Sergio Scariolo recuerda la llamada más difícil de Ricky Rubio: "No nos dimos cuenta, fue quizás la parte más dura"
El seleccionador español de baloncesto reflexiona con Quique Peinado en 'El Vestuario' sobre la personalidad tan especial que tiene el base de El Masnou.
Para Sergio Scariolo un vestuario de deportistas de élite son palabras mayores, un recinto sagrado en el que "sabes que tienes que estar a la altura", una "sede en la que realmente hay que ser leales, honestos, sintéticos, eficaces". También es un lugar donde ha encontrado amigos. Y es que, desde que en el 89 empezara a entrenar en los banquillos de manera ininterrumpida, Scariolo ha aprendido mucho de la parte humana en el baloncesto dentro y fuera de la cancha, de las distintas personalidades que se encuentran en una plantilla. Algunas, como en la NBA, están marcadas por el individualismo. De vez en cuando, sin embargo, das con alguien muy especial como Ricky Rubio. El adjetivo, repasando la charla del seleccionador español con Quique Peinado en 'El Vestuario', se queda hasta corto. En un pasaje de la misma, Scariolo echó la vista atrás para recordar el momento en que Ricky Rubio le llamó para decir que paraba, que dejaba el baloncesto, así como cuando hizo lo mismo para decir que volvía. Ahora Ricky se lo está pensando de nuevo, tras renunciar a la lista española del preolímpico ("Nos ha pedido un tiempo de reflexión, tiene que tomar decisiones sobre su vida"), pero rebobinando y observando todo cobra mucho más sentido.
Puedes ver aquí la entrevista completa de Quique Peinado a Sergio Scariolo en 'El Vestuario'
Oye, ¿qué satisfacción personal te produjo a ti que Ricky Rubio dijera en su momento: "Quiero volver en la Selección"? Porque supongo que ahí hay un punto de reconocimiento de él por su parte de cómo se trató cuando él tuvo los problemas que tuvo. El querer volver a la Selección supongo que te valida a ti también como entrenador y un poco como ser humano,¿no?
Bueno, fue momento emotivo. Honestamente no lo he vivido para nada como una revalidación, porque sinceramente intento un poco amoldar mi vida a criterios que prescinden de la dependencia del juicio ajeno o del quedar bien o quedar mal. Pero sí, fue un momento muy emotivo porque obviamente he estado en contacto bastante estrecho con Ricky durante estos meses, pero no dejó de ser una sorpresa.
¿Te llamó él a ti personalmente?
Sí, sí, me llamó él a mí personalmente.
¿Y cómo fue? En plan,¿«Hola, soy Ricky»?
Sí, fíjate, estaba justo en el hospital con mi hermana, donde estaba en ese momento ingresaba mi madre. Salimos, fuimos a la cafetería a comer algo y a hablar un poco de cosas sin estar delante de mi madre. Y eran cosas importantes y delicadas. Te llega un mensaje, te suena el teléfono y esos son los momentos en los que tienes que dar la vuelta al móvil, pero en ese momento no lo hice y vi que era Ricky. Se lo cogí, escuché y me acuerdo que me emocioné un poquito. Luego, por supuesto, no era el momento de la logística o del cómo hacerlo o cómo no hacerlo; sino el momento de recibir una bonita noticia. Sobre todo por la sensación que tenías de que una persona a la que le tienes aprecio y cariño se veía ya en una fase diferente, positiva y con ganas de hacer cosas.
No sé si te acuerdas, pero meses antes, el día que Ricky os dice que no sigue, yo fui al hotel de concentración de la Selección española. Iba a acompañar a un amigo, apareció Juan Nuñez (el sustituto de Ricky) y me dijo que no sabía lo que pasaba. Y yo recuerdo que estuve hablando contigo un ratillo y estabas blanco, con perdón, muy demacrado. Te vi como muy descompuesto. Y yo dije: «¿qué le pasa?» Luego ya me enteré. ¿Qué te estaba pasando a ti por la cabeza?
