La obsolescencia no programada de los jugadores de baloncesto

Hecho de establecer el final de la vida útil de un producto desde el momento de su fabricación. Así define la RAE a la obsolescencia programada que, especialmente se da en la tecnología calculada por el fabricante buscando inducir a los consumidores a la compra de productos nuevos que sustituyan a los antiguos deseando generar mayores ingresos por las compras más frecuentes. Justo todo lo contrario de lo que sucede en la actualidad del jugador de baloncesto.
El mayor ejemplo lo tenemos en la NBA con un LeBron James que a sus 39 años es el más veterano de la Liga y se ha convertido en el que más puntos, rebotes y asistencias atesora en la historia de la competición. Pero no hace falta que nos vayamos tan lejos porque mucho más cerca de nosotros, en la Euroliga y la Liga Endesa, tenemos sobrados ejemplos de que The King no es una rara avis sino que es una tónica o una tendencia más que una coincidencia. ¿Y por qué?
Uno de los condicionantes de la longevidad deportiva, como recoge la literatura científica, es la comparación entre lesionados y no lesionados. Y es bastante obvia aunque con algunas excepciones como la de Sergio Llull el 9 de agosto de 2017 con la Selección en Tenerife, rompiéndose el cruzado de la rodilla derecha y estando ocho meses y dos semanas sin jugar.
Pero Llull ha hecho bueno lo que decía Darwin: "Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio". Y su juego, como el de LeBron o el de Jordan, que en los Wizards lanzaba más que penetraba, ha cambiado y se ha orientado más hacia las mandarinas que hacia las anteriores penetraciones por la pérdida de explosividad. Reinventarse.
La mayoría de los ejemplos de jugadores que vamos a poner no han tenido una gran lesión que haya truncado su carrera y les haya tenido en el dique seco un largo período de tiempo.
La mentalidad competitiva y el carácter ganador
Al margen de este condicionante y del talento, innato y denominador común, hay otras características comunes en todos ellos: la mentalidad competitiva y el carácter ganador de todos ellos. Y tenemos un ejemplo cerca: el clic de los jugadores veteranos del Real Madrid a la hora de la verdad. Siempre rinden los Chacho (37 años), Rudy (38 años), Llull y compañía y lo vimos en el pasado playoff de la Euroliga y en la Final Four en la que volvieron a coronarse campeones de Europa. Ese gen ganador que tienen ciertos jugadores que ni se compra ni se vende, simplemente se tiene.
He visto en primera persona a Milos Teodosic, que el próximo 19 de marzo cumplirá 37 años, ponerse de pie en el banquillo para recordar al entrenador que está ahí, que quiere jugar los minutos de la verdad. Y es que, sigue siendo de los mejores jugadores de Europa como quinto mejor asistente de la Euroliga con 5,7 pases de canasta por partido en el Estrella Roja.
Y qué decir de su compañero Rocky Belinelli. Si ya fue excepcional su rendimiento de enero a abril en la pasada Euroliga (sí, Basile, va por ti, porque dato con 12,7 puntos y 45,8 % en triples mata a relato), esta temporada, un año más mayor (37), se ha superado a sí mismo con 14,7 tantos y 42,3% en tiros de tres. Mantener ese deseo por competir, esa ilusión, ese seguir superándote día a día y ese amor por el juego es clave.
Los hábitos de vida y los equipos de trabajo
Capítulo aparte merece Marcelinho Huertas, que es el Benjamin Button de nuestra Liga Endesa. A sus 40 años y está a 40 asistencias de superar el récord en asistencias de Pablo Laso de 2896 (está en 2857). Es el líder de la competición con 6,6 por partido y ha logrado el doble-doble más longevo de la historia de la competición.
En alguna entrevista ha reconocido que es clave cuidarse "al máximo", sobre todo fuera del campo como el descanso por las noches. Además está la alimentación: en 2017, al volver de la NBA, hizo un cambio importante ayudado de un nutricionista de deportistas veganos en Brasil. Hábitos de vida.
También hace trabajo a nivel mental, psicológico, coaching, meditación, yoga… Y es que uno de los grandes cambios en el deporte actual es que los deportistas ya tienen un equipo de trabajo a su alrededor como inversión de presente y de futuro. Un poco al estilo de Serge Ibaka y lo que pidió para reencontrarse con el baloncesto en Múnich.
Hablando de los jugadores con los que más química ha desarrollado el brasileño, se encuentran, curiosamente, otros dos de los jugadores más longevos de la competición: Ante Tomic (36 años) y Gio Shermadini (34), junto a Tiago Splitter.
El croata viene de ser determinante para tumbar al Unicaja de los catorce triunfos consecutivos escogido entre los Más de la jornada con 20 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y 5 faltas recibidas en 26 minutos y 44 segundos para 28 de valoración, mientras que el georgiano, cinco veces escogido en el Mejor Quinteto de la ACB y MVP de la competición en 2021 y 2023, y que este miércoles se despachó en la ronda de dieciseisavos de final de la Basketball Champions League con 25 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias para 37 de valoración en la siempre temible pista del Pinar Karsiyaka.
Pero hay más ejemplos. Desde el Will Thomas (37 años) del Unicaja y su clínic constante en el poste bajo (recuerden el cuarto de final de Copa de 2023 y sus Low Post Rules generando para el equipo o el reciente partido en el Carpena ante los blaugranas) a la apuesta de la Virtus por un Bryant Dunston (37) que no estaba muerto, estaba de parranda como dice la canción de Peret, y su ascendencia en la plantilla italiana como tiene otro laureado Kyle Hines (37) en la del Milán.
Y es que los 30 son los nuevos 20, también en el baloncesto.