OPINIÓN

El talento no se pierde... A propósito de Jabari Parker, Jahlil Okafor y Kemba Walker

Jabari Parker, durante un partido esta temporada. /ACB PHOTO/S. GORDON
Jabari Parker, durante un partido esta temporada. ACB PHOTO/S. GORDON

El baloncesto es como montar en bicicleta. No se olvida. Hay ciertas habilidades que quedan guardadas para siempre en una parte concreta de nuestro cerebro. Dentro de la memoria a largo plazo está la memoria declarativa, que nos permite devolver de forma voluntaria hechos, datos o experiencias del pasado. Mientras que en la memoria procedimental están todas esas habilidades motoras y ejecutivas que adquirimos a lo largo de la vida y que nos lleva a saber cómo realizar distintas tareas.

En el caso de la memoria procedimental, el cerebelo cumple un papel clave: se encarga del aprendizaje y de coordinar los movimientos de nuestro cuerpo. Las neuronas de Purkinje median en esa memoria motora y muscular que facilita el movimiento automático del pedaleo sin que haya que recordarlo de manera voluntaria. Sin ellas, habría que volver a aprender una y otra vez cada movimiento. Lo mismo pasa con el baloncesto.

Pero no, no he venido a hablar de neuropsicología. He venido a hablar del talento. Porque es algo que no se puede comprar, que o lo tienes o no. Y que no se crea ni se destruye pero si se puede trabajar y transformar. Como la energía, vaya. ¿O no os acordáis de ese Jordan más tirador de los Wizards en el ocaso de su carrera que el penetrador y matador del inicio en los Bulls?

¿Y a qué cuento viene todo esto? A que esta temporada, en nuestra Liga Endesa, tenemos dos ejemplos de talento que la NBA ha dejado ir y de los que nuestro baloncesto se puede beneficiar: se trata de Jabari Parker en las filas del Barça y Jahlil Okafor en las del Casademont Zaragoza.

La NBA es una competición, y también un negocio, que cada vez utiliza más a los jugadores como clínex, como papeles de usar y tirar. Si me vale, bien. Si no, fuera. La paciencia no existe y si ya no estás en tu prime, que pase el siguiente.

Y es que, mientras la Mejor Liga del Mundo sigue acaparando todo lo que puede en cuanto a lo que jugadores se refiere a lo largo de todo el orbe, los clubes europeos tienen que encontrar resquicios como estos en el mercado por los que apostar. Porque no hay jugadores. Y cada vez es más difícil completar el puzle de las plantillas. Y por lo tanto, hay que asumir riesgos.

Parker, número 2 del Draft de 2014 por los Milwaukee Bucks, se encontró rápidamente con las lesiones en su carrera: en su temporada rookie, en el mes de diciembre, rotura de ligamento cruzado anterior. Volvió al mejor nivel el curso siguiente, formando tripleta con Giannis y Khris Middleton. Pero un año más tarde, en la 2016-17, de nuevo el cruzado. Y desde ahí, problemas de rodilla, hombro y espalda que le han mantenido alejado de los 82 partidos de temporada regular y le llevaron a pasar entre 2018 y 2022 por seis franquicias distintas.

Desde el 2 de enero de 2022 llevaba sin jugar un partido oficial Jabari Parker. Pero creo que su rendimiento en este inicio de temporada ha sido más que esperanzador 9,3 puntos y 5,3 rebotes para el de Chicago en apenas 18,8 minutos de juego en lo que llevamos de Euroliga. Su muñeca sigue intacta ya sea para abrir el campo o girarse en el fade-away pero de momento, y toquemos madera, el físico también le acompaña: le hemos visto taponar frente al Bayern, conseguir 11 rebotes ante el Partizan y volar para machacar ante el sorpresivo Surne Bilbao Basket.

"Parker sigue en proceso de adaptación y cada día se encuentra mejor. Tenemos claro que tiene mucho potencial", decía Roger Grimau después de la doble jornada de Euroliga.

Por su parte, Okafor, otro producto de Duke como Parker, fue el número 3 del Draft de 2015 por los Sixers. Sus problemas de rodilla se remontan al Instituto pero se acrecentaron en su trayectoria NBA: no pudo acabar su temporada de estreno al sufrir una lesión en el menisco de la rodilla izquierda. Pese a ello, incluido en el Mejor Quinteto de Rookies. Pese a la restricción de minutos con la que inició el segundo curso, y ser como Parker escogido para el Rising Stars Challenge del All Star de 2017, su rodilla volvió a decir basta a finales de marzo.

Desde ahí, de franquicia a franquicia: Brooklyn, New Orleans, Detroit, Atlanta… Vidas paralelas. China (Zhejiang Guangsha Lions) y la G League (Capitanes Ciudad de México), sus destinos. Recuerdo pedir referencias a su entrenador en la Liga de Desarrollo de la NBA, el español Ramón Díaz, y recalcarme su profesionalidad y, sobre todo, su humildad.

Pero hace nueve meses, rotura del talón de Aquiles. El mismo jugador lo revelaba en su cuenta de Instagram en un carrusel de fotos que abría la suya con la nueva camiseta del equipo maño, agradeciendo en el texto al Casademont Zaragoza la oportunidad con un "Lo mejor está por venir".

Y claro que lo estaba. La única victoria, frente al Unicaja, con su máxima anotación en lo que llevamos de ACB con 18 puntos. Y en el último partido, en Granada, 17 puntos de los cuales 15 fueron en la primera mitad con una auténtica exhibición. No será lo rápido que fue antaño, pero su capacidad de producir en el poste bajo sigue siendo increíble.

Pero si algo que me ha llamado la atención de los dos es su involucración, sus ganas de seguir compitiendo, su hambre y su predisposición. Y eso, muchas veces, es lo más importante. Cuidados y mimados físicamente son jugadores de otro nivel. Lo mismo que me ha transmitido Kemba Walker, que ya había estado en Mónaco y esa visita le influenció para fichar por el club del Principado.

12 temporadas NBA, 781 partidos, 15.000 puntos, 4.000 asistencias… Con toda la vida hecha podía haber optado por otras competiciones donde es fácil hacer dinero pese a su maltrecha rodilla. "No espero que sea fácil. Me encantan los desafíos", dice. Sin forzar su reaparición, llevaba sin jugar desde el pasado enero, ya ha dejado los primeros chispazos de baloncesto en los dos primeros triunfos del AS Monaco.

Y es que, decía Einstein que "la vida es como montar en bicicleta, hay que pedalear hacia delante para no perder el equilibrio". Los tres han sabido seguir pedaleando para volver a disfrutar del baloncesto y nosotros de ellos en Europa.