El cruce de miradas en Nigeria que pasa a la eternidad de los Juegos Olímpicos para toda una generación
Un año después de su nombramiento, Rena Wakamala joven entrenadora nigeriana escribe su nombre de nuevo en la historia del deporte africano.

La secuencia fue impactante. Ezinne Kalu, referente anotadora de Nigeria, se cuadró y levantó desde la larga distancia para anotar. Conforme el balón entraba por el aro y el sonido de la red se escuchaba en el Pierre Mauroy Stadium, las reacciones lo decían todo. Kalu gritaba en el suelo, el banquillo al completo saltaba a celebrar con ella y Rena Wakama, seleccionadora, la miraba fijamente, al mismo tiempo que aplaudía en un estado eufórico, a escasos centímetros de ella. La energía era inigualable, el acierto de Kalu desorbitado. Y Nigeria estaba sobrepasando a una Australia sin respuesta aparente.
Trolled as underdogs yet shocked the world! Nigeria, we did it!!! pic.twitter.com/Saec03NJRf
— DTigress (@DtigressNG) July 29, 2024
Wakama y Kalu nacieron en 1992, con menos de tres meses de diferencia entre ambas. Sin embargo, el camino de una y otra hasta llegar a esta escena en la que cruzaron miradas bañadas en fuego no ha tenido nunca nada en común. Mientras la experimentada jugadora llegaba a esta cita olímpica en un gran momento de su trayectoria, asentada como anotadora en la Serie A italiana, para la entrenadora suponía culminar un primer año de ensueño.
Nacida en Raleigh, Estados Unidos, Rena Wakama es hija de padre y madre nigerianos. A pesar de la distancia, sus raíces siempre estuvieron bien presentes en su vida. Cada año, hasta que la pandemia limitó los movimientos, la familia cruzaba medio planeta y aterrizaba en Okrika, al sur de Nigeria, para que las conexiones con su tierra no se perdieran. Toda una tradición que suponía un paréntesis anual en la vida de Wakama, quien comenzó a formarse en el colegio y poco tardó en ligarse al mundo del baloncesto, comprometiéndose con las Western Carolina Catamounts, en la NCAA.
El salto al mundo profesional no duró demasiado. Un breve paso por el equipo nigeriano First Bank, así como varias experiencias en Londres, conformaron un trayecto que tenía programado un temprano final. "Sabía que estaba llamada a ser entrenadora. Eso es lo que quería. Incluso cuando estaba con la selección como jugadora (no disputó el AfroBasket 2015 por retrasos burocráticos en el papeleo), yo sabía cuál era mi propósito en la vida. Tengo un mayor impacto organizando equipos", confesaba años después a la prensa local. Su sueño pasaba por liderar a la selección nigeriana.
Con ese objetivo entre ceja y ceja, la joven de apenas 24 años se alejó una vez más de su querida Nigeria para poder prepararse. La primera oportunidad llegó de la mano de las Carolina Flames, aunque nada tuvo más relevancia que su estancia en Manhattan College, donde asumió el papel de directora de operaciones en el área de baloncesto. Dos años después, Wakama comenzó su aventura en el staff técnico como asistente y tomó las riendas de la coordinación en los procesos de reclutamiento del equipo. Su figura se convirtió en imprescindible. Por sus manos y ojos pasaban casi la totalidad de los asuntos relacionados con las jugadoras dentro y fuera de la pista.
Acercándose a la década de experiencia en sus labores, tanto en los despachos como en el banquillo, la vida de Rena Wakama cambió por completo en 2023. Al mismo tiempo que la universidad neoyorquina Stony Brook llamó a su puerta, la Federación de Baloncesto de Nigeria, vigente campeona en aquel instante de las últimas tres ediciones del AfroBasket, hizo lo propio. Y Wakama se lanzó de lleno a por ambas oportunidades.
Queens of Africa 👸
— FIBA (@FIBA) August 6, 2023
Nigeria 🇳🇬 are the #AfroBasketWomen champions for the 4th consecutive time 🔥 pic.twitter.com/X7PUwQIO4q
A sus 31 años, pasó a ser la primera mujer en tomar las riendas de la selección africana y no tardó en dejar su nombre en los libros de historia por sus méritos. Si bien su currículum no lucía en exceso hasta entonces, Wakama siempre mostró una determinación total al enfundarse el traje de entrenadora. Nigeria firmó un pleno de victorias en Ruanda, derrotó a Senegal en la gran final y alzó su cuarto título del AfroBasket consecutivo. El inicio de un año en el que el combinado nacional nigeriano volvería a derrotar a las senegalesas en el Preolímpico, esta vez dirigidas por el español Alberto Antuña, para confirmar su presencia en los Juegos Olímpicos.
A la cita en Lille, la entrenadora llegó con un nuevo contrato en su bolsillo. Desde abril del 2024, la nigeriana forma parte del cuerpo técnico de la Universidad de Tulane. Pero ninguna noticia, victoria o salto profesional podía compararse con la presencia del equipo en los Juegos Olímpicos. Un gran éxito de por sí, teniendo en cuenta que Nigeria apenas había participado previamente en dos ediciones y tan solo había cosechado una victoria, ante Corea del Sur en 2004, cuando ambas selecciones competían por el último puesto del campeonato.
Biggest upset of the Olympics so far? 🤯
— FIBA (@FIBA) July 29, 2024
Nigeria 🇳🇬 take down Australia 🇦🇺 for a massive #Paris2024 debut! #Basketball pic.twitter.com/i1FAgY66qW
No obstante, Wakama no se conformaba con estar y no molestar. La energía de las jugadoras, reflejo total de lo transmitido por la entrenadora del estado de Rivers, guio al equipo hasta la victoria ante Australia, clara candidata a medalla. El primer triunfo de una selección africana en una fase de grupos olímpica, el segundo en la historia del campeonato. Un éxito tan significativo como imposible sin esa efervescencia palpable en cada acción, con el cruce de miradas entre Kalu y Wakama como cumbre de un éxtasis controlado que trata de contar una historia sin precedentes... cuyo final todavía no está escrito.