La "magia especial" de las mandarinas de Sergio Llull llega hasta la NBA

Hace un año, Sergio Llull acaparaba todas las portadas del baloncesto europeo. Otra de sus mandarinas, esas a las que tanto jugo es capaz de exprimir, hacía al Real Madrid campeón de Europa en Kaunas. Sin embargo, podría decirse perfectamente que aquel tiro al más puro estilo del de Mahón fue solo el inicio de su segunda juventud. Un renacer baloncestístico, sin perder su esencia, que el Real Madrid está disfrutando de lo lindo... y él también. Porque la realidad es que a sus 36 años Sergio Llull está firmando el que seguramente sea su mejor año del último lustro (su media de puntos en Liga Endesa esta temporada ha subido en 1,2 respecto a la pasada) Al menos en cuanto a influencia en el equipo se refiere. Y lo cierto es que estos playoffs de la Liga Endesa y, sobre todo, los dos duelos de semifinales en el WiZink Center ante el Barça son un claro ejemplo de ello. Tanto, que su hacer incluso ha cruzado el charco para encandilar en la NBA.

Aunque el traspié de la final de la Euroliga pesó a todos por igual en el equipo blanco, lo cierto es que el escolta está teniendo un final de temporada como pocos. Y es que si ya esta temporada había ido mostrando que estaba a un nivel excelso, la recta final de temporada, lejos de acarrearle desgaste, lo está rejuveneciendo aún más. "Los más veteranos intentamos cuidarnos un poco más que el resto para llegar en buenas condiciones y así ayudar al equipo en todo lo que podamos", reconocía hace poco más de una semana. Pero en su caso, esa ayuda se transforma en un clic en todos sus compañeros.

En el primer partido de semifinales ante el Barça, cuatro triples consecutivos suyos activaron el modo rodillo del Real Madrid para que tumbase al Barça y le endosase 19 puntos de diferencia. En el segundo, este viernes, su entrada a pista desde el banquillo cambió el sino del encuentro. Fue quien metió una marcha más, activó a sus compañeros, se empleó en defensa e incluso los asistió. Pero, además, metió ese mandarinazo, desde su casa, que levantó a todo el WiZink Center al ver cómo esa bola imposible entraba limpia sobre la bocina del final del tercer cuarto. Por algo es el rey de triples de Europa...

"Estoy contento. Intento siempre aportar cosas al equipo. Físicamente estoy bien y eso para mí es importante, para intentar ayudar en lo que el entrenador me pida", admitió el de Mahón tras la segunda victoria ante el Barça en la que sus números (18 puntos, 3/6 en tiros de dos, 3/7 en triples, 3/3 en tiros libres, un rebote y tres asistencias para firmar un 16 de valoración), aunque fueron buenos, se quedaron cortos a la hora de reflejar lo que supuso su aportación al equipo.

"Él puede hacer eso, tiene mucho talento para hacerlo. Tiene la frialdad y la calentura para hacerlo simultáneamente. Es un plus que nos da mucho. Para nosotros es un líder que vamos con él a donde sea, morimos con esa. Siempre ese tipo de acciones vienen de buenas defensas, con la emoción del partido, corriendo la cancha, agarrando bien el rebote y vienen esas acciones que ya de por sí son muy valientes y él ya nos tiene acostumbrados para esas cosas", decía en zona mixta su compañero Facundo Campazzo. Y es que el capitán es el ejemplo para el resto del vestuario.

"Es habitual para él, pero no es normal. Cuando hace estos tiros, sabemos que pueden entrar. Entran más que los que falla. Con la derecha, con la izquierda... Esto solo lo hace Curry", dijo por su parte Dzanan Musa en los micrófonos de Movistar+. Y es que no hay madridista que, como le ocurrió al WiZink Center con esa ovación tremenda que le hizo tras el triplazo del tercer cuarto, no se rinda a él. Pues hasta el propio Chus Mateo dijo que lo suyo es "magia".

"Por una parte no deja de alegrarnos a todos y de transmitir esa alegría y esa magia que él tiene, pero tampoco quiero decir que me sorprenda demasiado. Me estoy acostumbrando desde que conozco a Sergio Llull a que esto empieza a ser parte de lo normal. Él es un jugador con una magia especial y en esas ocasiones todos sabemos que le gusta tener el balón", explicó el técnico. Que también habló de lo que aporta en otras facetas: "Da gusto ver cómo se mantiene todavía para entrar en la pintura y acabar contra un pívot contra contacto, como ha hecho hoy, y sea capaz de tomar tiros con esa fiabilidad, que parecen que van a tocar el techo del WiZink y caen limpia en la canasta contraria. Y no una vez ni dos...".

"Es algo que está al alcance de algún privilegiado que lo contaría con los dedos de una mano", admitía Chus Mateo. Y lo cierto es que incluso Luka Doncic, desde el otro lado del charco y cuando sólo unas horas antes acababa de meter a los Dallas Mavericks en las finales por el anillo de la NBA, se rindió a los pies (o la muñeca, mejor dicho) del de Mahón. "Qué bueno eres, Sergio Llull", le posteó en X el base de los Mavs. A lo que el capitán blanco respondió con corazones.

Y es que si alguien ha demostrado que el talento no está reñido con la edad, ese es Llull. Porque a sus 36 años sigue haciendo de las suyas, abre la frutería cuando su equipo más lo necesita, y pone a bailar a cualquier rival que se le ponga por delante. Y eso, en época de escasez, supone un factor clave para los suyos. ¿Y lo mejor? Que todavía le queda cuerda para rato.