Nacho Azofra, el emblema de Estudiantes que nunca estuvo cerca del eterno rival: "Los que se sentaban a mi lado, se iban al Madrid"
El carismático jugador del conjunto colegial pasa revista a su carrera como uno de los mejores bases del baloncesto nacional.
![Nacho Azofra marca jugada a sus compañeros de Estudiantes./Ignacio Gil](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202501/18/media/cortadas/azofra-RiWAKNj4gfL8VbHFVCHV2UK-1200x648@Relevo.jpg)
Ignacio Azofra de la Cuesta (Madrid,1969), o 'Nacho-cho, Nacho-cho' como le conocía una Demencia que le adoraba, forma parte del Estudiantes y del Ramiro de Maeztu. Pocos jugadores en la historia del conjunto colegial han formado una simbiosis tan perfecta como la que el base consiguió con un club que lleva debajo de la piel. Forma parte de su ADN del mismo modo que sus cromosomas impregnan las canchas del Magariños y la camiseta de un club que busca recuperar su sitio natural en el baloncesto español.
Un equipo que alcanzó su cenit con Azofra a los mandos, con la conquista de una Copa del Rey y alcanzó una final de la ACB. Y a los mandos, un base puro talento e imaginación, con ciertas gotas de locura en su juego y poco amigo de moldes. Ingredientes con los que se convirtió en el símbolo de un club que no se puede imaginar sin él.
¿Qué hace ahora mismo Nacho Azofra?
Pues ahora mismo no estoy haciendo nada.
¿Vida contemplativa?
Vida contemplativa, sí. Se me da bien. No te creas que me agobia mucho la vida contemplativa.
Tranquilidad frente a las revoluciones que transmitías en la cancha. Un hábitat que se convirtió en natural para tí. ¿Cómo empiezas en el baloncesto?
Por una razón muy sencilla. Fui estudiante del Ramiro de Maeztu. Además me venían los colores también de casa, porque mi padre también había estudiado allí. Entonces era aficionado del Estudiantes desde pequeño, desde antes de ir al Ramiro.
Luego, además, era un chaval fibroso y me gustaba el deporte, cualquier deporte, pero allí, obviamente, el que mandaba era el baloncesto. Y así te vas metiendo, como tantos otros.
Pero tú no fuiste otro más. ¿Cómo recuerdas esa primera etapa en las canchas de infantil del Ramiro, en La Nevera?
Era un niño feliz jugando con sus compañeros. Y era algo continuo. Estábamos jugando al baloncesto continuamente. Todo el día. Aquello estaba lleno de canastas y los chicos estábamos jugando todo el día, más que al fútbol. Estábamos todo el rato, en el recreo, en las tres horas que teníamos durante la comida… Era jugar, jugar y jugar.
Y después era jugar con los equipos de mini, que los llevaban jugadores del juvenil o del junior con los que todavía tenemos contacto. Por lo tanto era todo el rato jugando. Continuamente. Todo el rato con el botecito del balón. Era el soniquete de cada día, 'tacatá, tacatá'.
¿También en casa?
Incluso en casa. Pero en casa, bueno, algún lío tuve con mis padres.
¿Alguna vez te llevaste alguna regañina de tus padres por estar todo el rato botando?
Sí, prácticamente a diario.
"Mis padres me regañaban prácticamente a diario por estar todo el día botando"
¿Tú también diste ese paso al banquillo cuando llegaste a juvenil? ¿Trabajaste con los más pequeños?
No. Yo no lo hice porque yo jugaba, jugaba y jugaba, pero la gran mayoría de los entrenadores que había y que luego se quedaron de entrenadores, te pongo el ejemplo de Pepu Hernández, eran jugadores que llegan a un momento, van creciendo y bueno, se van quedando un poquito con el camino con respecto a sus compañeros. Entonces les proponen, supongo que se ve ya de forma natural los jugadores que les apetece entrenar o que pueden tener cualidades para ello. Así surgieron muchos entrenadores, pero antes al menos en Estudiantes, muchos habían sido jugadores.
![Azofra en un partido contra Jasikevicius. Efe](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202501/18/media/cortadas/noacho-azofra-U52232514531tsG-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
En toda esa trayectoria en categorías inferiores, ¿en algún momento empiezas a pensar que tienes talento y que te puedes dedicar a esto?
