Los 10 mejores jugadores de la historia del Barça Basket

El Barça Basket es uno de los dos grandes del baloncesto español, también uno de los equipos más importantes de Europa. Los azulgranas han logrado establecerse como toda una potencia del mundo de la canasta. Una historia que comenzó en 1926, cuando se creó la primera sección de baloncesto culé, pero que cogió tracción en la década de los 80 de la mano de Aíto García Reneses. Fue entonces cuando se potenció el equipo de baloncesto y se creó el germen del equipo que conocemos actualmente. También cuando comienzan a fraguarse las principales leyendas del club.

Antes, eso sí, quedó una época muy exitosa en los 40, en la que ganó seis Copas del Generalísimo (1943, 1945, 1946, 1947, 1949, 1950), pero que no tuvo continuidad en el tiempo. La historia y el prestigio del Barça Basket hace que por sus filas hayan pasado algunos de los mejores jugadores del baloncesto europeo de la historia. Es por ello que este ranking ha de comenzar con un pequeño disclaimer. La idea del artículo no es buscar al mejor jugador que ha vestido la camiseta azulgrana o aquel que consiguió más logros a lo largo de su carrera, sino los que más contribuyeron al éxito de la sección.

Esta aclaración es necesaria casi exclusivamente por un motivo: la ausencia de Pau Gasol. En menor medida también la de Ricky Rubio, o incluso la de Marc Gasol. El mayor de los hermanos Gasol es el mejor jugador de baloncesto español de la historia. Su inclusión en el Hall of Fame o la retirada de su camiseta por Los Ángeles Lakers ya lo dicen todo. Criado en la cantera del Barça, Pau ganó tres ligas ACB y una Copa del Rey con el conjunto culé. Sin embargo, solo fue protagonista principal en la temporada 2000/01, la de su explosión. Aquel año fue MVP tanto de la Copa como de la Liga, consiguiendo los dos títulos. Sin embargo, al término del curso se marchó a la NBA, donde desarrolló el grueso de su legendaria carrera. Con esto en mente, estos son los 10 mejores jugadores en la historia del Barça Basket:

Juan Carlos Navarro es la gran leyenda del Barça Basket. El jugador más importante de su historia. Criado en la cantera azulgrana, disputó toda su carrera, excepto una temporada que fue a probar suerte en la NBA, en el conjunto culé. Su palmarés es impresionante: 2 Euroligas, 1 Copa Korac, 8 Ligas ACB, 7 Copas del Rey y 5 Supercopas. Siendo el único que estuvo presente en las dos victorias azulgranas en la máxima competición europea. En el plano personal fue designado MVP en nueve ocasiones: 1 MVP Euroliga (2009), 1 MVP Final Four (2010), 1 MVP ACB (2006) , 3 MVP de la final ACB 2009, 2011, 2014) y 3 MVP Supercopa (2009, 2010, 2011).

Los récords de Navarro con el Barça son muchos y variados. Disputó un total de 1.139 encuentros con la camiseta azulgrana, en los que logró un total de 13.609 puntos. Como es lógico, el club azulgrana retiró su dorsal número 11 en 2019, que luce en lo alto del Palau Blaugrana. Más allá de los números, La Bomba fue un jugador mágico sobre el parquet. Puro talento. Pese a no ser un escolta de físico exuberante, fue capaz de imponerse en el uno contra uno a los mejores jugadores exteriores de su generación. Un baloncestista irrepetible, que además fue actor principal de la época más brillante del baloncesto español.

Epi jugó durante 19 temporadas en el Barça, casi siempre estando entre los mejores jugadores de Europa de su generación. Curiosamente, llegó al Palau Blaugrana de rebote, como parte del fichaje de su hermano mayor, Herminio, por el conjunto culé. Inicialmente en el club azulgrana no creían en él, e incluso le mandaron cedido al Colegio Alpe. Aquel movimiento fue determinante en su carrera, ya que dejó de jugar de pívot para iniciarse como alero. Lo hizo tan bien que en 1977 comenzó a aparecer con los mayores del equipo azulgrana y en 1979 se convirtió en jugador del primer equipo de pleno derecho. Justo a tiempo para el boom que iba a vivir la sección en la década de los 80.

