ENTREVISTA | ANDRÉS JIMÉNEZ

Una plata histórica, el 'descubrimiento' de Jordan y una lesión que lo pudo cambiar todo: "Estuve a punto de no poder caminar"

Andrés Jiménez repasa en Relevo sus más de 180 internacionalidades con España, camiseta con la que puso el baloncesto en órbita tras la plata de Los Ángeles '84.

Andrés Jiménez frente a Shawn Kemp en el Mundial de Canadá en 1994./Getty Images
Andrés Jiménez frente a Shawn Kemp en el Mundial de Canadá en 1994. Getty Images
Guillermo García

Guillermo García

En la primera parte de la entrevista Andrés Jiménez repasó en Relevo su trayectoria en el baloncesto de clubes, sus títulos con el Barça, sus duelos con el Real Madrid y su espina clavada con la Euroliga. Sin embargo, faltaba por repasar lo que pasó en el otro equipo de su vida: la Selección nacional.

El sevillano vistió en 187 ocasiones la camiseta de un equipo nacional al que puso en otra dimensión. Un conjunto que puso en órbita el baloncesto en España con la histórica plata de Los Ángeles, pero que tiene su génesis mucho antes gracias a la irrupción de unos jóvenes que, como luego sucedería con los Junior de Oro, que hicieron del descaro y la falta de miedo su seña de identidad para enfrentarse (y ganar) a potencias como la Unión Soviética o Yugoslavia.

Sin embargo, no todo fue plata y laureles para Jiménez en su trayectoria con la Selección. También le tocó vivir el lado menos amable. Y lo hizo en casa, como miembro del equipo de Barcelona'92, aunque a él, por otras circunstancias, no le dejase un regusto tan amargo.

El otro gran equipo de tu vida es la Selección. Todo el mundo habla de la plata de Los Ángeles, que luego te preguntaré por ella, pero esa generación nace en el Mundial de Colombia en 1982.

Ese equipo se va juntando y culmina ahí, Algunos jugadores que ya vienen un poco de antes, Juanito Corbalán, De la Cruz, el Matraco Margall. Esa generación se junta con los juniors, que en aquel momento ya eran buenos jugadores como Epi, Iturriaga, Romay o Llorente, juniors que no habían vivido tantas derrotas con selecciones potentes como la URSS o Yugoslavia. Y finalmente nos añadimos Fernando y yo, que realmente tampoco lo habíamos vivido eso. Entonces, llegas con otra mentalidad. Te ponen allí delante en aquel momento a la Unión Soviética y piensas que a estos tíos se les gana como a cualquier otro. Vas con una mentalidad fresca nueva. Y ya en Colombia se ve que el equipo tiene potencial, quedamos cuarto de un Mundial, y eso en la Selección no era frecuente. Ahí nos lo empezamos a creer.

Y de ahí llegamos al Europeo del 83, donde os colgáis otra plata histórica.

Efectivamente. Ahí ya ganamos a la URSS, en el Europeo, y llegamos a la final. Ese fue uno de los hitos que luego rematamos en Los Ángeles ganando a Yugoslavia. Igual ahora no lo podéis entender los que sois muy jóvenes. Ahora vale, tienes a los NBA, pero en aquel momento esos eran rivales. La URSS y Yugoslavia, en aquel momento, eran como la NBA pero más. Eran rivales que no se podía contar con ganarles, seguro que ibas a perder. Esa era la mentalidad, por lo que romper esos límites fue algo fantástico.

"Llegas con otra mentalidad. Te ponen allí delante en aquel momento a la Unión Soviética y piensas que a estos tíos se les gana como a cualquier otro. Vas con una mentalidad fresca nueva"

Y por fin aterrizamos en Los Ángeles con aquella victoria mítica ante Yugoslavia en semifinales.

Yo en Los Ángeles, la verdad, es que estaba muy bien. Me encontraba muy cómodo y que además Antonio me dio muchas oportunidades y me encontraba muy suelto. Y en ese caso todos sabíamos que era el partido. Teníamos todos en la cabeza que era el momento porque era un rival al que ya en partidos de preparación les habíamos ganado. Y yo creo que todos éramos conscientes de que aquel partido había que ganarlo como fuese.

Empezamos un poco atascados, pero ya luego hicimos un juego donde se corría más, que era el secreto de esa Selección, las transiciones, los contraataques y un juego rápido, porque en estático nos costaba más.

Todos podemos pensar en el último día, pero donde realmente nosotros nos sentimos que ahí había pasado algo gordo fue cuando ganamos a Yugoslavia. Estar en una final olímpica no se nos había pasado a ninguno por la cabeza.

Corbalán y Jiménez durante la final olímpica en Los Ángeles'84.  Efe
Corbalán y Jiménez durante la final olímpica en Los Ángeles'84. Efe

Entiendo que lo celebrasteis a lo grande.

Bueno no, esa no. Ahí el primero que llega, y hay que decir 'chapó' por él, era Antonio Díaz Miguel, que lo que nos dice es "bueno, ahora hay que ganar la final". Y aunque suene a broma fue así. Todo el mundo estaba ya como 'bueno, aquí ya la Olimpiada se ha acabado'. Pero él no, Antonio fue como 'aquí nada de que se ha acabado. Esta noche un ratito, pero mañana ya, vídeo y demás, porque nosotros tenemos que pensar en batir a Estados Unidos de aquí en su casa'. Si fuese por nosotros ya hubiésemos disfrutado esa misma noche, como tiene que ser pero para él esto no había acabado. Todavía nos quedaba la final y había que jugarla e intentar ganarla.