No, no tenía una mente tan fría a esa edad. Lo que sí tienes es una intuición y era muy competidor y tú sigues para adelante. Aparte, en esos tiempos el proceso no era tan profesional como ahora. Justo yo llegué a profesionales cuando se dio un poquito del salto a empezar a considerarse profesional y a pagarse un poco más. Pero hasta entonces, profesionales, profesionales, apenas había, pero los sueldos eran muy bajos.
Profesionales que realmente ganasen dinero estaban Real Madrid y Barcelona y algún equipo a lo mejor más y luego algún jugador suelto por equipo, ¿no? Pero no se pagaba lo que se pagaba poco después. Entonces la gente, a veces, tenía incluso otros trabajos.
Justo cuando llegó yo se da el cambio, pero no por eso te estoy diciendo que a lo mejor me plantease o no ser profesional. ¡Si no tenía ni idea de lo que se cobraba! A mi lo que me gustaba era competir y el paso fue como una condición natural, como también lo habías visto en otros jugadores del Estudiantes que habían ascendido desde juveniles al primer equipo pues uno consideraba, erróneamente, ¿no?, que eso era lo normal y lo natural. Pero no era tan fácil como eso y no lo pensabas. En mi caso salió sin darme cuenta, yo ya estaba metido en el ajo, digamos.
Esa pasión por el juego y esa competitividad que tenías te va haciendo más fácil la transición para llegar al primer equipo.
Sí, por supuesto. Ten en cuenta que yo ya iba a entrenar a veces con el primer equipo desde mi último año de juvenil. Y luego, ya en el segundo año junior ya iba bastante. Entonces eso es un periodo de adaptación muy importante porque el ritmo no es lo mismo. El Estudiantes, el equipo ACB me refiero, además en esa época era muy competitivo en ese momento, un equipo muy fuerte y los entrenamientos eran duros. Yo ahí experimenté bastante cambio en la intensidad y en el físico.
El talento está ahí, pero bueno, el talento sin trabajo y sin adaptación, no sirve de mucho. Te ayuda, pero no es todo, ni mucho menos.Yo tuve un periodo de adaptación, era competitivo y supongo que, no lo recuerdo ahora, pasaría a mis malas tardes también porque era muy exigente.
Sí es verdad que entrenaba con el ACB y con el junior, con lo cual doblaba. Eran tardes enteras pasadas en el Ramiro. Llegabas a las 5 de la tarde y te ibas a las 21:30 de la noche pero bueno, me encantaba. Salió bien. Y como yo, todos mis compañeros como los hermanos Martínez, Gonzalo y Pablo, Paco García, los hermanos Reyes… todos los que han salido han tenido que hacer eso que te estoy hablando.
¿Cómo recuerdas el salto definitivo al primer equipo?
Con mucha ilusión. Yo entrenaba, pero no jugaba. Jugaba más Alberto Herrero, sí tenía más minutos. Me acuerdo una vez que jugamos un partido con la Olimpia de Ljubljana y que se había lesionado Vicente Gil. Teníamos que remontar no sé cuántos puntos. Al final jugué y remontamos. Digamos que eso fue una entrada por la puerta grande en ese aspecto.
Pero claro, es lo que le digo yo también a la gente joven que está ahí, esto no es una cosa de un día, esto es una carrera de fondo. A los tres días teníamos otro partido y no sirve de nada jugar si en el siguiente partido y en los entrenamientos no estás otra vez en el ajo, si no estás ahí metido y concentrado. Esos partidos sirvieron para dar confianza al entrenador y demostrar que yo podía valer como opción para estar en el primer equipo.
Primeros partidos que disputas en casa, en el Magariños, antes de cambiar al antiguo Palacio de los Deportes.¿Cómo fue la mudanza?
El cambio fue brutal, imagínate. El Magariños es un campo muy pequeño y el paso yo creo que asustaba un poco, a lo mejor, a los directivos, pero nosotros estábamos encantados porque teníamos una afición que era bastante fiel. No llenábamos al principio porque claro, el paso fue brutal, pero fue un paso necesario.
El Magariños, ya si vas hoy en día… A veces lo comentamos cuando vamos a ver los partidos de las chicas o vamos a ver el partido del EBA o del Junior que decíamos 'aquí jugábamos y metíamos a no sé cuántos. Menuda olla a presión'. Pero claro, no daba para más si el club quería crecer y eso pasaba también por crecer el número de aficionados.
Paco Garrido es quien te hace debutar, pero es Miguel Ángel Martín con el que te asientas. ¿Cómo era tu relación con 'El Cura'?
