Un mes y medio de desconexión mental que deja al Estu al borde del infierno… por tercer año consecutivo
El equipo colegial se ha sumido en una crisis de resultados y, sobre todo, psicológica en la recta final de temporada. El ascenso a la ACB se aleja y la losa de estar un año más en LEB podría pesar demasiado.

Cuando hace ya tres temporadas el Movistar Estudiantes cayó al llamado pozo de la LEB Oro el objetivo era claro: regresar a la ACB lo antes posible. Sin embargo, las cosas no fueron bien. El primer año, el Covirán Granada le rompió los esquemas para quedarse el ascenso directo y el Bàsquet Girona remató la faena quedándose con la segunda plaza que se disputó en el playoff. El segundo, Morabanc Andorra se ganó el regreso a la élite durante la temporada regular y el San Pablo Burgos fulminó las posibilidades del conjunto colegial antes siquiera de la final four que se terminó por llevar Zunder Palencia. Y ante ello, el Estu se repuso, con ajustes de cinturón -y recortes de plantilla durante el verano-, con el fin de destinar el máximo dinero posible a la elaboración de una plantilla que, a la tercera, lograse el objetivo. Más que nada porque la losa económica del club es demasiado alta y para reducirla necesitan regresar a la élite para recibir más ingresos. Así que para ello, se encomendaron al entrenador del año en la segunda categoría nacional, un Pedro Rivero que, desde el banquillo, había hecho historia con el equipo palentino. Y lo cierto es que todo parecía que iba bien… Hasta marzo.
El Movistar Estudiantes ha pasado de ser el gigante que incluso se llevó la Copa Princesa a caer hasta la cuarta plaza de la clasificación. Todo ello tras una desconexión mental generalizada en poco más de un mes envuelto en polémica que incluso terminó hace una semana con la salida, por mutuo acuerdo, de Michael Carrera, uno de los jugadores clave en la planificación de la plantilla a la par que polémico. Y lo cierto es que todas estas turbulencias no dejan de sacudir al equipo del Ramiro de Maeztu que, a ocho jornadas del final, empieza a ver cómo por tercer año consecutivo las cosas no salen como se esperaba.
La realidad es que la temporada empezó muy bien. Estudiantes estuvo liderando la clasificación y los partidos, hasta que llegaron las lesiones. Francis Alonso y Johnny Dee, los dos anotadores con los que contaba Pedro Rivero, se quedaban fuera de juego y a Michael Carrera le caían cinco partidos de sanción tras una fuerte discusión con los árbitros durante el partido en Magariños ante el Leyma Coruña. Y aunque llegaron Guillem Ferrando (cedido por Valencia Basket), Branden Frazier y Nikola Rakocevic (procedentes de un convulso Real Betis que está sumido en una gran crisis a nivel de club), la cosa parece que no ha terminado por funcionar.
La derrota ante Força Lleida (con el que ahora empata a victorias) fue el primer aviso: el Estu perdía el liderato que entonces compartía con Leyma Coruña. A la semana siguiente, caía contra San Pablo Burgos y una semana después llegaba la segunda derrota ante Leyma Coruña, el gran fiasco: perdían el average y, además, cedía una victoria de ventaja al cuadro gallego. Y aunque el que ya se había convertido en su principal rival (Coruña) también tuvo algún que otro tropiezo, la derrota ante Lucentum Alicante terminó de hacerlo todo estallar. Esa fue la jornada en la que una pelea en el banquillo entre el técnico, Pedro Rivero, y el jugador Michael Carrera terminase por dinamitar la situación.
📝 OFICIAL:
— Movistar Estudiantes (@MovistarEstu) March 19, 2024
Michael Carrera (@24MCarrera) y Movistar Estudiantes han rescindido, por mutuo acuerdo, el contrato que les unía hasta final de temporada.
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"No vuelves a jugar", le dijo entonces Rivero. Y tanto fue así, que sólo unas horas después se anunciaba la salida del jugador. Un Carrera que, como ya adelantó Relevo, había generado dentro del vestuario un ambiente que no era el idóneo en ningún equipo, menos aún en uno con el reto de ascender. Y por si fuera poco, la derrota ante Ourense el pasado fin de semana fue ya la guinda.
El Estu acumula cinco derrotas en los últimos seis partidos. De haber sido líder, ha caído hasta la cuarta plaza a falta de sólo ocho jornadas para el final de la temporada regular, donde se encuentra empatado a 18 victorias con Guuk Gipuzkoa y Força Lleida. Y prácticamente se despide del sueño del ascenso directo: Coruña le saca dos victorias y Burgos y Tizona, una. Aunque más que por los resultados -matemáticamente las opciones sí que siguen- por las sensaciones.
El Estu ya no es el que era a principios de temporada. Más que por la falta de acierto desde el perímetro o por la falta de consistencia defensiva que parece mostrar sobre todo durante el último mes y medio, por la desconexión mental en la que parece haberse sumido el equipo. Y esta, a tenor de los objetivos, es el mayor reto que tiene ahora Pedro Rivero de cara al final de temporada y a un hipotético playoff en el que el Estu se la juega. Recuperar la confianza es clave. Y la necesidad de hacerlo cuanto antes apremia. Este domingo el Tau Castelló visita Madrid y no pueden permitirse sumar la tercera derrota consecutiva.
Una solución de talla internacional
Para solucionar sus problemas en las zonas y en el tiro, el conjunto colegial no ha tardado en acudir al mercado y acaba de anunciar el fichaje de Francisco Caffaro. El pívot de 2,06 es internacional argentino y ha firmado hasta final de temporada. Procede del baloncesto universitario estadounidense tras disputar la temporada 2023-24 conla Universidad de Santa Clara en California, equipo que disputa la División I de la NCAA. Previamente, jugó cuatro años en la Universidad de Virginia.
Para Pedro Rivero, técnico estudiantil, Cáffaro es: "un cinco con capacidad física y mucha presencia. Nos ayudará a cambiar tiros. Además, tiene capacidad para hacer roll y ser contundente cerca del aro."