Una final como guinda un pastel que encima se empieza a descubrir a un chaval que se llamaba Michael Jordan ¿Cómo recuerdas aquel duelo contra Estados Unidos y especialmente la figura de Jordan?

Pues vuelvo un poco a lo mismo, no era como ahora. Tú ahora sabes de cualquier jugador de la NBA, sabes la repercusión mediática que tiene porque estamos todos conectados. En aquel momento no. En aquella época, tanto de Jordan como de los demás, sabíamos lo poco que salía, porque para conseguir un vídeo que tenía una calidad funesta…

Antes de los Juegos nosotros pasamos por North Carolina y fuimos a la universidad y él estaba de visita. Ahí fuimos conscientes de quién era este personaje. Nosotros estábamos allí tan tranquilo y de repente la universidad en bloque empieza a salir a saludar a Jordan. Era gente por todos lados para saludar a este Jordan, que no llegaba ni a dos metros, y dices 'joder, pues este tío este tío parece que es cosa seria'. Y empezamos a ver porqué cuando vimos un par de amistosos del equipo olímpico contra equipos de la nba. Cómo era en directo el chavalito. Dijimos, 'joder con este, es espectacular'.

"Cómo era en directo el chavalito [Michael Jordan]. Dijimos, 'joder con este, es espectacular'"

Michael Jordan, con el que luego te vuelves a encontrar ocho años después, pero en otras circunstancias, en Barcelona, con una Selección Española que ya no tiene nada que ver con la de Los Ángeles.

Para empezar ese fue el primer Dream Team, que estaba cuajado de estrella y fue un equipazo. Y en cuanto a España, para mí., Yo pasé pasé 14 meses sin poder jugar porque al final del 90 me rompo el cruzado, el 91 no puedo jugar en todo el año y, de hecho tengo una rehabilitación complicada y estoy a punto de no poder caminar. Al principio de 1992 debutó en la Copa del Rey, pero todavía estaba semicojo.

Entonces, para mí, la ilusión era rehabilitarme para disputar los Juegos. En ese sentido, aunque realmente no nos fue nada bien, personalmente fue una meta llegar. Y por eso también, ese partido en concreto, para mí fue un gustazo jugar contra ese Dream Team, poder anotarles, estar allí… fue como volver a sentirme jugador de nuevo, después de todo lo que había pasado. Eso era un premio personal y así lo recuerdo, a pesar de que a nivel de la Selección no fueron unos buenos Juegos en absoluto.

Te quería preguntar por la figura de Antonio Díaz Miguel. ¿Cuánto influye en tu carrera y cómo era ese Antonio visionario que se adelantó un poco a todo aquí en España?

Siempre que puedo le reivindico, porque es una figura que hizo mucho por el baloncesto. Lo único que sucedió con Antonio fueron esos 30 años como seleccionador. Es muy complicado estar 30 años. En la última etapa era complicado, porque realmente por mucho que uno quiera estar adaptado es muy difícil.

Es una persona, como tú dices, que vio muy claro por dónde iba el baloncesto. Se supo rodear e ir a buscar a las fuentes. Además tenía un espíritu espectacular. Es lo que te digo, no es broma, tras esa semifinal que acabamos de ganar él y nadie estaba pensando en que nosotros podíamos ganar a Estados Unidos, pero él realmente tenía en la cabeza que nosotros podíamos ganar. Él no tenía límites. Un entrenador en ese momento con esa pasión, con esa visión no era fácil y él lo hizo. Y lo hizo muy bien y yo creo que en ese sentido se merece todo el reconocimiento.

Lo único quizás, es que en ese sentido su carrera fue muy larga. No por él sino porque para cualquiera hubiese sido muy complicado estar tanto tiempo y mantener el nivel tan alto.

JIménez en su etapa con la Selección. FEB
JIménez en su etapa con la Selección. FEB

¿Tú notas cuando volvéis a España, un aumento de la popularidad? ¿Cómo lo llevaste?

Claro que lo notamos. De repente somos superconocidos. Y tiene una parte positiva porque somos nosotros y el baloncesto. Es decir, el baloncesto, esa medalla fue un antes y un después. Luego ha habido afortunadamente más platas y ojalá consigamos un oro. Pero la plata de Los Ángeles fue un antes y un después en el baloncesto.

No solo para nosotros, que lógicamente empezamos a ser personas muy conocidas. Pero por ejemplo para Antonio Díaz-Miguel, porque nosotros volvíamos a los equipos y enseguida estabas en la dinámica, que estaba toda la temporada, digamos, libre y lo veías aparecer en todos lados. Era el primer componente baloncestístico que empezó a salir en sitios, pues bueno, donde ahora salen las celebrities. Y eso, también es un poco, pues es un adelanto al tiempo

Fue también una manera de poner al baloncesto en un punto en el que hasta en ese momento no había estado. Fue muy positivo. No sólo la la fama sino que todo eso redunda en que el propio baloncesto porque también se lo creyó que nosotros podíamos pasar de ser un deporte de aficionados y de estos que sólo se saben cuatro cosas, a un deporte de masas y ahí es donde yo creo que se inició.