De hecho, Epi fue la gran estrella del Barça que se convirtió en el equipo hegemónico del baloncesto español. Su palmarés lo dice todo: 7 Ligas ACB, 10 Copas del Rey, 2 Recopas de Europa, 1 Copa Korac y 1 Mundial de Clubes. Le quedó la espina de no ganar la Copa de Europa, aunque llegó a disputar tres finales de dicha competición. Epi era un alero tirador, una figura que se estaba inventando en aquella época. Hay que tener en cuenta que el triple se instauró en 1984. Sus números lo dicen todo: en 917 partidos oficiales logró un total de 15.417 puntos, lo que da una media de 17 tantos por encuentro. Como no podía ser de otra manera, en 1995 el Barça retiró su histórico dorsal número 15, que cuelga en lo alto del Palau.

Andrés Jiménez tiene su número 4 colgado en lo alto del Palau Blaugrana. Sus 12 años como jugador culé lo justifican. Nacido en Sevilla, su carrera está profundamente ligada a la figura de Aíto García Reneses. No en vano, con solo 15 años le fichó para el desaparecido Cotonificio Badalona. El técnico madrileño le llevó después al Joventut de Badalona y, finalmente, en 1986 al Barça. Para los estándares de la época se trató de un fichaje estrella: tres años de contrato por 100 millones de pesetas. El jugador mejor pagado de la ACB en aquel momento. Sin embargo, Jimix justificó la operación con su rendimiento.

Con el Barça, Andrés Jiménez ganó 1 Korac, 1 Supercopa de Europa, 7 Ligas, 4 Copas del Rey y 1 Supercopa de España. Se trataba de un jugador avanzado a su época. Con 2,05 de altura, comenzó su carrera como jugador interior. Sin embargo, gracias a sus fundamentos técnicos, terminó jugando como alero. Aquel cambio, que permitía al conjunto azulgrana con tres hombres altos al mismo tiempo, lo que en su momento se llamó el triple poste, está considerado uno de los principales motivos del dominio que tuvieron los azulgranas en la década de los 80. Años más tarde, la figura del alero alto se convirtió en moneda común.

Durante muchos años, Roberto Dueñas fue el techo del baloncesto español con sus 2,21 metros de altura. Cuando tenía 11 años fue diagnosticado de acromegalia, una alteración hormonal que puede derivar en gigantismo. Afortunadamente fue operado y pudo salir adelante. Empezó en el baloncesto muy tarde, con 16 años. Antes había jugado de portero o practicado natación. Jugaba en Móstoles pero vivía en Fuenlabrada. Un día, mientras esperaba el autobús, un miembro del Fuenla le vio y se interesó por él. Poco después le fichó para el equipo, aunque no duró mucho.

Cuando cumplió 18 años el Barça llamó a su puerta y Dueñas hizo las maletas. Debido a su poca experiencia, jugó un curso cedido en el Cornellá antes de unirse al primer equipo azulgrana. Allí se convirtió en leyenda. Rápidamente se hizo con el puesto de pívot titular en el primer equipo, así como uno de los jugadores más intimidades de la ACB. Con los culés ganó 1 Euroliga, 1 Copa Korac, 6 Ligas ACB y 2 Copas del Rey. Dueñas destacó en las funciones tradicionales de un hombre grande: fundamentalmente rebotes y tapones. Sin embargo, a lo largo de su carrera desarrolló un tiro de media distancia más que decente, además de una buena habilidad para pasar el balón. Incluso llamó la atención de los Chicago Bulls de Micheal Jordan, que le eligieron en la posición 58 del draft de 1997. Sin embargo, prefirió quedarse en el Barça, donde tiene su número 12 retirado.

