Ricky Rubio, Lorenzo Brown y un año en compás de espera
La evolución del base de los Cavaliers y la implicación del jugador del Maccabi marcan el futuro de la Selección de cara al preolímpico.

Han sido dos de los nombres más repetidos alrededor de la concentración de la Selección española, a pesar de que estaban a miles de kilómetros de Yakarta. Las bajas de Ricky Rubio y de Lorenzo Brown han marcado al equipo de Scariolo, que ha echado de menos a sus dos generadores. Una ausencia que ha obligado a dar las riendas del equipo a un chaval de 19 años como Juan Núñez y que se notó especialmente en las dos derrotas ante Letonia y Canadá.
Dos partidos perdidos que terminaron con el adiós de España y con dos últimos cuartos casi calcados en el marcador y fotocopias en el juego. Sobre todo al inicio de ambos parciales. Sin ideas ofensivas, atascados ante defensas que subieron la intensidad y sin encontrar las vías de conexión con el juego interior. Algo que caracteriza tanto a Ricky como a Lorenzo, que también une su capacidad anotadora que podría haber sido clave en esos minutos.
Dos ausencias que no sirven de excusa, pero cuya importancia no escapa a los miembros del equipo nacional. "A este equipo nos faltan generadores. Yo el primero, no estoy acostumbrado al '2' a jugar con la pelota y crear para otros. Normalmente juego al '3' y soy el finalizador. Nos falta un poco de esto. En el último cuarto hemos tenido cuatro o cinco minutos que no hemos conseguido nada, también por mérito de su defensa, pero teníamos que haber jugado con más movimiento de balón", apuntaba Abrines tras el choque ante Canadá.
Ahora ya toca olvidar lo que pudo haber sido y no fue para pensar en lo que puede ser el verano que viene. Queda un año de mucho trabajo por delante. Para empezar con Brown. El base nacionalizado terminó la temporada con problemas en un pie que le impidieron llegar al Mundial. Ahora la Federación tendrá que intentar convencer al jugador de que haga un esfuerzo más en un calendario cargado con la liga israelí, la Euroliga y esta temporada con la posibilidad de ir a las Ventanas de febrero. Todo para apuntarse al preolímpico, pocos días después de terminar su liga doméstica, y si todo va bien a los Juegos.
Un maratón interminable para un jugador con problemas físicos, pero que ya ha mostrado su predisposición para volver a vestir la camiseta de España: "Mi esperanza es tener el honor de representar a España en los Juegos Olímpicos de 2024. Creo que esta decisión me da la oportunidad de ayudar en nuestro objetivo de ganar el oro en París. Espero tener la oportunidad de hacerles sentir orgullosos de nuevo".
La otra tarea, y quizás la más complicada por la incertidumbre que genera, es saber qué va a pasar con Ricky Rubio. El base dio un paso al frente y renunció a participar en el Mundial y a seguir jugando para cuidar su salud mental. No ha puesto fecha de regreso a las canchas ni con los Cavaliers ni con la Selección y no tiene que precipitarse porque lo primero es él mismo. Pero esa falta de certeza supone que Scariolo y su cuerpo técnico tiene que barajar diferentes vías ante otra posible ausencia de Rubio.
Será un año de mucho trabajo tanto para la Federación como para Scariolo, al que hace unos meses le hacía perder el sueño saber cómo iban a empastar Rubio y Brown. "Ha sido una broma de la vida. Me he pasado casi todo el año pensando en cómo poder hacer coexistir a dos grandes manejadores y en lo increíblemente bonito que sería. Y de repente, en poco tiempo, han desaparecido los dos del mapa", apuntaba a Relevo 24 horas antes de comenzar el Mundial. Ahora tendrá que seguir dándole vueltas a la cabeza para pensar en posibles soluciones por si se repiten las ausencias. Y sobre todo, le toca un año de trabajo, de monitorización y de estar pendiente de sus dos grandes ausentes en este Mundial.