuelta de las competiciones y si algo ha demostrado es que su objetivo principal se está cumpliendo: está volviendo a divertirse sobre una pista de baloncesto. Ya empezó a coger ritmo en su tercer partido con los bávaros ante el Hamburgo en Liga Alemana después de que el equipo cayera ante el Oldenburg a domicilio por 77 a 67 sin su presencia. 15 puntos y 7 rebotes en 19 minutos pese a llevar tantos meses sin jugar.

Pero el crecimiento en su rendimiento ha sido exponencial. En los últimos cinco partidos en Euroliga que ha disputado (no jugó en el Pireo frente al Olympiacos), sus promedios son de 16,8 puntos en 25 minutos y 40 segundos de juego con 1,25 puntos por posesión. Una auténtica barbaridad. 60,7 % en tiros de campo, 1,8 triples por partido con un 81,8 % de acierto, 77,8 % en tiros libres, 7,6 rebotes y 1,2 tapones. Pero eso son sólo números, como el merecido MVP de la undécima jornada de la Euroliga con 24 puntos y 13 rebotes para 34 créditos de valoración.

Su incidencia ofensiva es notoria y múltiple: continuando hacia el aro jugando el bloqueo directo; castigando a los pívots rivales con sus lanzamientos desde la línea de tres o encarándoles de fuera hacia dentro echando el balón al suelo y ganándoles en velocidad; jugar en el poste bajo para sacarse el gancho de derecha o lanzar en fadeaway; cargando el rebote ofensivo acompañando las penetraciones de sus compañeros… Y a nivel defensivo, tapones por doquier, sobre sus pares, recuperando o desde el lado de ayuda poniendo un cerrojo al aro.

Y es que ya lo decía en verano qué podía aportar a un equipo. Pero lo está haciendo en otro escenario distinto al que él pensaba. "Baloncesto, por supuesto; experiencia ganadora; he jugado con muchos grandes jugadores, he aprendido mucho de ellos; ayudar a chicos jóvenes".

La determinación de jugarse y meter el triple que llevaba el partido ante el Milán a la prórroga cuando se acababa el tiempo reglamentario. La experiencia para ayudar a su equipo en lo que necesita como ha demostrado en los últimos cinco choques que ha jugado y que se han saldado con cuatro triunfos y sólo una derrota en la máxima competición continental.

Un liderazgo con el ejemplo, "en el día a día", como dice Pablo Laso. Y añadía: "Es un veterano, sabe cómo va esto. Hemos visto a muchos veteranos viniendo de la NBA para presentarse. Él no hace eso, ha venido a jugar. Quería demostrar que está sano, que cuida de su cuerpo. Ahora mismo está haciendo pesas. Y mañana vendrá a entrenar. A veces no lo recibes de los jugadores, que lideren desde el ejemplo".

Ese trabajo que no se ve y que Serge Ibaka hizo entre París y Barcelona entrenando de lunes a viernes esperando una nueva oportunidad para volver a sentirse importante. Incluso tuvo tiempo de ocuparse de 'hermanos africanos' como James Nnaji o Sayon Keita.

Y ahora en Múnich, con todo el equipo de trabajo que él necesita: fisio, masajista, acupuntura, movilidad, entrenador personal, preparador físico y chef. Hasta hemos visto en las redes sociales de Lorena Torres, especialista en alto rendimiento y ciencias del deporte de la FEB y de la agencia de representación del jugador, cómo es ese trabajo.

Ibaka es un espejo para jugadores jóvenes como Sylvain Francisco, que a sus 26 años está viviendo su primera experiencia en la Euroliga, Leandro Bolmaro (23) o Carsen Edwards (25). Y es que una trayectoria así no merecía un punto y final como el de los Bucks. Necesitaba un escenario de redención como el que ha encontrado en Múnich uno de los nuestros, que, al margen del rendimiento en Europa puede poner punto y final a cuatro temporadas de sequía en la Liga Alemana.