La indescifrable figura de Alina Iguapova, nueva jugadora de Valencia Basket
El conjunto taronja se hace con la alero ucraniana para terminar de reforzar la plantilla y confirmar su favoritismo de cara a los títulos nacionales.

Valencia Basket ha movido ficha en el mercado. El conjunto de Rubén Burgos, situado en lo más alto de la Liga Femenina Endesa pero con problemas en su grupo de Euroliga, terminó la cesión de María Eraunzetamurgil en Estudiantes y ha completado uno de los movimientos más potentes en el pasado reciente de la competición: Alina Iagupova. Dos refuerzos para suplir el adiós de Bec Allen y corroborar el favoritismo del cuadro taronja a nivel nacional.
Golpe sobre la mesa
A pesar de contar con un núcleo nacional de primer nivel y haber podido disfrutar de extranjeras con un caché alto, la firma de Alina Iagupova está por encima de todo lo visto desde el ascenso del club a la máxima categoría del baloncesto español. Tras rescindir su contrato con Çukurova días atrás, Valencia Basket se ha hecho con los servicios de una doble MVP de la Euroliga, competición que ganó con Fenerbahçe en 2023, en un periodo ideal de su trayectoria.
Nuevas caras a La Fonteta 🍊🧡 The former #EuroLeagueWomen MVP, Alina Iagupova joins @valenciabasket for the rest of the season! pic.twitter.com/yhbqZPQhTI
— EuroLeague Women (@EuroLeagueWomen) January 4, 2024
La ucraniana siempre ha sido un perfil tan único como codiciado, aunque su encaje no haya sido sencillo en múltiples ocasiones. Principalmente, en los primeros años de su trayectoria. Iagupova, asentada en Turquía desde 2017, ha combinado equipos de buen nivel con experiencias bastante exóticas propiciadas por motivos personales. Sus estancias en Fenerbahçe y Çukurova fueron precedidas por un breve paso por Villeneuve, así como etapas en Kazajistán, Bélgica o Ucrania. Este último, su país natal, en el que se formó y del que salió a los 22 años, relativamente tarde para la superioridad mostrada.
Su vida personal, con momentos duros durante su juventud, construyó una personalidad más cálida en distancias cortas, pero fría con el exterior. Una jugadora a la que cuesta descifrar. Humilde, trabajadora en la sombra. De las que hablan en muy contados momentos con la prensa a lo largo de su carrera. Su semblante, serio durante los partidos, varía en muy pocas ocasiones. Si uno le suma a eso su físico rocoso, de hierro, la figura de Alina Iagupova ha sido una de las más peculiares de la última década. No ya por nivel, que también, sino por el hermetismo que siempre la ha rodeado. Mejores o peores, pero no ha habido una jugadora como ella. Nunca.
Sin embargo, como suele ser habitual, no todo es exactamente como parece. Víctor Lapeña, entrenador de Iagupova durante su estancia en Fenerbahçe, así lo aseguraba a Gigantes del Basket al ser preguntado por el hecho de compartir equipo con la ucraniana: "Su imagen te puede llevar a pensar que entrenarla debe ser dificilísimo. Yo no sé las experiencias que han tenido otros entrenadores, pero para mí fue un aprendizaje. Es la jugadora que más duro entrena, es la que más trabajo te demanda, es la que te ayuda muchas veces".
Rebekah Gardner, otra de las recién llegadas a la Liga Femenina Endesa en enero, charló con The Athletic sobre la ucraniana hace menos de un año. Para ella, no había duda alguna: "Alina Iagupova es igual de buena o incluso mejor que muchas de las jugadoras WNBA contra las que he jugado". Meses después, Satou Sabally fue un paso más allá cuando Mark Schindler le preguntó, y aseguró que "es la LeBron James del basket femenino. Habría sido la MVP de la WNBA los últimos 5 años".
Esta opinión, quizá un poco exagerada en el caso de la alemana, está bastante extendida entre jugadoras y general managers de ambos continentes. Iagupova es el pack completo. Superior en lo físico, con un instinto anotador a la altura de las mejores del mundo y, cuando se compromete con el colectivo, inquebrantable en el 1x1. ¿Lo complicado? Preparar el terreno a su alrededor para que todo esto funcione y el equipo lo asuma. Porque esa superioridad roza el verso libre en ocasiones. Lidiar entre lo individual, lo colectivo y los equilibrios internos siempre es el gran reto con ella.
El gran deseo de la WNBA
Si bien es cierto que la WNBA no ha accedido del todo al mercado europeo, sí ha ido intentando hacerse con las piezas de mayor valor. Emma Meesseman, Marine Johannes, Ann Wauters, Sonja Petrovic, etc. Todas, antes o después, han ido aterrizando en la competición norteamericana. No obstante, en esa élite del Viejo Continente, hay dos figuras que siempre se han resistido a cruzar el charco: Alba Torrens y Alina Iagupova. La que ahora será la dupla de aleros de Valencia Basket.
La española, situada ya en una etapa muy avanzada de su trayectoria, fue drafteada por las Connecticut Sun en 2009 con el pick 36. Iagupova fue elegida cuatro años más tarde por las Sparks, quienes utilizaron su pick 34 en ella. A nivel interno, en Estados Unidos, es a menudo considerada como "la mejor jugadora que jamás ha pisado la WNBA". Y llegados a este punto, con 31 años, asentada en la élite europea y acostumbrada a grandes salarios, cuesta pensar que esto vaya a cambiar. Un punto muy a su favor en estos tiempos en los que las normas de priorización comienzan a ser un hándicap considerable para los clubes más grandes.