Cuatro errores arbitrales que pueden marcar la temporada de los Lakers

La semana de las rivalidades en la NBA terminó por todo lo alto. La liga dejó un clásico como colofón final con LeBron James  y los Lakers visitando el TD Garden en Boston. La mayor rivalidad de la historia de la competición, que además, jugaron un partido de altísimo nivel y muchísima tensión. Con apenas cuatro segundos por disputarse, el marcador señalaba un empate a 105 y posesión para los Lakers, que no dudó en ir directamente a las manos de James. El Rey, como ha hecho tantas veces en 20 años en la liga, entró a canasta con tanta potencia como decisión... pero el balón se quedó muy lejos del aro. No hacía falta ni una repetición para saber el motivo. 

Jayson Tatum, en un intento desesperado por evitar la definitiva canasta de LeBron, golpeó al jugador de los Lakers en el brazo, pero ninguno de los colegiados vio en directo el contacto. James intentó que se revisara la jugada y Pat Beverley le llevó incluso una cámara de fotos a los colegiados, pero se jugaría prórroga. Y Los Angeles acabó perdiendo el partido a manos de Jaylen Brown. "Hubo falta, hubo falta muy clara", decía Anthony Davis al finalizar el encuentro. "Es inaceptable. Y te garantizo que no pasará nada. Nos han robado hoy, es inaceptable". Y el base titular, Dennis Schröder subía la acusación en Instagram: "Esto tiene que parar. Perder 3-5 partidos por culpa de los árbitros este año es muy duro".

Los árbitros aceptaban la culpa. Primero en la rueda de prensa post-partido, el jefe entre los tres colegiados confirmaba que había habido contacto y que se equivocaron. Horas más tarde subían a Twitter un post donde definían el error como "desgarrador" y algo que "no les dejaría dormir por la noche". Y el L2M Report, un informe diario de la propia liga donde analiza todas las decisiones arbitrales de los últimos dos minutos en partidos igualados, confirmaba que sí, que era falta (también había otros dos errores a favor de los Lakers en esos dos minutos). Tres veces le dieron la razón a los Lakers, aunque es algo que no cambiará el resultado. Y aun así, no es la primera vez que pasa esta temporada, como decía Schröder. 

En el partido ante los Mavericks, apenas 15 días antes, hubo hasta siete errores arbitrales en un encuentro que tuvo dos prórrogas y donde los Lakers tuvieron dos tiros para ganar sobre la bocina, en el cuarto periodo y primer extra tiempo. En una de ellas, con el partido empatado a 108, LeBron intentó anotar, pero Christian Wood lo evitó con un tapón. La liga admitió que fue falta personal y que James, con 2.9 segundos en el marcador, debería haber ido a la línea de tiros libres para ganar el partido, que acabaron perdiendo. Ese ha sido el caso más grave, aunque los aficionados (y jugadores) de los Lakers aseguran que ha habido más casos.

Eso fue el viernes pasado. El domingo la historia fue similar. Con los Sixers 113-112 y menos de cuatro segundos por jugarse, Westbrook intentó el tiro de la victoria ante Joel Embiid. Según el base, fue objeto de falta: el camerunés pudo agarrar su muñeca. Dos tiros libres que le podrían haber dado el triunfo a Los Angeles, aunque la NBA dijo que la decisión había sido correcta. Unos días más tarde, en Sacramento, y con los Lakers cuatro abajo, los árbitros no señalaron una falta personal de De'Aaron Fox a Kendrick Nunn cuando anotó el triple. En caso de meter el tiro libre adicional, el partido habría ido a la prórroga. En este caso, la NBA sí que confirmó el error.

"Los árbitros son humanos y se pueden equivocar" rezaba el comunicado publicado por el colectivo en Twitter, pero la situación se vuelve más grave viendo las circunstancias de la conferencia Oeste. Tras la derrota en Brooklyn, están decimoterceros a dos partidos y medio de las posiciones de play-in con 23-28. Si cambiamos tres de de las derrotas por triunfos, con un récord de 26-25, estarían empatados por la séptima posición. Es lógica la frustración de los jugadores y aficionados de los Lakers, especialmente un año donde la NBA está tan abierta, pero los Lakers necesitan cada victoria como el comer. Y como acaben el año a un triunfo de playoffs, se acordarán de la noche en Boston.