Iyana Martín, la nueva joya del baloncesto: "Me encantaría jugar en España o Europa, no me llama tanto EE. UU."
La base asturiana, que fue uno de los nombres propios del pasado verano, está disputando el Europeo Sub-18 en Turquía. Y ya es la segunda que más asiste de todo el torneo.
Hace un año que el nombre de Iyana Martín (Oviedo, 2006) irrumpió con fuerza en el mundo de la canasta. Con sólo 16 años tiró de la Selección Sub-17, una generación por encima de la suya, para colgarse la plata en el Mundial y colarse en el quinteto ideal del torneo. Sólo un mes más tarde, ya con las de su generación, hizo lo propio en el Europeo Sub-16 hasta el punto de que la derrota en la final no impidió que se alzara como la MVP del campeonato. La estrella del verano fue la etiqueta que más de uno puso a esta base asturiana cuya visión de juego, técnica y talento se quedan sin calificativos. Y por si quedaba alguna duda de ello, este verano lo está volviendo a dejar claro en el Europeo Sub-18 que se está celebrando en Turquía.
España se encuentra en el ecuador del torneo y todavía no sabe lo que es la derrota. Y esto es, en parte, gracias al buen hacer de esta joven base de 17 años a la que, eso sí, los elogios y lo del pasado verano no le impiden mantener los pies en el suelo. "El verano pasado fue un espectáculo. Cuando acabó no me lo creía. Todo lo que había vivido, las experiencias... Echar un ojo atrás y ver que tienes la oportunidad de vivir tantas cosas en un sólo verano es muy guay y estoy muy orgullosa. Pero lo dejo todo a un lado porque este verano es como empezar de cero", confiesa a Relevo desde Turquía.
"Todo lo que he hecho sirve como aprendizaje, experiencia y demás, pero este verano volví a empezar. Eso lo llevo en la mochila y ya", insiste Iyana. Y la realidad es que la misma calma y madurez que muestra durante la conversación, también la saca a relucir en la pista. En este Europeo, la asturiana es, hasta ahora, la segunda jugadora que más asistencia reparte (5,7 de media por partido). Aunque ella no quiere pensar en los números individuales, ya que considera que todo es fruto de la suma del trabajo de sus compañeras.
"Mis compañeras me lo facilitan un montón. Que al final me apunten a mí una canasta o una asistencia... Eso es del equipo. El equipo es quien me lo facilita. Me da mucha libertad y confianza para jugar. Mis compañeras siguen un montón las jugadas y por eso es muy fácil pasarles el balón, porque nos entendemos muy bien", reconoce. Y todo es fruto del trabajo que se hace con la cantera desde que empiezan en las categorías inferiores de la Selección.
"Si una está mal, las otras once van a saber cómo ayudar. Eso al final te hace que salga bien"
"Lo bueno de la Selección es que empiezas desde pequeñita. Te van inculcando lo que son los valores y todo lo que se quiere y al final llegas a la Sub-16, 17 o 18 y ya te entiendes más con la de al lado. Las concentraciones de previa a los campeonatos son bastante largas y te da tiempo a conocerte, a saber lo que quiere y lo que no una compañera", explica Iyana, que insiste en que esa unidad y conocimiento de las unas con las otras el clave del éxito. "Es súper importante. Quizá no el llevarnos súper bien con todas y ser todas amigas, pero sí ser compañeras. Saber a lo que venimos, saber que si una está mal, las otras once van a saber cómo ayudar. Eso al final te hace que salga bien".
Y aunque a la Selección aún le falte "algo de compenetración en defensa", eso será algo que irá llegando con los partidos porque, como bien les dice la seleccionadora, Cristina Cantero, "los campeonatos se ganan desde la defensa" y con "concentración", algo que la base, desde luego, sabe cumplir a la perfección. Aunque aún queda la mitad del Europeo, Iyana Martín ya ha sido preseleccionada con las de una categoría superior para disputar el Mundial Sub-19 que a final de mes se celebra en Madrid. Algo que asume como "una experiencia impresionante de vivir" porque, además, "es en casa y se disfruta a tope".
"Quiero seguir estudiando al 100% y sacarme una carrera"
Pero como todavía no tiene asegurada su presencia en este -"ojalá vaya", confesaba- ella mantiene que su premisa es "vivir el día a día". Por lo que tampoco quiere pensar en lo que le pueda deparar un futuro que, aunque ella aún ve lejos, para muchos ya es casi presente dado el talento que tiene. "Prefiero vivir el día a día. He pensado en el futuro, pero me gusta centrarme en el día a día. Yo sigo en el Siglo XXI, me queda un año y me gustaría acabar allí el ciclo de los cuatro años", mantiene.
Y aunque aún no sepa a nivel académico por dónde irá su camino, tiene claro que es algo que este sí que pasa por la universidad, aunque ahora, a un año de ello, no tenga tan claro eso de saltar el charco para compaginarlo. "Quiero seguir estudiando al 100% y sacarme la carrera... que no sé todavía cual [ríe]. Pero sí se que quiero sacarme una y si lo puedo compaginar con el basket a nivel profesional pues me encantaría quizá en una liga española o europea. No me llama tanto EE. UU. como tal, sino más el baloncesto europeo".
"Me daba mucho miedo irme de casa porque tenía 14 años y dices: ¡es que soy un bebé!"
Sea dónde sea, lo seguro es que la decisión será suya. Como lo fue el empezar en un deporte que en su familia era un clásico o el dejar su casa con sólo 14 años para poner rumbo a Barcelona, al Siglo XXI, pese al miedo que eso le generaba. "Empecé en el baloncesto con siete años porque en mi familia tanto mi madre como mi padre entrenaban. Y aunque yo me quedaba por ahí jugando mientras ellos practicaban, un día mi madre me convenció para entrenar con ella y otra chica que se llama Neus y lo hice. Seguí y me llamaron del Siglo XXI. Fue un shock. Me daba mucho miedo irme de casa porque tenía 14 años y dices: ¡es que soy un bebé! Pero en casa siempre me han apoyado, me han guiado y tal porque son los adultos y saben más que yo, pero siempre me han dado la libertad de elegir. Y me tiré a la piscina y salió bien". Y ojalá siga el mismo camino.