Cuando el Atleti llegó al baloncesto y se permitió tutear al Real Madrid
El fallido proyecto apenas duró una temporada en ACB, pero llegó hasta los cuartos de final en liga y se clasificó para Europa.
El aficionado al deporte, cuando piensa en un Atlético-Real Madrid, lo hace con Fernando Torres, Raúl, Griezmann o Vinicius en la cabeza. No obstante, sobre el césped se han enfrentado en 294 ocasiones, así que es lo normal. Pero hubo un tiempo, o más bien una temporada, en la que el derbi de Madrid también se produjo sobre una cancha de baloncesto. Fue en la campaña 1990-1991. Pero ya llegaremos a eso.
Para empezar a hablar sobre la incursión del equipo rojiblanco en el mundo de la canasta hay que viajar por primera vez a 1922, cuando el doctor Ángel Cabrera importó el baloncesto desde Argentina y creó el primer equipo de baloncesto del club rojiblanco, por aquel entonces denominado Athletic Club de Madrid. Fue una aventura efímera que apenas duró una temporada… como en todos los intentos posteriores.
Una década más tarde, Rafael González Iglesias, presidente del equipo madrileño, decidió dar una nueva oportunidad al baloncesto. Así, el 28 de octubre de 1932 los colchoneros se enfrentaron por primera vez al Real Madrid en un choque igualado que terminó reflejando un 40-42 para los madridistas. Parecía que el proyecto despegaba. Sin embargo, unos meses más tarde el Atleti cerró la sección tras quedar últimos en el Campeonato Regional.
Hubo otros dos intentos que apenas duraron un año (1952 y 1983) y el baloncesto rojiblanco parecía abocado al olvido. Hasta que llegó él. Jesús Gil accedió a la presidencia del Atlético de Madrid en 1987 y pronto vio el potencial del baloncesto como otra posible fuente de negocio para el club rojiblanco y una forma más de expandir su marca fuera del fútbol.
Apenas dos años después de llegar a la presidencia, el empresario soriano decidió que era el momento perfecto para intentar construir un gran proyecto en el mundo del baloncesto. Era 1989 y el CB Oviedo sufría problemas económicos que le dejaban al borde de la desaparición. Ahí fue donde apareció Jesús Gil, que compró la plaza del equipo asturiano para intentar el ascenso a la ACB desde la segunda categoría del baloncesto nacional.
"Te diría que Jesús Gil fue una persona que siempre nos trató con muchísimo cariño". Quien habla es Chus Bueno, exvicepresidente de operaciones de la NBA en Europa y que jugó esa primera temporada con la camiseta rojiblanca. "Tengo muy buenos recuerdos de aquella época, donde él intentaba entender de baloncesto, cómo se crea un equipo, cómo se juega y qué necesitaba el baloncesto. Era un hombre que nos preguntaba y que siempre nos trataba con muchísimo cariño".
"Jesús Gil intentaba entender de baloncesto, cómo se crea un equipo, cómo se juega y qué necesitaba el baloncesto"
Exjugador de baloncestoDesde el polideportivo de Arganzuela, el equipo rojiblanco en el que había nombres con pedigrí como Quino Salvo, Jeff Chatman o Paco Velasco, no sólo no consiguió el ascenso a Primera sino que terminó descendiendo tras perder la categoría en un playoff ante el Gijón Baloncesto. La primera incursión de Gil en el mundo del baloncesto parecía destinada a correr la misma suerte que los anteriores intentos y que apenas iba a durar una temporada.
Pero en esta ocasión la suerte se alió con los rojiblancos. La fortuna que le faltó al Collado Villalba, un equipo con tradición en la máxima categoría del baloncesto español. El conjunto madrileño perdía a su principal patrocinador (BBV) y las conexiones empresariales de Gil en la zona le llevaron a fusionar ambas entidades para alumbrar el Atlético de Madrid-Villalba, equipo que en la temporada 1990-1991 iba a estar en la máxima categoría del baloncesto español.
Gil lo había conseguido. Con sede en el Pabellón Municipal de Villalba, el presidente rojiblanco no dudó en tirar de talonario para confeccionar un equipo de garantías y que pudiera aspirar a todo desde un primer momento. Le dio las riendas a un mito del madridismo como Clifford Luyk y sobre la base nacional que ya había en el equipo serrano (Ruiz Paz, Antón Soler, Ion Rementería…) añadió a Javier García Coll y dos americanos de renombre como eran Shelton Jones y, sobre todo, Walter Berry.
Con estos mimbres el equipo comenzó a trabajar en pretemporada y todo parecía funcionar a la perfección. Hasta se ganó al Real Madrid en el Torneo de la Comunidad por 77-61. "Esos partidos eran increíbles", recuerda Shelton Jones en conversación con Relevo. "Incluso les ganamos en una ocasión. Fue genial porque pude sentir esa rivalidad que hay entre los dos equipos. Me encantaba".
A pesar de los buenos resultados en pretemporada y de las exhibiciones de Jones en los primeros partidos (33 puntos y 11 rebotes de media en los tres primeros encuentros), la lesión de su compatriota lastró al equipo en esos primeros tres encuentros. En el cuarto, Walter Berry reapareció para firmar uno de los partidos más memorables de la historia de la ACB: 52 puntos y 15 rebotes ante un Real Madrid que se llevó una sufrida victoria de Villalba frente a un equipo que comenzaba a despertar.
La irrupción de Berry eclipsó a Jones, que no se adaptó a un rol más secundario y que terminaría saliendo del equipo a mitad de temporada. También salió Luyk ("No creo que fuera el entrenador ideal para ese equipo", apuntaba Jones en la charla con Relevo) y se contrató a Tim Shea, que consiguió levantar el vuelo del equipo para terminar con un balance de 17 victorias y 17 derrotas. Números que sirvieron para clasificar al equipo para los playoffs, donde venció al Valvi Girona en octavos y perdió ante el Joventut (campeón a la postre) en cuartos. Un buen balance general que terminó con los colchoneros consiguiendo un billete para disputar competición europea la siguiente temporada.
Todo parecía ir sobre ruedas y nada anticipaba la tormenta que vendría días después de terminar la temporada. Los continuos encontronazos entre Jesús Gil y el Ayuntamiento de Villalba (denunció al consistorio por daños por valor de 2,4 millones de euros) le llevaron a enfrentarse a una moción de censura por parte de los socios serranos en una Asamblea a la que no acudió. Es más, convocó la suya propia tras llevarse la sede social del club al Vicente Calderón.
Anulada por el magistrado De Diego Díez, Gil siguió adelante como presidente de un club que días antes había nombrado a Vicente Carretero como máximo mandatario. Dos presidentes para una sola entidad hasta que entró la Comunidad de Madrid dio el visto bueno a la moción de censura contra Gil y dejó a Carretero como dirigente único. El CB Villalba recuperaba su antigua denominación (desapareció el verano siguiente) y las rayas rojiblancas desaparecían de las canchas para siempre.