Los Harlem Globetrotters o cómo el mayor y mejor 'engaño' del baloncesto triunfa en Madrid
El equipo más espectacular del mundo inunda y convence en un WiZink Center a rebosar.

Música, ambiente, luces... y en definitiva: show. Y baloncesto, claro. Los Harlem Globetrotter se citaron en Madrid con su espectáculo y no defraudaron. Tanto que bien se puede decir que quitando la gran entrada que tuvo el WiZink Center para ver el quinto partido de la serie de los playoffs de la Euroliga entre el Real Madrid y el Partizan, ha sido el mejor ambiente relacionado con el mundo de la canasta que se ha vivido esta temporada. Y no es de extrañar.
Si el baloncesto ya es un espectáculo en sí mismo, lo de los Globetrotters es el culmen de todo esto. Porque se queda con lo más impresionante del mundo de la canasta -esos gestos y mates casi imposibles o esas acrobacias que, a veces, parecen sacadas de un videojuego- y lo acompaña de coreografías y movimientos de técnica baloncestística. Y lo hacen a la perfección.
Por eso, ya desde la previa, la expectación era absoluta. Aunque hubiera algún que otro despistado... o despistada. Como esa niña que no debía tener más de cuatro o cinco años y que, desconcertada, le decía a su madre: "Creo que nos hemos equivocado.... Estos no son de nuestro equipo", al ver multitud de camisetas de equipos NBA que llevaban los espectadores. Eso sí, una vez dentro fijo que disfrutó casi tanto o más como en un partido de los suyos. Porque, desde luego, que la diversión está asegurada.
🏀 Los Harlem Globetrotters están en Madrid.
— Relevo (@relevo) May 15, 2023
✨ Va a ser divertido…
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Más si la interacción con el público es constante e incluso protagonista. Pues hubo hasta intervención de personas de la grada para formar parte de alguna que otra acrobacia. O hasta de la parodia futbolera que, cómo no, no pudo faltar. Sin contar las palmas, que casi no dejaron de sonar.
Y aunque el final estuviera pactado -the Harlem Globetrotters always win-, el equipo de los Washington General también dejó sus toques de calidad, sobre todo a través de la muñeca de Kayla Gabor, imparable desde el triple -o desde los cuatro puntos, que era lo que contaban algunas canastas- hasta el punto de que llevar la cuenta era prácticamente imposible para el disfrute de los presentes.
Risas, manos arriba, ovaciones... Si en el parqué todos estaban metidos en el espectáculo, el WiZink no defraudó. "Es increíble", decía un chaval de unos cinco años sentado a pie de pista al ver como Flip, uno de los Globetrotter se subía literalmente al aro, se ponía de pie y luego acababa bajando con una acrobacia. Y en eso consistía todo: en creérselo.
Decía Diderot en su Paradoja del Comediante que "para ser buen actor uno tiene que engañar a su público y que este se crea de verdad el personaje". Esto, justamente son los Harlem Globetrotters al mundo de la canasta. Y sí, son los mejores para ello. El mayor y mejor engaño del baloncesto.