Iñaki Zubizarreta, de víctima de bullying a voz de la esperanza: "Lo más duro no eran los insultos o el aislamiento, sino la indiferencia de quienes podían haber intervenido y no lo hicieron"
Iñaki Zubizarreta (Madrid, 1972) cuenta en primera persona su experiencia y manda un mensaje de esperanza: "Del bullying se puede salir".

A la edad de 11 años, sufrió bullying en el colegio, hasta el punto de asomarse al suicidio. Desde su experiencia, Iñaki Zubizarreta (Madrid, 1972) trabaja incansablemente para ayudar a niños y niñas con problemas de acoso. "El índice de suicidio juvenil es espeluznante; más de 900 familias al año enfrentan una pérdida indescriptible, y es un problema que no podemos seguir ignorando", advierte. Ha adquirido el compromiso y la determinación de transmitir su historia para que nadie más lo sufra. Su mensaje duele, y a la vez, hay esperanza en cierta manera porque como él dice "del bullying se puede salir".
Este expívot de 2,07m de altura, que fue campeón de Copa con el Valencia en 1998, ha hecho de la lucha contra el acoso escolar la bandera de su vida y trata de concienciar a la sociedad de la importancia de no callarse y denunciar cualquier tipo de violencia. Define al bullying como "ese monstruo con cara de niño que destroza infancias, marca vidas, y en los casos más extremos, llega a provocar que niños y niñas de corta edad atenten contra sí mismos por no querer sufrir más".
¿Lo más duro de todo es seguir hablando de algo que a ti, por ejemplo, te sucedió hace más de tres décadas, Iñaki?
Contar mi historia y utilizarla para ayudar a los chavales como estoy haciendo, al principio fue muy duro, pero hoy el trabajo personal está muy trabajado, muy enfocado y muy bien hecho y eso me ha dado los recursos que tengo para poder conectar con los chavales y con la gente que vive esas realidades en primera persona. Lo triste es que todo lo que te cuentan son exacta o prácticamente las mismas experiencias que tuve yo hace muchos años y la sanción a los problemas no ha cambiado para nada. Lo que pasa es que hoy, con el tema de la tecnología, los medios son mucho más inmediatos, son mucho más duros y la gente no tiene un espacio donde poder estar a salvo porque desde que entra la tecnología con los chavales, el problema ya se agrava hasta el infinito. Ahí seguimos, trabajando a pico y pala, intentando concienciar a la gente, tanto chavales, profesores, familias, lo que sea. He estado haciendo un poco el recuento de las charlas que he hecho en este curso escolar y me han visto en directo en torno a 21.000 chavales, que no está nada mal.
"Contar mi historia y utilizarla para ayudar a los chavales como estoy haciendo, al principio fue muy duro, pero hoy me da los recursos para poder conectar con los chavales y con la gente que vive esas realidades en primera persona"
Exjugador de baloncesto¿Qué es más difícil, Iñaki, entrar en la mente de los chavales, de los padres, de la sociedad…?
No es un tema de entrar en la mente de nadie. A ver, yo no soy nadie para criticar a nadie, para reivindicar nada, para exponer a nadie o para ir aleccionando a nadie. Ya todos tenemos una experiencia de vida, ya peinamos canas y no voy a andar diciendo a la gente lo que tiene que hacer. Lo que sí procuro es tratar de transmitir las carencias que tuve cuando fui niño, tanto por parte de mis compañeros, profesorado, adultos en general, en casa, yo conmigo mismo, y te encuentras que, muchos años después, las carencias que están teniendo los chavales son exactamente las mismas. Entonces, lo que yo trato es mostrar esas carencias, pero simplemente para exponerlas y luego que cada uno saque sus conclusiones, tanto en lo que puede estar haciendo como en lo que puede mejorar. Pero desde luego lo que trato es de que la gente no se sienta en ningún momento molesta, sino simplemente hacer ese que hace falta para decir: 'Espabila, que no vamos bien por aquí' pero yo jamás entro en competencias que no son mías. Eso lo tengo muy claro.

