Ni los 2,21 de Tavares te aseguran jugar en la NBA: "A las 6 de la mañana te decían que jugabas en la G League porque no tenías minutos en la NBA"
El caboverdiano recuerda su paso por los Atlanta Hawks y los Cleveland Cavaliers, su decisión de fichar por el Real Madrid, sus inicios en Gran Canaria y sus años con Doncic.

La historia de Walter Samuel Tavares da Veiga, Edy Tavares como se le conoce en el mundo del baloncesto, es de sobra conocida. Cómo pasó de un entrenamiento en sandalias en su Cabo Verde natal, donde le descubrió un ciudadano alemán que dio el chivatazo a la cantera del Gran Canaria, a ser el jugador más determinante de Europa por su tamaño y su capacidad para cambiar partidos desde la defensa, es una leyenda sabida por todos.
Pero pocos conocen lo que le costó llegar. Para empezar sus primeros días en el equipo insular, donde apenas podía entrenar, como ha confesado en una charla con Skweek, el broadcaster oficial de la Euroliga en Francia. "No sabía nada. Sólo tenía una camiseta de Jordan. Era lo único que conocía del baloncesto. Siempre llegaba tarde. Todo era un desafío para mi. Los entrenamientos eran duros porque no podía aguantar más de 6 minutos, mi cuerpo no estaba preparado para el deporte", recuerda el pívot africano.
Tavares siempre ha tenido que superar dificultades. Algo que podría parecer impensable para un jugador de 2,21 en un deporte como el baloncesto. Sin embargo, la estatura no es garantía de nada en el deporte. Eso el madridista lo aprendió pronto y aunque sus centímetros fueron los que llamaron la atención de la NBA, allí entendió que necesitaba mucho más para asentarse en la mejor liga del mundo.
"Yo pensaba que trabajaba duro, pero cuando llegué vi que todo el mundo trabajaba mucho, luchando por una oportunidad. No era como en Europa. Allí te cuidan, te traían la ropa, te preguntan cómo estás, si todo va bien. La NBA es un negocio y tienes que tener suerte para jugar allí, porque todo el mundo trabaja tan duro como tú. Depende de tí, de tu situación, de la suerte, del equipo en el que juegas… dependes de todo eso", recuerda el jugador blanco en un momento de la entrevista.
El pívot agradece todo lo vivido al otro lado del Atlántico porque le ayudó a construir el jugador que es hoy. Aprendió a base de una realidad que muchos desconocen, como es la vida de un jugador de rol, un especialista como era él, en el ecosistema de la mejor liga del mundo.
"La NBA es un negocio y tienes que tener suerte para jugar allí, porque todo el mundo trabaja tan duro como tú. Depende de tí, de tu situación, de la suerte, del equipo en el que juegas… dependes de todo eso"
"Imagina, recibías un mensaje a las 6 de la mañana diciendo que tenías que estar a las 10 para jugar con el equipo de la G League porque no tenía minutos en la NBA. Fue muy duro y muy estresante. No sabías cuándo te iban a volver a llamar ni dónde ibas a jugar. Fue un gran desafío, pero en el fondo lo disfruté".
Sin embargo, la situación no era la ideal y hubo un momento en el que Tavares dijo 'basta': "Yo quería, pero no tenía oportunidad de jugar. Cuando llegué a Cleveland me dijeron que la temporada siguiente iba a tener la oportunidad de jugar, pero cuando se fue Kyrie Irving todo cambió. Me ofrecieron un sitio en el equipo de la G League y que tenía que esperar un hueco en el primer equipo, pero yo quería jugar y por eso decidí volver a Europa".
Fue en ese momento cuando el Barcelona y el Real Madrid llamaron a su puerta, aunque él tenía claro el destino: "Lo principal cuando dejé la NBA era venir al Madrid. Antes de ir a la NBA estaba esperando que el Madrid me llamase. Es el mejor club del mundo", recuerda el pívot, que acaba su entrevista hablando del nombre de moda en el mundo del baloncesto, un tal Luka Doncic.
"Tener la oportunidad de jugar con Luka fue increíble. Dije 'Este chico es como LeBron'. No tiene el mismo físico, pero tiene todo lo que tiene LeBron en la cancha: visión de la cancha, el control del juego… todo. Para mí era increíble ver a un chico tan alto jugando como base y hacer el juego tan sencillo. Lo controla todo. Era muy difícil defenderle en los entrenamientos. A veces va lento, otras rápido, siempre está cambiando el ritmo. La gente piensa que es lento, pero no. Tiene un control total".