BALONCESTO

El 'Pau 16', la medalla rota y los amigos para siempre que ha dejado la Gigantes MiniCup

La primera edición del torneo deja huella en los jugadores, los entrenadores y los padres.

Familias, amigos y jugadores del Sabadell tras ganar el torneo. /GIGANTES MINICUP
Familias, amigos y jugadores del Sabadell tras ganar el torneo. GIGANTES MINICUP
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

El baloncesto no es sólo lo que se juega sobre el parqué. Es la ilusión del antes de un partido; la emoción durante el mismo; las alegrías; a veces también ese sabor amargo cuando algo no sale como uno espera. Pero, sobre todo, es el compartir y disfrutar junto a aquellos que tienen la misma pasión que tú. Y bastaba con darse una vuelta estos días por el pabellón San José de Guadalajara o Magariños de Madrid para comprobarlo. Allí, durante la Gigantes MiniCup se ha vivido baloncesto. Con todo lo que eso implica. Porque la experiencia y, como los protagonistas reconocían, la ilusión de haber conocido lo que ya van a ser "amigos" de distintos puntos del país y del mundo perdura para siempre.

Pau, jugador del Sabadell BQ, sobre la Gigantes Minicup.RELEVO

"He conocido mucha gente y me he hecho amigos de muchos jugadores de otros sitios", reconocía Bilal Bujalance, jugador del Sabadell, tras ganar el MVP del torneo... y el trofeo. Algo que compartía, precisamente, 'Pau 16'. Porque sí, también hubo uno, aunque algo más pequeño que la leyenda, que hizo de las suyas durante la final. "Me llamo Pau y mi 16 es por Pau Gasol, claro", decía entre risas el joven jugador del equipo catalán, que hablaba también de cómo habían congeniado con jugadores de otros equipos, más allá de la victoria.

"El torneo ha estado muy bien. No nos esperábamos ganar porque la Penya es un equipo muy grande y en Liga ya nos habíamos enfrentado contra ellos y perdimos. Pero con esfuerzo y con ganas hemos ganado. Con Gran Canaria y Tenerife hemos jugado y nos hemos muy amigos y hasta hemos quedado", explicaba este joven Pau. Y es que lo que han vivido estos tres días ha sido, sin duda, una experiencia inolvidable hasta para los padres.

"Ha sido espectacular, un torneo de dar un mensaje fuerte a los niños de que pueden. Han luchado, ha sido de unir a los niños y también a los padres", explicaba Albert, padre de Joel, uno de los bases del Sabadell que terminó por alzarse como campeón. Mientras que por su parte, Sandra, su mujer, hablaba de lo contentos que estaban todos los padres por lo vivido... ¡Incluso antes de saber que eran campeones!

Algunos padres del Sabadell BQ hablan con Relevo sobre la Gigantes Minicup.RELEVO

"Nosotros, y hablo por todos los padres, estamos muy contentos porque hemos visto un torneo muy chulo y lo más importante es que los niños se lo han pasado estupendamente. La idea de jugar con otros equipos y estar fuera de tu comunidad me parece espectacular, y así ellos se pueden conocer y vivir estas experiencias que para ellos es lo más porque aman el basket", explicaba esta.

La realidad es que bastaba con ver la ilusión con la que los pequeños alevines se relacionaban entre ellos. Dejando claro que lo importante iba más allá de ganar. "Hemos hecho un torneo bastante digno, con muy buen juego y nuestros jugadores han jugador bastante bien dentro de la gran calidad que hay en el torneo. La iniciativa ha sido bastante buena", explicaba por su parte Julio Guerrero, entrenador de la Pablo Laso Academy y de uno de los equipos del All Star que tuvo la Gigantes MiniCup. Mientras que el que fue su rival en el banquillo del otro equipo del All Star, Manuel Marco, entrenador del Buba Basketball búlgaro, explicó que "ha sido genial la experiencia porque los chicos han visto muchos equipos y muchos entrenadores diferentes entrenar y jugar a baloncesto y esperamos unirnos el año que viene de nuevo".

El entrenador del Sabadell BQ, Marc, atiente a Relevo.RELEVO

Porque lo cierto es que lo importante de este tipo de torneos, como explicó Marc, entrenador del Sabadell, era "la cohesión de grupo": "Al final lo hemos notado mucho en el bloque, porque han hecho mucha piña", explicaba.

Y esa cohesión se veía en todos y cada uno de los equipos. Daba igual que se hubieran alzado como campeones o no. Porque la ilusión, por ejemplo, de recibir una medalla por haber sido semifinalista, como se vio entre los jugadores del Gran Canaria o del Tenerife, fue extrema. Si no, que le pregunten a ese pobre chaval al que tras recibir su medalla de semifinalista se le cayó y acabó rompiéndose una parte. "Anda, jo, que se me ha roto...", exclamó el pequeño. Y lo cierto es que esa ilusión simplemente por haber estado es lo que realmente merece la pena.