OPINIÓN

¿Por qué no te cae bien Dennis Schröder?

Dennis Schröder tras conquistar el Mundial con Alemania./Reuters
Dennis Schröder tras conquistar el Mundial con Alemania. Reuters

Porque en el patrón tradicional de disciplina y la gama de valores que el deporte aporta a la formación de los jóvenes, Schröder parece no encajar exactamente en ninguno. Como el color del mechón teñido durante años no encajaba en el Pantone que esperábamos de un deporte que encima cuando es envuelto por la etiqueta FIBA todos creemos (queremos creer) que todo se fía a lo compacto del esfuerzo y obediencia colectiva.

¿Puedes ser líder del equipo invicto y Campeón del Mundo fallándolo todo en cuartos?

¿Puedes ser MVP de un Mundial discutiendo con un compañero y siendo reprendido públicamente por tu entrenador?

Así ha sido.

La prensa española mató al base alemán el pasado verano, tras sacarle el dedo negando a Alberto Díaz. Les vino de perlas el parcial posterior, la remontada, el bache anotador de Dennis en ese partido semifinal y el papel brillante con una historia de superación por parte del jugador del Unicaja, el gran héroe de ese Eurobasket ganado por España. Se escribió mucho en contra, se dijo de todo. En negativo. Y hasta se les llegó a comparar.

Una niña alevín que ve a Alberto Díaz jugar es probable que le guste lo que aporta este jugador al equipo, su esfuerzo y rendimiento. Hace mejor al equipo.

Una niña alevín que ve a Dennis Schröder jugar es probable que le guste lo que aporta este jugador al equipo, su talento y anotación. Hace mejor al equipo.

¿Pero y a su padre, puede disfrutar de los dos? ¿Puede no condicionar a sus hijos viendo jugar a dos tipos tan distintos de jugadores de baloncesto?

Dennis Schröder, a sus 29 años, ha viajado de indisciplina en indisciplina sin detenerse hasta la gloria de ser el mejor jugador de un equipo campeón del mundo. Es decir mucho o es decir mal. Lo que solucionamos con el término "indisciplina" para quitarnos como sociedad la responsabilidad muy a menudo son llamadas de auxilio, gritos de ayuda.

Perdió a su padre por un infarto cuando el chico tenía 16 años. Suficiente motivo para rebelarse de vez en cuando ante la dolorosa realidad. Encontró en un entrenador de barrio a un confidente con cierta tolerancia para que el baloncesto siguiera en su vida, no necesitaba un estricto orden, un cuerpo en el que permanecían enjaulados movimientos creativos con el patín o con el balón de basket necesitaba expresarlo. Y lo ha conseguido.

Schröder recibe el saludo de Pau Gasol. Reuters
Schröder recibe el saludo de Pau Gasol. Reuters

Es muy complejo ser entrenador de este tipo de personalidad, porque tiene que haber una cierta justicia y normas para que el grupo avance. Y para que Dennis jugara necesitaba a sus compañeros, poder guiar a todos es un proceso. Lo monstruosamente ideal sería tener 12 jugadores con el lóbulo izquierdo de Alberto Díaz y con el lóbulo derecho de Dennis, algo que ni la inteligencia artificial de momento puede replicar, ojalá nunca.

Una carrera conjunta

El recién MVP jugó con Daniel Theis desde junior, coincidieron en club y selecciones, dicen que tienen una conexión telepática. Aunque no fue mental la discusión entre ellos dos que acabó con la paciencia de su entrenador en la fase de grupos, sino con palabras y gestos. Gordon Herbert mandó callar y a sentar de malos modos a ambos, sobre todo a Dennis. Daniel se sentó, el "skater" más famoso del baloncesto decidió seguir de pie. Hasta que terminó el tiempo muerto y fue "castigado" durante más minutos de lo normal con una ración de banquillo a la plancha. Desde ese momento, cada partido su minutaje subió en correspondencia con la importancia de cada partido.

Dennis Schröder le prometió antes de fallecer a su padre que jugaría en la NBA y un deseo así debe tener un gran valor. Con lo que conlleva de carga emocional, de complejidad en la ejecución y con la de nuevos padres que aparecen alrededor de un adolescente con mucha proyección. No ha debido ser sencillo ser Dennis Schröder. Solo encontramos la decisión de negarse a aceptar la gran oferta de los Lakers, no buscamos mucho más allá de cada decisión, del ruido mental que cada persona tiene. Solo lo hacemos cuando alguien se detiene y dice que tiene un problema de salud mental, solo entonces. Si no lo dice, asumimos que solamente hay un camino, el de las decisiones lógicas en un mundo absolutamente ilógico. El negocio de cientos o decenas de millones con unos chicos talentosos que se saltaron un montón de etapas de su aprendizaje y un montón de horas y días que no se sentaron a comer o cenar con sus padres y hermanos. Porque estaban mejorando, porque querían llegar al máximo. No es sencillo.

Dennis Schröder ha hecho un campeonato excelente, ha metido de fuera en las semis y en la final, ha asumido la responsabilidad y ha sido pieza clave. Envolvió el balón y anotó una bandeja determinante contra Aleksa Avramovic, uno de los grandes nombres de la fase final, uno de los grandes defensores exteriores.

Él a estas alturas de su propia película que no debe caer muy bien al varón caucásico de mediana edad con interés en un baloncesto organizado.

Desde fuera, tiene pinta de que eso le da igual. Y tras lo que ayer consiguió Alemania, más.