Dejan Bodiroga llegó al Barça con la vitola de ser el mejor jugador de baloncesto del mundo fuera de la NBA. El serbio no defraudó y en sus tres temporadas con los azulgranas ganó 2 ACB, 1 Copa, 1 Supercopa y, sobre todo, el gran trofeo: 1 Euroliga. La primera en la historia del conjunto barcelonista. El alero fue la gran estrella del equipo que conquistó la máxima competición continental en 2003. Hasta el punto que fue elegido el MVP de la Final Four, que además se celebró en el Palau Sant Jordi de la capital catalana. En la semifinal ante el CSKA Moscú fue el autor de 17 puntos, mientras que en la final contra la Benetton Treviso firmó 20 puntos y 8 rebotes.

En aquella temporada mágica, los azulgranas también fueron campeones de Copa, con otro MVP de Bodiroga, y de Liga ACB en el que fue conocido como el Barça de la Triple Corona. Aunque Bodiroga pasó tres temporadas en el club catalán, ya nunca volverían a repetir un éxito similar. De hecho, el proyecto, que tenía en Navarro y Sarunas Jasikevicius a sus otras grandes estrellas, acabó impresionando. Sin embargo, el recuerdo dejado por el alero serbio es más que grato. Quizá, el máximo representante del que para muchos es el mejor Barcelona de la historia.

Chicho Sibilio nació en la República Dominicana pero, cuando apenas tenía 17 años, fue ojeado por el Barça, que no dudó en incorporarle en sus filas. En total permaneció 13 años en la disciplina azulgrana, llegando a nacionalizarse español y jugar con la Selección. Su etapa en el conjunto barcelonista coincidió con el gran boom del equipo, lo que se refleja en su palmarés. En total, Sibilio ganó 5 Ligas, 8 Copas, 2 Recopas, 1 Korac y 1 Supercopa de Europa.

Aunque comenzó jugando de pívot, realizó el grueso de su carrera jugando como alero tirador. Medía dos metros de altura y tenía una muñeca privilegiada, lo que le convirtió en uno de los primeros triplistas certificados de la ACB. Un dato demuestra lo arrollador de su manita: en sus 13 años como culé promedió 18,8 puntos por partido con un 41% de acierto desde la línea de tres puntos. Con la llegada de Jiménez al equipo fue perdiendo protagonismo, hasta salir de él tras la Final Four de Múnich 89, en la que el Barça fue eliminado por la Jugoplastika en semifinales. Lamentablemente, en 2019 falleció cuando apenas tenía 60 años a causa de la diabetes que sufría.

Nacho Solozábal es el epítome de one club man, ya que toda su carrera se desarrolló en el Barça. Con la camiseta azulgrana ganó un total de 19 títulos: 1 Mundial de Clubes, 2 Recopas, 1 Korac, 6 Ligas y 9 Copas del Rey, siendo el director de juego durante uno de los periodos más exitosos en la historia de la sección. Zurdo, con su 1,85 metros era un base alto para la época. Además tenía una concepción del juego bastante moderna y rompedora, gracias sobre todo a su buen tiro exterior. La mejor muestra es el triple sobre la bocina que anotó en la final de la Copa del Rey de 1987 ante el Real Madrid. Uno de los buzz beaters más recordados del baloncesto española todavía.

Solozábal, junto a Epi y Sibilio, fueron el primer Big Three del Barça que logró cambiar la hegemonía en el mundo de la canasta. Su papel era el de lanzar el contraataque y asistir a los dos aleros, además de ser uno de los ladrones de balones más destacados de la ACB. Cuando se retiró en 1992, su importancia fue tal que fue elegido el primer portador de la antorcha olímpica tras su llegada a Barcelona. Además el Barça retiró su mítico dorsal 7, que ya no puede ser portado por nadie más en el conjunto culé.

