Jero Bucero, el madridista que completó la mejor actuación de un español en el March Madness... hace 30 años: "No lo sabía, jugué sólo siete minutos"
El canterano merengue vivió la 'locura de marzo' con los Manhattan Jaspers en la temporada 1994-95: "Ha cambiado todo radicalmente".

El March Madness ha llegado. Y lo ha hecho para quedarse. El torneo por excelencia del baloncesto formativo estadounidense echó a rodar el pasado martes y finalizará el próximo 7 de abril, con un espectáculo sinigual que lo convierte, de manera indudable, en uno de los eventos deportivos del año. Hace 30 años, cuando algunos partidos de la NCAA todavía se disputaban en canchas de baloncesto universitario (ahora lo hacen en pabellones profesionales o de NFL), Jerónimo Bucero (Madrid, 1973) dejó su impronta en la 'locura de marzo' y completó, con 14 puntos, la mejor actuación de un español en el cuadro masculino. "No lo sabía, no lo sabía... En aquella época había jugadores bastante buenos. Jugué sólo siete minutos", rememora en una entrevista a Relevo.
Antes de aterrizar en la Universidad de Manhattan, eso sí, se formó en las categorías inferiores del Real Madrid, donde compartió generación con Iván Santos, José Lasa, Ricardo Peral, Nacho Castellano o Martín Ferrer. "El Madrid me cede a Guadalajara en un proyecto que tenían que consistía en mejorar a unos cuantos jugadores de la cantera que tenían mucha proyección. Al final, todos acabamos jugando en la ACB, pero la idea era que todos nosotros formáramos parte de una hornada en la que, si se nos cuidaba, podíamos llegar al primer equipo", apostilla.
Su apuesta por el baloncesto, todavía en las categorías inferiores del Real Madrid, fue total ("dejé de estudiar, y eso que era un muy buen estudiante..."), pero, finalmente, no triunfó de blanco, aunque sí se hizo con el Torneo de Mannheim, uno de los más importantes del baloncesto formativo, y optó por probar suerte en Estados Unidos en 1993, ya con 20 años: "A Ricardo Peral, que era un jugador que tenía mucha proyección porque era un 2.07 y físicamente era espectacular, ya le estaban reclutando universidades americanas...". Jero Bucero, entonces, siguió esa misma hoja de ruta ("empecé a ver libros de las universidades americanas y dije 'oye, mira esto' y al final...") y se comprometió con la Universidad de Manhattan. "Decidí que quería seguir estudiando y jugando, las dos cosas a la vez, y compatibilizarlo es sencillo allí porque te dan todo tipo de facilidades", apunta.
"Todos los abuelos pensamos que jugábamos mejor al baloncesto antes, aunque los chavales de ahora están más cualificados..."
Exjugador de baloncestoEl alero español defendió los colores de Manhattan College durante cuatro temporadas, desde 1993 hasta 1997, y resalta las facilidades que el modelo estadounidense ofrece: "Estudié finanzas y negocios internacionales. Y las facilidades... Más que nada es la comodidad de que está todo en un espacio reducido de distancia y que se respeta la estructura de horarios de escuela y entrenamiento. Generalmente entrenábamos siempre después de clase y si no coincide, porque por ejemplo hay clases que son selectivas, a lo mejor lo hacíamos de madrugada, a las seis o siete de la mañana".
Y, aunque considera que "todo ha cambiado radicalmente porque está todo mucho más profesionalizado, cree que el éxito reside en que "está todo muy organizado para que el estudiante no tenga que pensar absolutamente nada: tienes marcado tu horario, tienes que estar en este sitio a esta hora, tienes gente que te va haciendo seguimiento constantemente y es una alienación de la persona que te permite sacar mayor rendimiento porque no tienes que dedicar tiempo a organizarte ni pensar".

En su segunda campaña en la NCAA, la 1994-95, Bucero hizo historia y disputó el March Madness con los Manhattan Jaspers de la Metro Atlantic Athletic Conference. Lo hizo en la Pirámide de Memphis, un pabellón que, años después, también disfrutó Pau Gasol cuando defendió los colores de los Memphis Grizzlies, frente a los Oklahoma Sooners, una de las universidades más potentes del torneo (las quinielas los situaban cuartos).
En aquel envite, que se saldó con un marcador de 77-67 para Bucero y los suyos, el alero español cuajó una actuación sobresaliente en la que, pese a disputar sólo siete minutos, anotó 14 puntos (3 triples), diez de ellos en el parcial final que terminó decidiendo el partido. "No lo sabía, no lo sabía... Fue un partido por la mañana de primera ronda y no hubo tanta gente. A lo mejor había 500 ó 600 personas apoyándonos, no lo recuerdo bien. De Oklahoma en torno a 1.500 [más de 2.000 personas en total]; era un partido muy temprano", recuerda. Treinta años después, así lo resume: "En la primera ronda suelen ser siempre los primeros contra los últimos... Y todo el mundo está esperando ver quién es la cenicienta que gana a un equipo grande".

