¡Un triple Feliz, de locura y desde 20 metros para poner en pie a Badalona!
Andres Feliz pone la magia en el Olimpic al firmar un triplazo sobre la bocina desde su campo y dar la victoria al Joventut.

Falta un minuto y un segundo y tu equipo va perdiendo de siete puntos (69-76). Hay tiempo de tratar de igualar el marcador, pero la concentración tiene que ser extrema. Acabas de volver tras varias jornadas en dique seco por lesión. La dirección de juego es tuya en el tiempo que queda. Y esos 61 segundos son un tira y afloja entre tu equipo y el rival sólo interrumpido por los tiempos muertos. Sabes a quién debes pasarle la bola en todo momento. Y a 4,6 segundos del final lográis poner las tablas en el marcador (78-78). La posesión es de ellos, tiran de dos, pero no entra. El partido se va a la prórroga cuando cazas el rebote, te la juegas desde tu campo... ¡Y TRIPLAZO SOBRE LA BOCINA! El Olimpic se pone en pie y la ovación es tremenda. No es para menos. Acabas de firmar la mejor victoria del año. Y eso te hace aún más 'Feliz' que tu apellido.
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— Liga Endesa (@ACBCOM) November 19, 2023
¡¡QUÉEEEEEE TREMENDA LOCURA!!
VAYA TRIPLE ACABA DE ENCHUFAR ANDRES FELIZ PARA LLEVARSE LA VICTORIA
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Así ha sido cómo Joventut Badalona ha logrado imponerse ante Surne Bilbao Basket en un partido duro, al que la Penya se enganchó en el último minuto y que cuando parecía que se iba a la prórroga apareció la magia del base dominicano, Andres Feliz. Un jugador hecho a sí mismo, con una dura infancia, que en Badalona ha encontrado su sitio y que este domingo bien se puede decir que se ha contagiado del espíritu de Sergio Llull. ¿O a caso no recuerdas aquella famosa mandarina que en el año 2016 el del Real Madrid enchufó en la Fonteta para darle la victoria a los blancos? Desde el mismo sitio, a unos 20 metros aproximadamente de la canasta rival, en la parte izquierda de la pista, desde su campo. Y sobre la bocina final.
Una locura de triple prácticamente impensable. De esos que hacen florecer la calidad, pero sobre todo la sangre fría para jugártela así y acabar, cómo no, con una sonrisa que borra todo lo demás. Lo que en el caso de Feliz bien puede ser todas estas jornadas en el dique seco por esa lesión que lo mantuvo al margen desde la quinta jornada de liga. Ese esguince en el tobillo izquierdo al que, sin duda, ha vencido con contundencia.
Porque si algo sabe bien hacer Andrés Feliz es dejar atrás las dificultades que le golpean. Porque la suya es (y siempre ha sido) una de esas historias donde la perseverancia vence a la desolación. Basta con recordar cómo fue su infancia. Nacido y criado en Guachupita, uno de los barrios más pobres y peligrosos de República Dominicana. Donde drogas, violencia y pobreza fue el combo alrededor del que creció y del que nunca quiso saber nada.
Él prefirió botar una pelota y buscarse la vida con ella. Una decisión que con los años le acabó llevando a Badalona y con la que ya se puede decir que ha metido su nombre en la historia de la Penya. Al menos, como aquel base que ante Bilbao, en la jornada dedicada a la infancia, le demostró a todos los niños -y también mayores- presentes que la magia existe con lo que quedará como un triple para la historia.