La NBA cierra la temporada con un 'circo' casi al nivel del All Star: triples de quien nunca tira, seis segundos en pista...
Pese a que hay alguna cosa en juego, los entrenadores aprovechan para dar descanso a todos y protagonizar imágenes surrealistas.

Este domingo se disputa en dos turnos la última jornada de la fase regular de la NBA. Las franquicias llevan ya 81 partidos a sus espaldas y están exhaustas, deseando que lleguen las vacaciones o por fin jugarse el todo por el todo en el playoff. Este domingo es la mejor representación de ello, con un show que se repite año tras año y que convierte lo que parecía que sería una fiesta más bien en un bochorno. La liga hace esto para que haya más emoción, pero no hay demasiados que se lo tomen en serio. Si se critica que el All Star se convierta en un espectáculo de mates y triples, esto es casi peor.
El turno de las 19:00 enfrentaba entre sí a los equipos de la Conferencia Este. Allí no está todo decidido, hay pequeñas posiciones que pueden bailar. Pero a todos los entrenadores les da absolutamente igual. No hay más que revisar los quintetos y las plantillas para darse cuenta. Café para muy cafeteros. O, más bien, para adictos al café. Solo los ultra expertos de la NBA son capaces de reconocer a todos los que hoy saltan a la cancha.
Tanto que Simone Fontecchio, exjugador de Baskonia y fondo de armario en NBA, anotó siete puntos en un minuto. Así, por poner un ejemplo tonto.
Los resultados son una caja de sorpresas. Nadie es capaz de pronosticar qué va a ocurrir. No hay una sola estrella que juegue. Salvo contadísimas excepciones. Un caso es el de Indiana Pacers, que se lo tomó algo más en serio porque podía superar a los New York Knicks y quedarse con la tercera posición del Este. Jugaron Toppin, Myles Turner, Nembhard, Nesmith. Pero vamos, que tampoco. Haliburton y Paskal Siakam se tomaron un respiro.
Además hay algún ejemplo digno de verbena. Jarrett Allen disputó un minuto. Si eres aficionado de los Cavaliers y ves la estadística, respira tranquilo. No se ha lesionado. Le dio tiempo a dar una asistencia, cometer una falta y tirar un triple. Sí, sí, un triple. Había tirado cuatro en toda la temporada. Y como el día de hoy era casi una fiesta, pues por qué no. Después le cambiaron. La pregunta es: ¿para qué jugó entonces? Porque ha jugado los 81 partidos anteriores y siempre es un motivo de orgullo completar el año completo. En esta NBA moderna no está al alcance de todos.
Vamos a duplicar la apuesta. Mikal Bridges también jugó un minuto. Mientras Jarrett Allen disimuló un poco y sumó 42 segundos, el alero de los Knicks aguantó un total de seis en la cancha. E hizo una falta. ¿Qué fugaz, no? Es exactamente el mismo caso. Thibodeau, entrenador del equipo neoyorquino, suele 'machacar' a sus jugadores a minutadas insanas, contando muy poco con la segunda unidad. Por eso hoy era el día ideal para dejar fuera a Jalen Brunson, Towns, Josh Hart o Anunoby.
¿Entonces Mikal Bridges? Pues resulta que este protagoniza un dato digno de explotar la cabeza a cualquiera. Llevaba 555 partidos consecutivos jugando, siete temporadas completas. Toma ya. Vamos, imposible en el deporte de hoy en día. Merecía la pena montar el espectáculo unos segundos para mantener esa racha impresionante. Se fue al banquillo riéndose, sabiendo que estaba protagonizando una de las imágenes más locas del día.
Y eso que no hay historias de jugadores con 64 partidos. La NBA, para evitar descansos desmesurados, puso de mínimo 65 encuentros para optar a los mejores quintetos del año o para los premios individuales.
Ahí están las curiosidades, más tarde llegarán los datos surrealistas. Vamos dejando alguno. Kyle Kuzma metió 22 puntos en el primer cuarto. Lonnie Walker, que se ha tirado casi toda la temporada en Europa, de repente mete 16 puntos al descanso. Nos acordamos de la existencia de Isaiah Mobley, que no había jugado ni un minuto en toda la temporada y ahora de repente está en los Sixers... Alguno más llegará.