Bucero, esa temporada, promedió 5,2 puntos por partido y, aunque no dispuso de todos los minutos que le hubiera gustado, sí reconoce que se trató de una experiencia positiva en la que, además, coincidió con Jasikevicius (Maryland) o Mindaugas Timinskas (Iona). El sueño del exterior español y los Jaspers duró dos encuentros: después de superar a Oklahoma, cayeron por 54-64 frente a Arizona State. En su haber conserva, 30 años después, el hito de ser el español que mejor anotación ha conseguido en la 'locura de marzo', aunque "Ricardo Peral, que estaba en Wake Forest, llegó al Sweet 16 [los 16 mejores]".
La NCAA de antes... y la de ahora
El propio Bucero reconoce que la NCAA de hace 30 años era "muy diferente" a la de ahora. Uno de los principales cambios reside en la posibilidad de que los jugadores de baloncesto reclutados por las distintas universidad perciban un salario que permita a las instituciones exprimir al máximo los derechos NIL (name, image and likeness). Esto les permite vender su imagen a través de diferentes marcas y potenciar a aquellos rostros que sean considerados futuros activos por los equipos en cuestión. El alero español, en el momento de su desembarco en la NCAA, "era internacional español, anotaba una barbaridad y estábamos a gran nivel", atributos indispensables para recibir una beca en la División I. "Los jugadores que están viniendo ahora... No tengo ni idea, pero el nivel para jugar en la D-I lo tiene muy poquita gente y tienen que estar en equipos muy élite, clubes importantes...", señala.
"El nivel en la NCAA es muy alto desde el punto de vista técnico y físico... En Europa jugamos mejor baloncesto, pero pasar la bola de aquí para allá no vale"
Exjugador de baloncestoPese a todos los cambios, "el nivel en la NCAA es muy alto desde el punto de vista técnico y físico". Después de cuatro años vistiendo la camiseta de los Jaspers, Bucero regresó al baloncesto español para defender los colores del Cáceres. También probó suerte en el Bàsquet Girona y, después, en Portugal, donde jugó en el Benfica y en el Oliveriense ("a los 30 decidí que ya estaba... y me retiré"). "En Europa jugamos mejor baloncesto, pero pasar la bola de aquí para allá no vale... Hay que meterla y, claro, llevan al americano que salta por encima de las nubes y la mete y... No te puedo decir cómo es el nivel de los españoles de ahora, pero todos los abuelos o veteranos pensamos que jugábamos mejor baloncesto antes, porque los de ahora tienen mejor técnica individual, tiran mejor y están más cualificados aunque no jueguen mejor baloncesto".
Además, "los pívots ahora hacen cambios de mano, tiran de ocho metros con dos encima y tiran de tres espectacularmente bien, porque no saben hacer movimientos de poste, no tienen un baile". Precisamente eso, la aportación y cualidades de los interiores, es otro de los cambios más reseñables en los últimos años, latente también en una NCAA que produce con cada vez más frecuencia el perfil de 4-5 con buen tiro exterior y escasos recursos en la pintura. "Hay que entenderlo como es... Todo eso está cambiando mucho", sintetiza.
Una utopía en España
En los últimos años, las últimas rondas del March Madness llegaron a congregar a más de 100.00 personas, algo impensable en el baloncesto español e incluso en el estadounidense de élite (NBA). Teniendo en cuenta el alcance, los precios de las entradas (ahora mismo resulta imposible conseguir entradas para las rondas finales por menos de 500 dólares) y, sobre todo, el modelo, que permite a deportistas formarse académicamente, la gran pregunta que persigue al baloncesto nacional es la siguiente: ¿por qué no hay algo similar a la NCAA en España?
"En España ya se intentó un modelo universitario... pero no cuajó, porque las universidades no tienen el deporte como parte importante en su crecimiento de la persona en el ámbito universitario", apostilla Bucero, que considera que en España "sólo vas a aprender física, astronomía o bioquímica, sin que el deporte forme parte de la estructura educativa". Hace algunos años, y con el objetivo de replicar el modelo estadounidense, hubo conversaciones que perseguían la premisa de 'crear' una liga de baloncesto universitario, con la NCAA como reto: "Cuando se intentó hacer algo con los clubes, los clubes dan prioridad absoluta al entrenamiento. De hecho, a mí me llegó a decir un entrenador cuando estaba en esas épocas 'tú no vienes aquí a estudiar, vienes a jugar y te pagamos por jugar'... Esa compatibilidad es imposible".
"Hay 18 equipos en la ACB, pero no hay españoles, como mucho en un partido ves dos o tres"...
Exjugador de baloncestoAdemás de la incompatibilidad del baloncesto de élite y los estudios, Jero Bucero detecta otro problema: no hay jugadores españoles. "No hay nivel de cantera para tener un torneo que sea suficientemente llamativo... No hay nada con tanto impacto como la NCAA. Te vas a ligas europeas y todos son naturalizados y extranjeros. Ves un partido de ACB y... ¿cuántos españoles ves en la cancha? Dos o tres, no más. Hay 18 equipos en la ACB y no hay españoles en esos equipos, excepto en la Selección, que tiene unos cuantos jugadores que están sobreviviendo en un entorno superagresivo... El baloncesto de cantera en España es de nivel bajísimo. A los 17 ó 18 años traen extranjeros de fuera y, claro, todos los españoles están en LEB y malviven del baloncesto", expresa.
"Es completamente incompatible, es que la diferencia es abismal", sentencia Bucero, que recuerda con nostalgia aquel 16 de marzo de 1995 en el que apareció en la portada del periódico Seattle Times. "¡Jerónimo!", empezó la crónica del medio americano, que se deshizo en elogios al alero español después de su destacada actuación en la primera ronda del March Madness de hace 30 años, escrita por el periodista Tom Farrey. "Al anotar los 14 puntos en la segunda mitad, el alero Jerónimo Bucero salió hoy desde el banquillo para liderar a los Manhattan Jaspers", continuó. La actuación del exterior español, que ahora reside en Atlanta y es el CEO de una empresa que opera en el sector de la consultoría, no pasó desapercibida en Estados Unidos... y marca, con 14 puntos en la 'locura de marzo' de la 94-95, un hito que, por ahora, ningún español ha conseguido superar.