Miguel y yo nos teníamos mucho cariño. La relación a veces era tensa, pero buena. Él era muy exigente y yo era un jugador también un poco... estaba en fase de aprendizaje también y cometía muchos errores. Entonces, bueno, con Miguel tuve mis más y mis menos, pero en el buen aspecto. Quiero decir, teníamos a veces nuestros roces, pero siempre con mucho cariño.
Siempre recuerdo esos momentos, no con nostalgia, pero con mucho, no sé, le tengo muchísimo cariño a Miguel y fue, yo creo, un cambio estupendo. Miguel no era un entrenador técnico pero dominaba muy bien al grupo y era un hombre muy intuitivo. Con el equipo que tuvimos Miguel lo supo llevar perfectamente y Pepu estaba de entrenador ayudante y jugamos al baloncesto lo mejor que pudimos. Jugamos un baloncesto muy bueno esos años.
"Con el equipo que tuvimos Miguel lo supo llevar perfectamente y Pepu estaba de entrenador ayudante y jugamos al baloncesto lo mejor que pudimos. Jugamos un baloncesto muy bueno esos años"
Dices que Miguel Ángel era un entrenador que no era muy técnico. ¿Eso te podía beneficiar tú que eras un tipo imprevisible y que seguramente lo más característico era tu creatividad?
Sí. Él se apoyaba, dejaba muchas cosas, cuestiones técnicas, tácticas y a veces Pepu era también el que tomaba decisiones. Miguel dominaba muy bien el carácter del grupo, los ritmos y la exigencia. Los entrenamientos eran realmente muy duros, había mucha competición, que yo creo que es lo ideal para que un equipo mejore. Tiene que haber mucha competición entre los jugadores dentro y una competición muy sana.
Rickie Winslow nos dio un plus muy importante porque le gustaba mucho entrenar y nos sometió a todos. Nos subió el nivel físico a todos los que estábamos ahí y era una cosa que necesitábamos para poder enfrentarnos con equipos físicamente más fuertes que nosotros.
Todos los entrenadores tienen sus partes fuertes y otras en que no son tan buenos, por lo que es importante hacer un buen equipo, porque es imposible que un entrenador controle todo lo que pasa en la semana y todo lo que pasa en partido. Necesitas hacer un buen equipo y para eso tienes que rodearte de gente que sepa hacer mejor que tú lo que tú sabes que a lo mejor tienes más lagunas. Lo importante también es un entrenador que sabe llevar el grupo, porque es la voz que suena, la voz cantante y la voz que va a mandar al final. Pero en lo demás, rodearte de un buen equipo. Y eso es lo que yo creo que hizo muy bien Miguel.
Hablabas ahora de Winslow y te quería preguntar por la pareja que hacía con Pinone.
Antes estaba David Russell, pero su juego y era un jugadorazo, era un poco más antiguo. Rickie nos trajo un soplo de aire fresco en un baloncesto más moderno por su forma de juego. Obviamente David Russell era un jugador que físicamente era muy superior a los que a lo que había en la liga, pero Ricky nos trajo la velocidad, competía muy bien y eso es lo que me llamó la atención. Le gustaba mucho entrenar y competir. Era muy juguetón en los entrenamientos y además, se dio la simbiosis muy buena con un jugador ya veterano que tenía el baloncesto en la cabeza, un jugadorazo como John Pinone, que era muy competitivo, muy ganador, un jugador muy completo, que conocía la liga perfectamente, hablaba español perfectamente y manejaba a los americanos que venían al equipo perfectamente, los integraba, en cuestión de días. En el juego eran perfectos.
Luego se juntó con Orenga, con gente española de calidad que estaban ahí y los jóvenes que estábamos, como Alberto Herreros. Se logró hacer un equipo bueno. Otra cosa es jugar bien al baloncesto y yo creo que lo conseguimos. John lo tenía en la cabeza, físicamente ya no estaba, pero es que tenía el baloncesto en la cabeza. Cuando un tipo tiene el baloncesto en la cabeza y juega tan bien a esto, puede aguantar tiempo jugando.
![Rickie Winslow, jugador de](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202501/18/media/cortadas/Winslow-U15562650540RKK-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
¿Tanto dolían sus zarpazos? ¿Era tan duro?
Sí. El zarpazo lo empezaba a dar él y luego terminamos dándolos todos. Es una moda que nos trajo él a Estudiantes. Te metías con el balón en la zona y había un zarpazo seguro, ya fuera de John o de cualquiera. Pero es que John él sabía dar el zarpazo, aunque estuviese lejos parecía que no, pero llegaba. Era un hombre fuerte de arriba. No te ibas como habías venido a casa del entrenamiento, te ibas con dolores. Cuando te pillaba la mano o te pillaba el brazo…
Y en medio de ese equipo un base que era pura improvisación. “El más listo de la clase”.
