WNBA

Indiana ya vive el efecto Wembanyama con Caitlin Clark... antes incluso de draftearla

Pabellones rivales llenos antes de saber las fechas, cambios de sede para buscar más aforo, contratos de televisión millonarias, audiencias que baten récords. Todo esto mueve la jugadora de Iowa.

Caitlin Clark celebra una victoria con Iowa State./AFP
Caitlin Clark celebra una victoria con Iowa State. AFP
Luis Vallejo

Luis Vallejo

Más de 40 años de historia son los que amparan a la actual NCAAW. Cuatro décadas de leyendas, narrativas y programas que han quedado grabadas para toda la eternidad. Sin embargo, hasta ahora, ningún fenómeno mediático se había asemejado al de Caitlin Clark. Ni Cheryl Miller, ni Diana Taurasi, ni Candace Parker, ni Breanna Stewart. Si bien el debate de la mejor de todos los tiempos está más vivo que nunca, con sólidos argumentos para defender los casos de cualquiera de las mencionadas, nadie atrajo tanta gente como la base de Iowa.

Proyectada como próximo número #1 del Draft de la WNBA, Caitlin Clark ha batido todos los récords de audiencia en su última semana universitaria. Después de rozar los 10 millones de espectadores en la final del 2023 entre Iowa y LSU, récord de ESPN y tercera mejor marca de todos los tiempos en la competición, la joven de las Hawkeyes ha pulverizado todos los registros en el desenlace de su última temporada.

El encuentro entre Iowa y South Carolina fue seguido por una media de 18,3 millones de espectadores en Estados Unidos, alcanzando un pico de 24 millones en el momento álgido. El choque por el título, levantado por Dawn Staley, resultó ser el partido de baloncesto más seguido en Estados Unidos durante el último lustro. Y eso incluye competiciones como la NBA, la WNBA o el cuadro masculino del March Madness.

Este registro histórico, el más alto de siempre en la NCAAW, superó los dos récords impuestos en los días previos por la propia Universidad de Iowa. El equipo de Lisa Bluder acumuló un total de 12,3 millones de espectadores en el choque ante LSU en Elite 8, la reedición de la final del año pasado, y se fue hasta los 14,2 en las semifinales frente a UConn. Estas tres marcas en la recta final de la NCAA 23-24 superaron a los 11,84 millones de espectadores que vieron en directo la gran final de 1983 entre USC y Louisiana Tech, antes de que ESPN se hiciera con los derechos de emisión. El primer título levantado por Cheryl Miller, hermana de Reggie y todo un mito del baloncesto universitario, cuya audiencia ha resistido durante 41 años en lo más alto de los rankings.

La WNBA ya se frota las manos

A falta de ver la adaptación de Caitlin Clark en la WNBA, tanto la liga como las franquicias ya están explotando la imagen de la jugadora de 22 años. Por el momento, al no haber sido elegida todavía en el Draft, de manera indirecta o con cambios de sedes para ajustarse a la locura prevista por la nueva estrella. El ejemplo más próximo se trata del propio Draft, cita para la que la WNBA ha reservado la 'Academy of Music' de Brooklyn, siendo esta edición la primera desde 2016 en la que se aceptará el acceso de aficionados (alrededor de 1.000).

Las Indiana Fever, franquicia que posee los derechos del Pick #1 del Draft WNBA 2024, se han encargado de promocionar la venta de abonos para la próxima temporada durante el último mes y medio. De manera nada aleatoria, varios de sus tweets han llegado minutos después de que Caitlin Clark completara algunas de sus últimas hazañas universitarias. Como el día en el que superó a Pete Maravich, una ocasión que las Fever no desaprovecharon ni para felicitarla ni para compartir los links a la venta de entradas y abonos.

 

Por su parte, Las Vegas Aces, vigentes campeonas de la WNBA, han anunciado que su partido ante las Indiana Fever (2 de julio) no se disputará en el habitual escenario de la franquicia. Como ya ha sucedido en otras ocasiones especiales con el equipo de Becky Hammon, el encuentro será jugado en el T-Mobie Arena de Las Vegas, el más grande de la ciudad, con una capacidad que supera los 18.000 espectadores.

Aunque el caso más directo y llamativo ha sido el de las Phoenix Mercury. La organización de Mat Ishbia, bien conocida por ser una de las más picantes en su manera de comunicarse a través de las redes sociales, no dudó en crear un diseño con Diana Taurasi y la silueta de Caitlin Clark para promocionar el encuentro entre ambos conjuntos. La organización decidió apostarlo todo al "GOAT (título honorífico de Taurasi recibido por parte de la WNBA) vs The Rook (la rookie)", recordando la especial dureza con la que recibe la veterana estrella a cualquier recién llegada a la competición.

A lo largo de sus dos décadas en la WNBA, y con especial intensidad en la segunda mitad de su trayectoria, Taurasi ha sido la gran protagonista de muchas bienvenidas en la cancha a las rookies. En una forma peculiar pero característica de marcar territorio, la jugadora formada en UConn ha ido dejando historias habitualmente recordadas de trash talking, acciones defensivas que rozan los límites del reglamento y secuencias ofensivas catalogadas como humillantes. "Cada vez que jugabas con novatos, sólo querías matarlos", llegó a afirmar en tono irónico en un directo de Instagram con Sue Bird. Toda una narrativa a la que se han agarrado las Mercury para vender uno de los enfrentamientos más esperados de la temporada.

Un contrato millonario de televisión en el horizonte

El aterrizaje de Caitlin Clark ha llegado en un momento ideal para la WNBA. No solo por el crecimiento experimentado por la propia liga en el pasado más reciente o la solidez sobre la que se asienta ahora, sino por el hecho de que el 2025 está señalado en rojo en la planificación de Cathy Engelbert, comisionada WNBA.

El contrato de TV entre la WNBA y ESPN, valorado en alrededor de 40 millones, termina el próximo año. Y la competición tendrá plena libertad para negociar el siguiente acuerdo. Viendo los números de la pasada temporada, las previsiones eran de que Engelbert pudiera incluso duplicar las cifras existentes en la actualidad. No obstante, con la llegada de Cailtin Clark y la línea ascendente de la competición, estas predicciones podrían quedarse cortas.

El resultado de la negociación tendrá un impacto directo en el próximo convenio colectivo de las jugadoras. Las grandes protagonistas también esperan con ansias el próximo año, puesto que es el primero en el que una cláusula de salida les permite poner fin al acuerdo actual. Una posibilidad que se da por hecha en Estados Unidos, debido a que la brecha entre salarios, audiencias y negocio es cada día más amplia, incluso habiendo firmado el convenio en 2020. Otra prueba más de que el crecimiento está siendo imparable. Y todavía no ha llegado Clark.