Bueno, a nivel profesional y deportivo, mi cabeza fue casi en tiempo real recibir una comunicación y pensar: "Vamos a llamar a Juan Nuñez ya porque va a ser el base titular de este año". Y se acabó, no hubo mucho más. Pensamientos, reflexiones, consultas... tampoco lo necesité hablar. En cuanto me entraba la comunicación en la cabeza, salía el pensamiento, eso es lo que tenemos que hacer. A nivel emotivo fue un momento muy duro, incluso muy emotivo, porque realmente me di cuenta de que Ricky estaba mal, me di cuenta de que una persona, repito, a la que por razones diferentes le tienes cariño, que has apreciado al ser humano por haberle visto hacer cosas que has valorado, estaba sufriendo tanto al punto de querer tirar la toalla. Incluso en ese momento, aunque los dos pensábamos que pudiese ser algo provisional, pero la decisión no era provisional, la decisión era definitiva de dejar el baloncesto. Fue un momento en el que, en primer lugar, piensas en que hay cosas a las que tenemos que darle un poco más de importancia y de peso, y luego también en que, hostia, no nos hemos dado cuenta, no me he dado cuenta, no nos hemos dado cuenta de que las cosas estaban tan complicadas para uno de nosotros, y eso fue quizá la parte más dura, más difícil de aceptar.
Lo dijo Rudy también, que él estaba como diciendo: «No lo vimos».
Sí, Ricky tiene un poco esta capacidad de mantener sus emociones por dentro, para bien, para mal, a veces para mal, porque a veces sacarlas sirve, sobre todo selecciona mucho los momentos y las personas y efectivamente tampoco nos puso tanto en condición de poder ayudar y quizá con razón, porque probablemente no hubiésemos podido ayudar aún queriendo. Así que igual otra vez fue un acierto lo de mantenernos al margen hasta que no hubiese tomado esa decisión. Recuerdo que en la olimpiada de Tokio me llamó en un momento dado de un día, porque había un traspaso, situación difícil y me dice: "No me siento como para poder estar" y luego a la noche, bien dentro de la noche, me vuelve a llamar y me dice: "Mira, hay sitio todavía, ¿estoy a tiempo todavía para entrar? Le he dado una vuelta, he hablado con Marc (Gasol) y tal, pues quizá… " es un poco como que a veces las comunicaciones te llegan de una manera inesperada y tienes que por un lado ser capaz, porque el cargo te lo impone, de tomar la decisión correcta, pero luego eres un ser humano y la vida es como el momento, te las hace vivir.
Él es un chico muy especial, hay jugadores, incluso jugadores de la NBA que lo confirman. El otro día veía a Anthony Edwards, que dijo: «El momento en que yo me di cuenta que era muy bueno fue porque Ricky Rubio se me acercó y me dijo, 'este va a ser tu momento»». Es la primera vez que él se dio cuenta. Otro contaba cómo que le ayudó muchísimo. O sea grandes estrellas de la NBA han hablado de él muy bien, desde lo deportivo y desde lo humano. ¿Es una persona tan especial Ricky Rubio?
Creo que tiene una cualidad importante: en un mundo egoísta, porque estamos en una sociedad egoísta en general, es un momento histórico egoísta en general, y el deporte de alta competición, quizá el deporte de equipo intenta serlo un poco menos, pero sigue siendo un mundo en el que hay mucha fuerza centrífuga que tiene el jugador hacia su propio interés, su propio dinero, su propia estadística, etc... en eso Ricky es efectivamente diferente, es un jugador que es capaz de demostrar con hechos de que le importan los demás, que no es el único, obviamente, pero en las estrellas es un poco más complicado. Sobre todo en la NBA, que es un mundo extremadamente individualista. Y ahí yo creo que basta con ver el respeto que se ha ganado, el cariño que se ha ganado, yo creo sobre todo por esto, obviamente, porque su juego era un juego en el que los compañeros percibían y perciben que su primera finalidad es que todo el mundo se encuentre cómodo, y luego porque esta misma forma de ver las cosas es capaz de trasladarla también fuera del campo siendo una persona bastante dispuesta a ayudar a los demás.
