REAL MADRID 127 - DALLAS MAVERICKS 123

Hasta Luka Doncic se quedó sin palabras en su vuelta "a casa"

El base de los Dallas Mavericks es ovacionado en el WiZink y recibe la insignia de oro del Real Madrid.

Luka Doncic posa junto a Florentino Pérez y sus excompañeros con la última Euroliga que ganó en el Real Madrid. /EFE
Luka Doncic posa junto a Florentino Pérez y sus excompañeros con la última Euroliga que ganó en el Real Madrid. EFE
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Hay veces que sobran los adjetivos para calificar algo. Sobre todo, cuando es algo que sale del corazón. Por eso, esta sería la mejor definición para lo de esta tarde noche en el WiZink Center. Porque el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid se cayó, de forma literal, al recibir al que es su hijo pródigo. Su "niño maravilla". El "mejor del mundo" según los madridistas y los que fueron sus compañeros. Luka Doncic ha vuelto a casa. Y lo ha hecho por la puerta grande, con alfombra roja y, como decía Inés, una aficionada blanca: "con todos los honores porque él es el más grande". Aunque haya vestido otros colores distintos al blanco y durante apenas cinco minutos.

Luka Doncic, en rueda de prensa tras el partido.NOELIA GÓMEZ MIRA

"Me hubiera gustado poder jugar. Estaba esperando todo el verano para este partido y ayer tuve un poco de mala suerte", reconocía el base tras el partido. Y esa mala suerte se llama sobrecarga en el gemelo izquierdo. "No hay nadie que hubiera querido jugar más que yo este partido. Estoy enfadado por no haber podido hacerlo. Ya he hablado con la franquicia y me han dicho que volveremos en dos o tres años para que pueda jugar. Si vuelvo alguna vez a jugar en Europa será al Madrid", aseguró Doncic tras un encuentro que demostró que Madrid tenía ganas, y muchas, de Doncic y de NBA.

Que la visita de los Dallas Mavericks era especial y se vendía por sí sola es un hecho. ¿Acaso es habitual ver a un 'NBA' jugar en España? La respuesta es que no. De hecho, han pasado siete años desde la última vez. Para poner en situación: en aquella cita vinieron los Thunder y en ellos aún jugaba Álex Abrines. Y si a ese hype por ver el otro baloncesto, el del otro lado del charco, en Madrid se suma que Luka Doncic está en ese equipo... Poco más se puede decir.

El pescado está vendido y eso que el kilo andaba algo caro, porque las entradas baratas, lo que se dice baratas... Pero bueno, eso no impidió que el WiZink estuviese prácticamente lleno. "¿140 euros? Poco me parece por ver a Luka y a los Mavs con nuestro Real Madrid", aseguraba Marcos a las puertas del Palacio. Madrid tenía ganas de Doncic... Y Doncic tenía ganas de Madrid. "Es el partido más especial", aseguraba el base esloveno unas horas antes de la cita. Y la afición madridista también lo sentía así.

Por eso, cuando unos minutos antes de que los Dallas Mavericks saltaran a calentar al parqué se comunicó, de forma oficial, que Luka Doncic jugaría minutos reducidos por una sobrecarga en el gemelo izquierdo, el sabor amargo hizo presencia. Aunque por poco tiempo. Porque en el momento que lo vieron salir con sus compañeros, todo el Palacio se puso en pie y aplaudió al unísono al que siempre será "nuestro Luka", como indicó Miguel. Y por eso, cuando era el turno de la presentación, la parte de Doncic tuvo un apartado exclusivo y especial.

Una vez presentado todo el róster de los Dallas Mavericks, incluido el entrenador, el vídeo marcador del WiZink comenzó a proyectar un vídeo. Seis años resumidos en apenas minuto y medio. Los seis años que ese niño dejó claro que era especial desde el primer momento hasta el último, en el que acabó convirtiéndose en, seguramente, uno de los líderes más jóvenes que ha tenido un equipo grande como es el Real Madrid. Y ahí, la ovación casi opacaba el sonido de la megafonía, ese en el que el speaker madridista, Pedro Bonofiglio, presentaba al 77, a Luka Doncic.

Las luces del Palacio eran tenues, pero las linternas de los móviles lo iluminaron todo. Y en mitad, rodeado de cámaras, con un micro en la mano, él saludó a la que siempre será su familia. "Hola", se arrancó el base con voz temblorosa y ese rubor que no ha perdido a la hora de hablar en público. "Hoy es un día muy especial para mí", prosiguió. Y el WiZink entero comenzó a gritar como nunca. Tanto que casi ni se le escuchó el resto. Y ahí sí que el adjetivo sería emoción. De él y de todos los que estaban en el Palacio. Incluso de los jugadores blancos y exjugadores como Trey Thompkins o Felipe Reyes, que salieron al parqué para una foto con la última Euroliga que Doncic ganó vestido de blanco.

Luka Doncic recibe la insignia de oro del Real Madrid de manos de Florentino Pérez.  EFE
Luka Doncic recibe la insignia de oro del Real Madrid de manos de Florentino Pérez. EFE

Hasta de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, que abandonó su palco y disfrutó -lo poco que jugó- del que ha sido (y posiblemente será) su mayor diamante. Ese Luka Doncic al que, además, entregó la insignia de oro del club. Un reconocimiento al alcance de muy pocos que ya habla por sí sola de la magnitud de lo del esloveno. "A Doncic aquí lo vamos a querer siempre", dijo Miriam. Y si algún día vuelve a Madrid, "su casa" siempre estará abierta para él. "Todo el momento del vídeo, del trofeo, hablar con los compañeros... Ha sido muy especial", aseguró el base que ya espera la revancha. En unos años, los Mavs volverán a Madrid. Palabra de Doncic.