Sergio Llull, un ídolo de todas las generaciones: "Me aboné hace 69 años y gusta desde que llegó"

Medir el alcance de lo que es, ha sido y seguirá siendo Sergio Llull para el Real Madrid es casi imposible. ¿Cómo hacerlo de alguien que ha dado tanto al madridismo en los últimos tres lustros? Sin embargo, hay una frase de Jesús, un aficionado blanco, que bien puede reflejarlo todo a la perfección. "Soy socio del Real Madrid desde hace 69 años y Llull… Es que haga lo que haga, desde que vino, gusta", confesó Jesús a Relevo a las puertas del WiZink Center, sólo unos minutos antes de que en el centro del nuevo parqué que se estrenaba este jueves, el traspaso de poderes que oficialmente se consumó 48 horas antes fuera ya una realidad. Ahí, en el círculo central de la casa blanca, la que tanto le ha dado y a la que tanto da él, Sergio Llull recibía de manos de Felipe Reyes una camiseta que significa mucho más que ese 1.047 que llevaba grabado.

Porque si algo ha dejado claro el base-escolta de Mahón es que el Real Madrid es y siempre será su club. Tal y como ha demostrado con hechos -como el de decirle que no a la NBA para seguir vestido de blanco- y con canastas imposibles. Por eso, elegir un momento del que a ojos de gran parte de la afición -y ya no sólo blanca, sino del baloncesto- es "uno de los mejores jugadores españoles de todos los tiempos", como explicaba Luka, un aficionado que había viajado desde Croacia, es prácticamente imposible. Y la unanimidad en ello no existe.

"El mejor recuerdo que tengo es el triple que le metió al Valencia en el último segundo, lanzando desde su campo una mandarina de las suyas y es un momentazo", comentó Javi. Un recuerdo que también comparte Inés Martín, otra aficionada que, junto a su padre, David Martín, hicieron frente al frío madrileño para acudir a ver a los suyos ante Valencia Basket. Eso sí, para el progenitor el gran momentazo elegido del base de Mahón es "fue cuando metió el triple de la final de la Copa del Rey en el último momento ante el Barça".

Eso sí, lo que no faltó, como no podía ser de otro modo, fue el más reciente pero a la vez épico. Porque "aunque hay muchos momentos de Sergio Llull, por relevancia me quedaría con el último tiro que nos dio la Euroliga", como reconocía Alba, otra madridista que tampoco quiso perderse el duelo ante el equipo taronja y, cómo no, el homenaje al capitán. Qué mínimo después de hacer (aún más) historia.

"Llull, Llull, Llull, Llull", comenzó a retumbar en el WiZink Center tras las presentaciones iniciales de ambos equipos. Y ahí, con una sonrisa de oreja a oreja, Llull se fue al círculo central en medio de una ovación de la grada que ni las palabras de Pedro Bonofiglio, speaker del club, lograron eclipsar. Sergio Llull recibía la camiseta histórica, la de los 1.047 partidos, la de la cifra que lo hace el jugador que más veces ha defendido el escudo en todos sus años de historia. Y lo hizo de manos de quien hasta el pasado martes ostentaba el título, un Felipe Reyes también feliz al que el propio base sigue considerando "el eterno capitán".