El día que Guadalajara se convirtió en territorio Tkachenko, el gigante soviético que asustaba a los ladrones
El mítico pívot de 2,21 fichó en 1990 por el conjunto alcarreño, que entonces militaba en la segunda categoría del baloncesto español.

Guadalajara es una ciudad de baloncesto. Lo lleva siendo tiempo como sede de múltiples concentraciones de las selecciones nacionales antes de los grandes campeonatos o de las Ventanas. Hoy volverá a serlo con la disputa del amistoso entre España y Argentina. Un duelo que se juega en el Palacio Multiusos de la ciudad arriacense, a escasos dos kilómetros del Pabellón San José, donde hace 30 años disputaba sus partidos el Baloncesto Guadalajara y donde un día reinó Vladimir Tkachenko, uno de los jugadores más míticos de la década de los 80.
El gigante soviético (2,21) era uno de los jugadores más reconocidos de la extinta Unión Soviética y del famoso TSKA de Moscú. Un gigante al que era casi imposible superar en el camino hacia la canasta y un jugador casi tan reconocible por su estatura como por su bigote. Se dio a conocer en 1976 en el Campeonato de Europa junior que se celebró en Santiago de Compostela, en el que su físico, del todo excepcional, impresionó. Con el paso de los años se convirtió también en un jugador completo, que llegó incluso a lanzar triples.
Tkachenko lo ganó todo con el equipo del ejército y con la URSS, aunque sus rodillas, cansadas de aguantar su excepcional tamaño, dijeron basta y comenzó a tener problemas de lesiones. Así, a los 33 años, buscó un destino más tranquilo. Pero nadie podía imaginar dónde iba a terminar. El Baloncesto Guadalajara, entonces en la segunda categoría del baloncesto español, reclamaba sus servicios y él recibía el permiso del ejército para incorporarse al conjunto arriacense.
El gigante soviético llegó a Guadalajara el 8 de agosto de 1990 y firmó un contrato por una temporada. El objetivo era ascender al equipo a la ACB. "Eso sí, había una cláusula en su contrato. Si el jugador veía peligrar su estado físico por riesgo de lesión, podía abandonar el equipo durante el mes de diciembre", recuerda Roger Estevez, aficionado del Baloncesto Guadalajara durante aquella etapa.
El jugador fue la figura del equipo durante la primera fase de la temporada, siendo líder de su grupo en Primera División (hoy Primera FEB), pero sus problemas de rodilla le hicieron volver a su país para ponerse en manos de sus médicos. Tkachenko volvió para salvar al conjunto de Guadalajara del descenso y terminó regresando a Kiev, dejando innumerables recuerdos y anécdotas en La Alcarria.
Tkachenko aterrizó en Guadalajara con su mujer, tres de sus cuatro hijos y un gato persa. El entonces presidente del club, Juan Manuel Heli, le puso un piso en el Paseo Fernández Iparraguirre, en el mismo bloque donde estaba la sección de la Falange española. Paradójico teniendo en cuenta que el pívot era 'producto' de un régimen socialista como era la URSS.

El gigante nacido en Sochi, para el que hubo que pedir zapatillas porque no había su número, paseaba por las calles de Guadalajara en un Seat naranja. La imagen era un cuadro, ya que dada la longitud de sus piernas hubo que adaptar el habitáculo para que pudiera conducir desde el asiento de atrás. Pero sus dimensiones no sólo dejaban imágenes insólitas. También asustaba. Y no sólo a sus rivales. "Una vez entraron a robar en su casa. Él, al oír el ruido, se levantó y cuando los ladrones vieron a un tío tan grande salieron corriendo", recuerda Estévez con Relevo sobre una de las anécdotas que dejó el pívot en el club alcarreño.
Tras terminar la temporada, Tkachenko volvió a su país y puso fin a su carrera deportiva por culpa de las lesiones. Mientras el Baloncesto Guadalajara siguió peleando por ascender a la ACB, lo que estuvo a punto de suceder tres años después. El club consiguió el ascenso por méritos deportivos en 1993. Sin embargo, no pudo con las condiciones económicas (400 millones de pesetas más IVA de canon) que se exigían entonces para jugar en la máxima categoría del baloncesto nacional. Una decepción de la que la ciudad todavía no se ha recuperado, a pesar de las numerosas visitas de los equipos nacionales.