No, el más listo, no. Tampoco el más tonto, que ya me conformo con eso.
Con todos esos mimbres, los dos extranjeros, los jóvenes como Herreros, César Arranz y tú, llega el año 92 que es un año mágico para Estudiantes, empezando por la Copa del Rey en la que terminas siendo protagonista aunque en principio no ibas a jugar.
No iba a jugar porque tenía una luxación en el codo, me lo habían dado la vuelta. Yo estaba como loco por jugar. Me vendaron porque yo lo que no podía era estirar el brazo y me vendaron para limitar ese movimiento. Y al final salió bien, porque pudo salir muy mal, ¿eh?
La situación estaba atascada, difícil. Estábamos igual los dos equipos y en la final Miguel me preguntó si podía jugar y yo le dije que sí. Y salió bien. Lo importante fue, obviamente ganar la final, pero la clave fue el anterior, donde Pablo Martínez y Juan Aisa hicieron que ganásemos a todo un equipo como el Real Madrid y ganamos al Joventut, que fue luego finalista en Europa, en el 92. Fue una Copa del Rey de muchísimo mérito.
Vosotros no sois finalistas de Euroliga, pero casi. Os metéis en la Final Four y os vais 'a Estambul, chimpún, a Estambul chimpún'.
Fue una fiesta del club, de aficionados, directivos, jugadores. Fue una fiesta total y así la vivimos. Íbamos a competir, pero no a ganar. O al menos así lo vi yo. Desde que nos clasificamos hasta que fuimos para allá fue una fiesta, continuamente.
Nosotros los jugadores estábamos en un hotel concentrado y no nos enteramos mucho. Pero cuando te reúnes con cualquiera,en cualquier charla que te estás tomando una caña por ahí con los antiguos aficionados, sale el tema de Estambul, siempre. Lo pasaron muy bien. Vamos, todavía sale. Han pasado años y todavía sale.
"Con Pinone no te ibas del entrenamiento como habías venido de casa, te ibas con dolores. Cuando te pillaba la mano o el brazo..."
La semana pasada recordaba Pepu aquí como Forges ayudó a la Demencia con ese viaje.
Forges era del Ramiro y de Estudiantes y colaboró. Hizo bastantes viñetas y pegatinas para esa ocasión.
Hablando de la Demencia, ¿sigue siendo Nacho Azofra su gran ídolo?
Hay varios. Por mi historial y de dónde vengo siempre nos hemos sentido bastante identificados, pero ya ha pasado tiempo.
Acaba el 92, sigues una temporada más y, de repente, de forma sorprendente, te vas al Caja San Fernando. ¿Te dolió salir de casa?
Al principio, cuando lo piensas duele, pero luego ya no tanto. Fue muy largo todo. Mostró interés por mi en Caja San Fernando, con Estudiantes no llegaba a un acuerdo y fue una negociación muy complicada. No llegaba un acuerdo con el Estu, apareció Caja San Fernando, y justo en el momento en que aparece Caja San Fernando, pues me lo empiezo a cuestionar. El Caja tenía un equipo muy bueno y me gustaba la idea también de, aunque uno obviamente sienta los colores, irme, sentí siempre la curiosidad de irme a jugar por ahí. Y apareció el equipo sevillano apareció y al principio preferí esperar un poco a Estudiantes, pero luego ya pasadas un par de semanas ya me lo tomé bastante más en serio y decidí. Incluso estudiante a última hora lo volvió a intentar, pero ya había decidido, me había comprometido y me apetecía.
¿Cómo fue ese primer partido contra Estudiantes, en Madrid, con la camiseta del Caja?
Ese partido fue difícil, claro. Fui muy bien recibido, pero fue difícil para mí al principio. Luego es verdad que se echa la bola arriba y ya estás compitiendo. Fue difícil porque hombre has vestido esos colores, ves todas las caras conocidas y vas a jugar contra ellos es complicado. Pero vas mentalizado y vas a ganar. En cuanto echen el balón arriba, a morde, se acabó.
Fuiste bien recibido por ser quien eras y porque la camiseta que llevabas era la del Caja San Fernando, porque algunos de tus compañeros como Antunez o Herreros se fueron al Real Madrid. ¿Cómo viviste esos movimientos?
