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La maldición de Ben Simmons: otra vez baja para toda la temporada

El jugador australiano sigue con problemas en la espalda y la franquicia de Brooklyn ha decidido que no juegue más esta campaña.

Ben Simmons./Reuters
Ben Simmons. Reuters
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Ben Simmons será baja para lo que queda de temporada. Lo que puede parecer una frase repetida los últimos años es, otra vez, una realidad. El base de los Nets se perderá el resto de la campaña por problemas en la espalda, en el nervio dorsal, y verá el final del año desde la enfermería. El objetivo será consultar con especialistas para encontrar una solución al pinzamiento que ha secuestrado su carrera NBA, una vez All NBA, All Star y All Defense, y ahora, un problema para Brooklyn. Porque desde que llegó a los Nets su disponibilidad ha sido nula.

En las últimas tres temporadas ha jugado un total de 57 partidos de los 246 que jugaron sus equipos. El primer tramo de la 2022, todavía en Philadelphia, estuvo apartado del equipo por decisión propia siguiendo un tratamiento para los dolores y desde febrero, una vez traspasado a Brooklyn, las lesiones han sido una constante. El máximo de partidos consecutivos que ha podido jugar antes de perderse, al menos uno, fueron 13 entre diciembre 2022 y enero 2023. Problemas en la rodilla, pinzamientos en el nervio de la espalda y operaciones que han cortado su progresión, y que han convertido su contrato en uno de los más tóxicos de toda la NBA. 

Aunque su historial de lesiones viene de muy lejos. En su primera campaña en la NBA, en 2016/17, no disputó ni un partido por una fractura en el quinto metatarso de su pie derecho. Ocurrió en pretemporada, y desde la franquicia decidieron que lo mejor sería no arriesgar con su vuelta antes de tiempo. Fue la primera campaña de Embiid en pista tras perderse también sus dos primeras por lesión, y los Sixers prefirieron esperar a tener a ambos sanos. Acabaron el año 28-54 y con la elección de Markelle Fultz como primer pick del draft. Pareció la decisión correcta cuando Simmons ganó el galardón al novato del año por delante de Donovan Mitchell al año siguiente, y lo Sixers se colaban en semifinales de conferencia.

Fue la época más saludable para el australiano. Entre 2017/18 y 2018/19 jugó 160 de los 164 partidos de Philadelphia, con 34 minutos por noche. Fue All Star y uno de los motivos del crecimiento de los Sixers en el Este. Incluso la siguiente campaña empezó sano, disputando 53 de los primeros 55 partidos antes de una primera lesión en la espalda: un problema en el nervio dorsal le hacía perderse los últimos ocho partidos antes de que la pandemia frenara el mundo y la NBA con él. Pudo volver para la burbuja, pero una lesión accidental en la rodilla le hizo pasar por quirófano y perderse el resto de la temporada. Nada grave, para el inicio de la siguiente campaña, en diciembre, Simmons estuvo listo.

Ya arrastraba un historial de lesiones, pero jugó 58 de los 72 partidos. Nunca se perdió más de cuatro consecutivos, en abril (0-4 sin él los Sixers). Y era la rodilla el principal problema, nunca la espalda. Fue elegido otra vez All Star por tercer año consecutivo, finalista para el premio al mejor defensor y se llevó dos votos para el MVP, más que LeBron o Kawhi Leonard. Pudo jugar los playoff sano, pero la derrota ante los Hawks le hizo mayor efecto que cualquier lesión posible. Doc Rivers le señaló públicamente tras dejarse remontar un 3-1 a favor y perder otra vez en semifinales. La relación entre la franquicia y Simmons se rompió y el australiano pidió salir.

Decidió empezar la siguiente campaña al margen del equipo esperando un traspaso que no llegó en verano. Durante ese tiempo estuvo trabajando con los médicos del equipo en sus dolores de la espalda, e incluso achacó problemas de salud mental para no formar parte de la disciplina de Doc Rivers. La franquicia por momentos le obligó a entrenar, impuso sanciones y finalmente, en febrero fue traspasado a cambio de James Harden, aunque su llegada a Brooklyn no cambió nada: no disputó un partido esa temporada y fue operado en mayo con la esperanza de estar listo para el siguiente curso. Y 2022/23 fue, hasta la fecha, su año más sano con los Nets. Empezó la campaña titular pese a que las molestias en la rodilla le alejaban por tramos de tres o cuatro partidos.

En febrero, en un periodo de rehabilitación de la rodilla, sufrió un contratiempo en su espalda y Brooklyn decidió que no jugaría más esa temporada. Se perdió los últimos 24 partidos además de la serie de playoff ante Philadelphia, su exequipo. Trabajó todo el verano con el objetivo de volver, y pudo abrir otra vez la campaña sano, pero tras siete partidos, un pinzamiento en el nervio de la espalda le alejó por 38 encuentros consecutivos. Pudo volver a finales de enero, pero nunca al 100% y con la temporada perdida, Brooklyn volvió a decidir que lo mejor sería que no volviera a las pistas. Solo 15 partidos hasta el anuncio oficial de la franquicia de que Simmons no regresaría.

Pero ninguna lesión le ha evitado seguir cobrando uno de los mayores contratos de la NBA. Todavía en Philadelphia firmó por cinco años y $177,2 millones, hasta el final de la temporada 2024/25, una extensión designada de novato. Suma 100 partidos y 136,9 millones ingresados, y todavía faltan más de 40. Su valor de traspaso ha sido nulo por tres temporadas consecutivas, y solo desde el próximo curso, una vez se le considere expiring (su contrato finaliza a final de año). Su salario supera el de Cam Johnson o Mikal Bridges, los dos mejores jugadores, que combinados ganan $46,9 millones. El no poder contar con el jugador en pista, unido a su altísimo salario, lo convierten en uno de los peores activos, y con el interrogante de no saber qué pasará en el futuro.

Porque Simmons ha intentado volver cada temporada, y ha iniciado el curso sano los últimos dos años antes de volver a recaer. Y la experiencia de los últimos años dicta que, por desgracia, sus problemas volverán. Es la maldición de Ben Simmons.