Un entrenador que lleva tantos años entrenando un oficio en el que se toman tantas decisiones, muchas veces traumáticas para ti y para los demás, porque es así. ¿Cómo convives con la posibilidad lógica y cierta de que falles muchas veces?
Pues yo creo que como todos, intentando prepararme bien para reducir el número de los errores, e intentando ser objetivo y honesto conmigo mismo a la hora de analizarlos, porque un error existe cuando tomas una decisión equivocada con los datos que tenías en las manos cuando tenías que tomarla, no con los datos de todos los leones del teclado del día siguiente, que ahí saben lo que tenían que haber hecho, después de haber visto el partido y después de que ese jugador ha fallado el último tiro o ha perdido el último balón o no ha defendido la última jugada. Tienes que saber proyectarte en el momento de la decisión y decir: "Mira, ha sido una decisión acertada, equivocada. Acertada por lo que teníamos en la mano en ese momento para tomarla, equivocada porque algo no ha salido bien". Y hay obviamente decisiones en los momentos en los que dices: "No, tenía que haberle hecho más caso a esta parte de información que tenía y no lo he hecho y ese ha sido un error".
¿Cómo se lleva tomar decisiones en las que, pues no sé, cortas a un jugador y haces que su familia se traslade de ciudad? O, no sé, decisiones que tienen influencias en la vida de otra gente porque entiendo que según vas pasando los años y vas teniendo más experiencias, también igual miras un poco más ahí, ¿no?
Sí, evidentemente a veces hay decisiones que cuesta tomar más que otras, pero yo creo que al final nunca tienes que olvidarte que al que te debes es a tu equipo. Y muchas veces hay valores, como bien estás diciendo ahora, de empatía o de compasión que son buenos valores, pero que está bien tenerlos en cuenta hasta que no entren en conflicto con el valor fundamental de tomar las decisiones que tú crees son buenas para el bien colectivo del equipo. Y hasta que se pueda compatibilizar, muy bien, pero cuando ya no se puede compatibilizar, lamentablemente toca tomar decisiones y algunas obviamente crean algo de infelicidad, tienes que asumirlo.
¿Hay alguna decisión que te haya costado mucho, mucho, mucho, mucho tomar?
Pues muchas decisiones, aunque no conlleven, como decías antes, cambios de vida o cambios económicos o cambios del sitio donde una familia puede seguir haciendo su vida o tiene que cambiarlo, etc. Por ejemplo, los momentos en los que hay que decir a un jugador que no sigue con la Selección. El momento de la competición siempre muy duro, porque sabes que estás destruyendo un sueño, sabes que estás matando una ilusión, sabes que igual ese jugador tenía igual de méritos que otros para poder estar, pero que solo pueden estar 12. Es un momento duro en el que además tienes que dar la cara, tienes que ir tú, tienes que dar explicaciones que entiendes que a veces serán explicaciones que la persona a la que se las da no las compartirá, pero si eres honesto, a mí me ha pasado más de una vez que la honestidad, la lealtad con la que tú vives esos momentos te ayuda a que esa relación no se rompa, obviamente tiene un momento de tensión, pero que se puede reanudar y de hecho me ha pasado muchas veces.
Por ejemplo ¿algún jugador que recuerdes?
Muchos jugadores no han estado en un momento y han vuelto a estar en otro, hay bastantes casos, por ejemplo en el 2012 Fernando San Emeterio no pudo estar y luego fue uno de los campeones de Europa en el 2015. Muchos de los jugadores que han sido campeones de Europa en el 22 y muchos también, algunos campeones del Mundo del 19 que antes habían jugado básicamente solo en las ventanas y no habían llegado a participar, muchos de ellos no habían podido llegar a participar.