De forma muy natural. Eso era una historia vieja de irse al equipo de la acera de enfrente. Nada más. A veces lo pasabas mal porque tu compañero o tu amigo lo pasaba mal. Pero luego en el partido, a morder y si tenías que decirle algo, se le decía. No pasa nada.
¿Es cierta la leyenda que dice que los que se sentaban a tu lado se iban al Madrid?
Todos, todos los que se sentaban a mi lado hasta que se sentó Andrés Miso. Le dije: "Mira Andrés tú lo vas a romper. No sé si te va a fichar el Madrid". Él se reía. Yo le decía: "Aquí se ha sentado Orenga, Antunez, Alberto Herreros, Alfonso Reyes… y todos esos acabaron en el Madrid".
¿Tú en algún momento tuviste alguna oferta al Madrid o te pensaste ir al Madrid?
No.
En 1995 vuelves a Estudiantes y ya te quedas otras 11 temporadas con Pepu como entrenador, una segunda Copa del Rey y una nueva generación, primero con Carlos Jiménez, y luego con Felipe Reyes. ¿Cómo vives tú toda esta segunda etapa?
En esa segunda etapa se produce el cambio de posesión del balón de 30 a 24 segundos y hace que el baloncesto se acelere, que se trate a jugar mucho más rápido. Si yo ahora veo los partidos de cuando jugábamos con 30 segundos, me entra la risa. Es que claro, intentábamos correr el contraataque, pero si no había, a botar el balón. La gente llegaba andando, íbamos andando. No tiene nada que ver. Entonces el baloncesto era distinto, se corría mucho más, sobre todo la gente alta a la que se la exige correr. Es otro juego completamente distinto.
Estudiantes seguía sacando gente como Carlos Jiménez, Los Reyes, Alfonso primero y luego Felipe, Gonzalo Martínez… gente de mucha calidad. Entrenábamos a bastante nivel y éramos bastante exigentes y así se eleva el tono. Y luego si das con un buen par de americanos, que se dio con ellos, los distintos que hemos tenido, pues te metes en la dinámica y competimos muy bien esos años. Fueron bastante buenos.
"Si yo ahora veo los partidos de cuando jugábamos con 30 segundos, me entra la risa"
Competís hasta el punto de ganar otra Copa del Rey y llegáis a una final de la ACB contra el Barça ¿Cómo era ese vestuario, ese grupo humano?
El vestuario ya estaba bastante estructurado. Había cambios en el equipo, pero no muchos. Entonces ya nos conocíamos mucho, nos llevábamos muy bien todos. Eso hace que cuando viene alguien nuevo, si venía con dudas enseguida se le quitaban. Cuando cambias a ocho-nueve jugadores es todo más difícil. Aquí venían a tiro hecho. Estudiantes era un sitio donde la gente quería ir a jugar. Lo difícil muchas veces es cuando uno lleva mucho tiempo en el mismo equipo, plantearte otras formas de trabajo, porque si no repetir siempre lo mismo y con el mismo entrenador, es difícil a veces. Era importante también exigirte otras cosas. También lo que te digo, cuando se ganar todos decimos que el ambiente era muy bueno, claro, cuando se pierde las cosas pueden salir mal y el ambiente a lo mejor se enrarece un poquito. A veces uno tiende a echar la culpa al que tiene al lado en vez de mirarte a ti mismo y tal. Pero bueno, afortunadamente yo eso lo he visto muy pocas veces.
En esos años de Estudiantes vas con la Selección, pero no tienes un gran peso en el equipo nacional.
Yo creo que yo era un jugador que no era fácil para la Selección. Por mi forma de juego y personalidad quizás, no me he sentido nunca cómodo en la Selección, pero no por culpa de los entrenadores o mis compañeros. Es todo lo contrario, ha sido al revés. Ellos me han acogido bien y ha estado bien. No sé, las concentraciones eran muy largas para mí. No me he metido yo dentro de la Selección, pero es verdad que hice buenos partidos.
Como en el 93 en el Eurobasket de Alemania, a pesar de fallar dos tiros libres decisivos.
Me hicieron dos faltas seguidas y fallé los 1+1. Pero incluso con esos 1+1 en ese campeonato jugué bien, yo creo. Yo tengo ese recuerdo en la cabeza y si estaba en la cancha en los minutos finales era por algo fue bien algo. ¿La Selección? Sí, podría haber tenido algún momento más, pero bueno, no lo he pensado nunca, tampoco tengo una espina clavada ahí.
