Austin Reaves cambia la mitad de la nada por el estrellato de la NBA

Al final del primer partido de la serie entre Memphis Grizzlies y Los Angeles Lakers, las cámaras de ESPN se quedaban hablando con Austin Reaves. Ni LeBron James, ni Anthony Davis, ni siquiera buscaban a un Ja Morant que se había retirado lesionado. La entrevista post partido de la victoria de los Lakers en el encuentro que abría la serie eran con un jugador que llegó a la liga tras no ser elegido en el draft, que su primer contrato en agosto de 2021 le ataba al equipo G-League de los Lakers y que es el número 387 en el ranking de mejor pagados de la NBA, y duodécimo en la plantilla. Austin Reaves es la gran historia de superación en la NBA. 

Nacido en Newark, Arkansas, un pueblo de 1.200 personas en un estado sin equipo NBA y sin mucha tradición por el baloncesto, Reaves (29 mayo 1998) viene del "medio de la nada", como le gusta recordar. Creció jugando a beisbol, pero acabó siendo campeón del torneo estatal de baloncesto en el instituto tres años consecutivos. O lo que es lo mismo . Al contrario, su paso por la universidad fue algo turbulento. En Wichita State, de donde sólo se llevó el mote de 'Hillbilly Kobe' ('El Kobe paleto'), nunca tuvo tiempo de brillar por una lesión que arrastraba desde 2015 y cuando pidió el transfer a Oklahoma, tras un año en blanco por normativa NCAA, solo en su temporada senior pudo mostrar su mejor nivel. No le sirvió para llamar la atención de la NBA, o no al menos como sus compañeros de camada. La versión oficial es que no fue elegido en el draft de 2021; la realidad, muy diferente. 

"La noche antes del draft, los Lakers me llamaron y me dijeron que si no me seleccionaba nadie, me ofrecerían un contrato dual", aseguraba Reaves durante la Summer League. Varios equipos preguntaron por Reaves a su agente, entre ellos Detroit Pistons, con el pick #42 y ofreciendo la misma oportunidad que los Lakers, un contrato a caballo entre la G-League y el equipo NBA, pero hizo campaña para no salir elegido. Consiguió llegar al final de la segunda ronda sin que nadie apostara por él y así firmar su primer contrato NBA con una de las mejores franquicias de la historia de la NBA. 

Su primera impresión fue la Summer League, y desde entonces quedó claro que fue un acierto absoluto, con un tiro para la victoria ante Phoenix Suns. No sería el último que metería en 2021. Desde el primer día los Lakers contaron con él para entrenar con el primer equipo, junto a LeBron James, Anthony Davis y Russell Westbrook. "Sabía desde el primer entrenamiento que tuvimos juntos que no estaría en un contrato dual por mucho tiempo. A las dos semanas ya sabía que iba a conseguir un contrato garantizado muy rápido", aseguraba James. Dicho y hecho, antes de empezar la temporada, el 27 de septiembre, los Lakers anunciaba que Reaves pasaría a formar parte del equipo, con un contrato de dos años y 2.5 millones de dólares. 

Se perdió dos semanas de competición por una lesión en el cuádriceps, pero apenas volvió a mediados de diciembre, en la pista de los Mavericks, dejó su primera gran noche. Con 104-104 en el marcador y segundos por jugarse para finalizar la prórroga, LeBron James tuvo que soltar el balón por la doble defensa que pasó por las manos de Wayne Ellington, Russell Westbrook y acabó llegando a Austin Reaves abierto, solo, en el triple. El resultado es obvio: triple, victoria y el inicio de la leyenda.

Desde entonces Reaves ya no es un desconocido, y si un factor en estos Lakers. En su primer año promedió 7.3 puntos en 61 partidos. Este año la cifra ha crecido hasta los 13, el cuarto máximo anotador de la plantilla tras LeBron, Davis y D'Angelo Russell. Y todo saliendo desde el banco, siendo titular solo en 22 de los 64 encuentros que ha podido jugar este curso. Aunque su nivel no ha dejado de crecer: en febrero promedió 10.5, en marzo 17.4 y en abril se fue hasta los 20 puntos. El domingo daba otro paso más en su carrera, debutando en unos playoffs.

Y lo hizo en Memphis, a menos de dos horas en coche de Newark. Más de 100 personas viajaron hasta el pabellón de los Grizzlies entre familia, amigos y conocidos de Reaves para poder verle jugar en directo. No defraudó para nada, saliendo de titular y anotando 23 puntos, nueve de ellos consecutivos para romper el partido en los últimos cinco minutos. Más que LeBron, más que Davis y solo superado por Rui Hachimura. Su efectividad en ataque, tirando casi al 40% desde el triple y con el segundo mejor porcentaje de tiro efectivo del equipo tras Davon Reed (que jugó ocho partidos) han sido fundamentales para que los Lakers no se quedaran a mitad de camino.

Porque Darvin Ham ha construido un equipo defensivo excelente, donde Reaves también tiene su papel, pero se ha convertido en una alternativa exterior en ataque. "Hay veces que juego con cuatro hall of famers en pista y luego yo", decía Reaves al iniciar su contrato con los Lakers, pero es por él por quien van a preguntar todas las franquicias este verano. Se acaba su contrato y será agente libre restringido: puede escuchar ofertas, pero los Lakers tienen potestad para igualarlas todas. Por funcionamiento de los salarios NBA, lo máximo que puede ofrecer el equipo angelino son algo más de 50 millones por cuatro temporadas, algo insuficiente. 

Pero no van a dejar que se repita el caso Alex Caruso. Como Reaves, llegó con un contrato two-way sin pasar por el draft, se ganó el aprecio del público, del equipo, ganó un anillo en 2020 y cuando llegó la agencia libre, los Bulls pusieron más dinero del que los Lakers quisieron ofrecer. Con Reaves es una evidencia que Rob Pelinka y la gerencia de la franquicia igualarán cualquier oferta que pueda llegar por él de hasta casi $99 millones. Han descubierto una joya, la han cultivado, hecho crecer, se ha ganado los focos del planeta NBA y ahora no van a dejar que salga gratis. Porque Austin Reaves ha llegado a los Lakers para quedarse.