NBA

Kyrie Irving, ante su "exnovia despechada" y la lección de villanos de Joe Mazzulla

Irving se encuentra ante un viejo conocido en las NBA Finals, un equipo donde quiso brillar y fracasó. Uno donde quedó como villano.

Irving, en su etapa en Boston./Celtics
Irving, en su etapa en Boston. Celtics
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Kyrie Irving y Boston Celtics son dos conceptos antagónicos en la NBA. Tras dos años de amor, con el base australiano jugando para la franquicia del trébol y una salida por la puerta de atrás, la relación entre Kyrie y los Celtics está rota. Para muchos es el villano perfecto, aunque, al ser preguntado por ello, Joe Mazzulla tuvo la respuesta idonea: "Todos somos villanos en los ojos de alguien". En el caso de Irving, para el aficionado de los Boston Celtics es el enemigo. Y motivos hay.

Irving llegó a los Celtics el verano de 2017 tras pedir salir de Cleveland. Con los Cavaliers fue campeón, pero vivir a la sombra de LeBron no es para todos y buscó en Boston conseguir su propio equipo. Uno joven, con tres All Stars como Gordon Hayward y Al Horford, además de Jaylen Brown, Jayson Tatum, Marcus Smart o Terry Rozier. Uno donde pudiera brillar como líder y primera espada. Estuvo a punto de lograrlo, pero las lesiones lo impidieron en el primer año: la de Grodon Hayward, de baja todo el curso, y la suya en marzo. Se perdió los playoff y tuvo que ver por televisión como Boston, con Tatum novato, forzaba a LeBron a un séptimo partido antes de acabar cayendo. Ese verano Irving prometió renovar al próximo año y afirmó que le gustaría, en un futuro, ver su camiseta retirada en Boston.

Ninguna de sus acciones en su segundo y último año apuntaron a esa dirección. Tras el fallecimiento de su abuelo, en octubre, antes de empezar el curso, Irving se fue borrando poco a poco del equipo. Asumió, meses después y muy tarde, su responsabilidad, pero por el camino fue planeando un futuro lejos de Boston. Reuniones clandestinas con Kevin Durant eligiendo su próximo destino, mensajes directos a la gerencia o dardos a sus propios compañeros fueron la tónica de un 2019 que se recuerda como el año más complicado en Boston en la era Brad Stevens, desde 2014. Su final de temporada, en la serie de semifinales ante Milwaukee será para siempre una mancha: en los últimos cuatro partidos promedio un 30% de tiro de campo antes de irse para siempre de Boston. Volvería, pero ya como rival.

Tras firmar como agente libre con los Nets, junto a su amigo Durant, Kyrie no pisó el TD Garden hasta la pretemporada de 2021. Para entonces la pandemia ya había sacudido al planeta y el pabellón, vacío, no pudo ver a Irving "limpiar las energías" mientras quemaba algún tipo de hierba antes del encuentro. Ese 2021 se volvieron a ver en los playoff, con Brooklyn ganando 4-1 la serie. El cuarto partido, el último en Boston quedó marcado. Primero, porque Irving decidió pisar el logo de los Celtics en media pista antes de retirarse a vestuarios y segundo, por el lanzamiento de una botella por parte de un aficionado de Boston, algo que Irving definió como racismo subyacente. Porque en varias ocasiones Kyrie alegó al racismo de la ciudad como argumento para salir de Boston.

El destino los puso otra vez en el camino. La primera ronda de 2022, con esta vez los Celtics como favoritos. Antes, en marzo, Irving definió a Boston como "una exnovia despechada, esperando una explicación por qué me fui y queriendo un mensaje de vuelta" por lo que su vuelta no iba a ser para nada fácil. Abucheado cada vez que tocó el balón, Kyrie vio en primer plano como Tatum anotaba el tiro de la victoria sobre la bocina antes de salir insultando a un aficionado. Durante el partido se pasó casi toda la segunda parte respondiendo los cánticos y faltas de respeto de la afición y los Nets se acabaron llevando un durísimo 0-4 que fue el clavo final en el ataúd del proyecto Durant, Irving y Harden en Brooklyn.

Su salida a Dallas calmó las aguas. Junto a Luka Doncic encontró la paz y los Celtics, en la búsqueda del banner 18, decidieron centrarse en objetivos mejores. Juntos consiguieron dos All Stars, un quinteto All NBA, unas finales de conferencia (aunque Irving no jugó) y varias declaraciones que vistas cinco años más tarde crean melancolía y ternura a partes iguales. Falta por saber si en las finales, con el anillo en juego, la afición de los Celtics estará más interesada en abuchear a Irving o buscar ese título 18, ese que debía haber traído Kyrie a Boston y que nunca realmente lo intentó. Y por eso se le recuerda como un villano.