"Por mi forma de juego y personalidad quizás, no me he sentido nunca cómodo en la Selección"
Luego sorprendes con tu marcha a Bilbao Basket y disputas allí tu último partido cuando todos dábamos por hecho que sería en Estudiantes. ¿Tienes una espina clavada con eso de no haber terminado tu carrera en el Estu?
Al revés, al revés. Yo lo quería hacer así.
¿En serio?
Yo quería hacerlo así. Yo lo que quería era poner tierra de por medio. Empecé en silencio y me gusta irme en silencio. Tú fíjate, siempre ha habido problemas con jugadores que llevan en el mismo club toda la vida, sobre si se jubilan, si le retira el club o se retira el jugador, esas cosas. Entonces yo lo tenía muy claro, yo quería elegir cuándo dejarlo. Habíamos hecho un año anterior muy bueno, pero había sido duro para mí porque cuando vino Pedro Martínez la exigencia de entrenamiento, físicamente ya me estaba costando. Todavía tenía baloncesto, pero el tipo de entrenamiento de Pedro iba a ser muy complicado. Yo ya eso lo intuí enseguida y quería jugar un año o dos más, lo que fuese, ya ir año a año.
Tuve la suerte que surgió Bilbao, que es un sitio que que tenía un buen equipo también y es verdad que luego ya, visto con tiempo, lo que lo que necesitaban era un base. Estaba solo Javi Salgado. Llegué allí, me acogieron estupendamente y fue un año muy bueno, porque llegué y éramos, no sé últimos o penúltimos, pero simplemente necesitaban un base para poner la bola y creo que acabamos décimos. Fue una experiencia buenísima. Dicho esto yo quería irme, tener otra experiencia y competir con otro equipo y tuve suerte que fuera Bilbao.
![Azofra en un partido contra el Estudiantes con el Bilbao Basket. Efe](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202501/18/media/cortadas/azofra-nacho-U30252362842ErG-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
Luego vuelves a Estudiantes, pero ya lejos de la cancha. Primero en el cuerpo técnico y luego como director deportivo. Una etapa sin botar el balón y muy condicionada por el tema económico.
Fue una etapa muy dura, porque cuando yo llego hay una lucha de poder, pero el trasfondo es que hay que pagar una deuda de hacienda y entramos enseguida en concurso de acreedores, El club estaba intervenido en ese aspecto y hasta hoy están devolviendo dinero. Yo creo que ahora las cuentas están bastante mejor, todo el club está muchísimo mejor, pero en esa época tuvimos muchos problemas de pagos con los jugadores, con los trabajadores, y fueron años muy difíciles. Estudiantes siempre tenían que estar en playoff, y entonces se consideraba todo un fracaso, pero es que no había mucho dinero para hacer el equipo. Estudiantes empezaban a tener fama de mal pagador, era más difícil fichar y cualquier crisis era elevada al cuadrado, cuando no tenía por qué ser por tipo de juego además, porque claro, es difícil exigir a un jugador que no cobra. Fueron años que recuerdo que cada día era muy largo. El día a día era muy largo. Fue muy complicado.
¿Esa fase te lleva a desencantarse un poco con el baloncesto y a apartarte?
Quiero disfrutar del baloncesto de otra manera. A mi por ejemplo de las experiencias como director deportivo y entrenador me gustó más entrenar, cuando estuve con Mariano de Pablo y luego con Perasovic. Me gustó más entrenar y me gusta más la competición en el día a día. Ser director deportivo me gustó menos, porque yo echo de menos el día a día. El director deportivo, obviamente, tiene mucho ganado si haces un buen equipo y haces mucho trabajo, pero luego no estás en la competición . No es tanto mi puesto natural, me gustaba más entrenar.
Dicho esto, eso es una parte de la vida. hay muchas más cosas. Que no haga nada ahora ya profesionalmente no quiere decir que no haga nada, hago bastantes cosas, soy bastante inquieto y hay muchas más cosas que el baloncesto. Soy curioso y me gustan muchas cosas. ¿Echo de menos la cancha? Bueno, en algún momento, pero no tengo mucho tiempo tampoco.
¿Asciende estudiantes esta temporada?
Pues yo espero que sí. Tiene un buen equipo. Perdió el otro día con Burgos, que me gustó mucho. Queda mucha liga y para la opción de ser primero, van a estar ahí o si no, en el playoff. Yo creo que este año Estudiantes tienen muy buen equipo, está bien armado, pero eso no asegura nada.