En la década de los 80, los equipos de ACB necesitaban acertar con sus jugadores extranjeros, por norma general estadounidenses, ya que eran los encargados de dar el salto de calidad de un equipo. Entonces, la diferencia entre Estados Unidos y el resto del mundo era muy grande. Además, la limitación que solo permitía tener dos jugadores extranjeros por plantilla minimizaba el margen de error. De todos los que pasaron por el Palau en aquella época, nadie dejó tanta huella como Audie Norris.

Todo ello a pesar de que las lesiones no le dejaron rendir al máximo de su potencial. Sus problemas persistentes en las rodillas le hicieron perderse varios tramos de las seis temporadas en las que estuvo en la Ciudad Condal. Aún así, con la camiseta azulgrana ganó en total 3 Ligas ACB y 2 Copas del Rey. Dejando un gran impacto en toda una generación de aficionados. Sobre todo, a raíz de sus duelos personales con Fernando Martín. El ala-pívot español era la gran estrella del Real Madrid, además de un jugador muy duro y competitivo en la cancha. Sin embargo, con Norris, el Barça logró alguien capaz de estar a su altura, tanto en el plano físico como en términos de calidad. Como a todos sus compañeros de generación, le quedó la tarea pendiente de ganar la Copa de Europa. Jugó dos finales con los culés, aunque fue víctima de la Jugoplastika de Toni Kukoc.

Pete Mickeal estuvo cuatro años en el Barça Basket, en los que ganó: 1 Euroliga, 2 ACB, 3 Copas del Rey y 2 Supercopas de España. Siendo parte crucial del equipo que conquistó la máxima competición continental en 2010. De hecho, en la final de 2010 contra el Olympiacos anotó 14 puntos, siendo el segundo máximo realizador solo por detrás de Juan Carlos Navarro. Durante su tiempo como azulgrana, Mickeal se destaco por su calidad y competitividad. Dos cualidades que le permitieron convertirse en uno de los favoritos del Palau.

Lamentablemente, en marzo de 2013 tuvo que retirarse momentáneamente para tratarse de una enfermedad pulmonar. Volvió a las canchas, e incluso jugó un mes en el UCAM Murcia, aunque nunca regresó a la primera línea de la canasta. Para el recuerdo queda su enfrentamiento contra Kobe Bryant durante un amistoso disputado entre los Lakers y el Barça el 7 de octubre de 2010. Aunque se trataba de un partido de exhibición entre el campeón de la NBA y el campeón de Europa, las cosas en la cancha se calentaron. Mickeal se las tuvo tiesas primero con Ron Artest y, después, con el mismísimo Kobe. Sin embargo, el alero culé demostró que, por calidad, su sitio estaba entre los mejores. Anotó 26 puntos y el Barça ganó aquel encuentro 92-88. Fue la primera vez que los Lakers perdían ante un equipo europeo.

Met Ferrando es uno de los pioneros del baloncesto español. Nació el 23 de junio de 1923, un año después de que se fundase el primer equipo español de baloncesto: el Laietà barcelonés. Ferrando se inició en el deporte de la canasta en 1934 y, como es lógico, sus primeros años quedaron marcados por el estallido de la Guerra Civil. De manera interrumpida a causa del conflicto, se formó entre las categorías inferiores del Layetano y el Barcelona. En 1940, finalmente, fichó por el primer equipo azulgrana, con el que haría historia.

En una época en la que no existía una liga nacional, el principal torneo era el Campeonato de España, germen de la actual Copa del Rey. En total, Ferrando consiguió 6 Copas, 9 Campeonatos de Cataluña (la comunidad que primer adoptó el nuevo deporte procedente de Estados Unidos y donde mayor nivel existía) y un Campeonato Nacional en la temporada 1946/47, un torneo que se disputó a modo de prueba de lo que posteriormente fue la Primera liga de baloncesto española. Siendo parte fundamental del primer gran Barça de la historia. Met Ferrando, quien medía 1,70 metros y jugaba de alero, fue además internacional con la Selección española, con la que disputó el primer Mundial de baloncesto de la historia.