¿Qué te ayudó a superar lo que sufriste?
Hay diferentes etapas. Yo, por ejemplo, el recuerdo que tengo de niño es de soledad, de desamparo, de fragilidad, de todo el mundo insultando. Tenía un físico diferente, mucho más grande de lo que se supone para la edad que tenía. Una de las realidades que me ha tocado vivir, ya no solamente de niño, de adulto también, es que jamás nadie vio el niño que fui. Luego, a la hora de sanarlo, ya siendo adulto, a la hora de buscar ayuda también, eso ha sido todo un hándicap porque nadie veía al niño, solamente veían el cuerpo. En un principio, en mi primera etapa, cuando fui niño, fueron dos cosas. La primera, el baloncesto y la segunda, los cómics. Porque en aquella época había dos cosas que no tenía. No tenía justicia ni tampoco sonrisas. Yo soy muy, muy fan de los cómics. Y a día de hoy, con mis 52 años, soy un friki que alucinas. Me encanta y es una parte que la procuro mantener muy viva porque me sigue permitiendo mantener contacto con ese niño interior tan bonito que tengo dentro y me permite mantener contacto con los chavales de hoy. Entonces no había justicia y lo proyectaba con esos superhéroes, con esos físicos tan extraordinarios, que imperaba siempre el bien al mal. Yo soy muy friki de Batman, Spiderman, Superman, Conan y tal. Y otra cosa que no tenía en mi mundo eran sonrisas y ahí lo buscaba en los cómics, pero ya con otro tipo de personajes como Súper López, Mortadelo y Filemón, Los Pitufos, Popeye el Marino, Lucky Luke... Son personajes que me han aportado también esa parte de sonrisas que carecía en aquel momento.
Luego, obviamente, pasan los años y la gestión emocional ha sido todo un auténtico reto. Ha habido muchos años en los que he estado absolutamente perdido, quebrado, roto, independientemente de la carrera deportiva que pude hacer. No llegué a disfrutarla plenamente porque en mi interior había heridas que me condicionaban mi gestión a nivel personal, social y de todo tipo. Cuando ves que tu carrera va terminando, te toca afrontar una nueva etapa, complicada, y te tienes que reinventar y encontrar un espacio. Yo soy masajista, llevo ya 22 años ejerciendo y es una profesión que me sigue fascinando. Pero luego, claro, esas heridas que estaban presentes… Tuve la oportunidad de empezar a conocer gente que estaba muy metida en este tema. El primero que me rescató fue Javier Pérez Aznar, un psicólogo y un gran experto de lo que es el acoso escolar. Y a medida que íbamos consiguiendo cosas, empecé a colaborar con él. Fue él el que me dio el propósito. Me dijo: 'Es una pena que con lo que estás consiguiendo no lo utilices para ayudar a la gente'. En el camino también me he encontrado al que yo llamo mi hermano de alma, que es Jesús Pernas, director de un centro escolar de un pueblo cerca de Alcalá de Henares. Es el que me ha dado las herramientas y las claves para recomponer ese corazón que tenía tan destruido. Si no llega a ser por ellos, el Iñaki Zubizarreta tal y como es hoy, pues sería una versión sin la capacidad para hacer lo que está haciendo.

¿Qué consejos les sueles dar a los asistentes a tus charlas?
Ya no es qué consejo puedo dar al que lo está sufriendo. La clave es qué se les dice a los que lo ven y lo permiten. A mí hace un tiempo me hicieron una pregunta en una de las charlas: '¿Qué es lo peor que te han hecho con el bullying?' Y mi respuesta fue clara: 'La gente que lo veía, que lo podía parar y lo seguía permitiendo'. Con los años no te queda tan mal recuerdo de estas personas que te habían podido tratar tan mal. Para eso hay que hacer un trabajo personal y posicionarles en un espacio que no te duela, porque, si a pesar del tiempo, solamente con su recuerdo o mención, estas personas que te han tratado tan mal, te introducen en la pena o en la rabia o en el miedo, lo que viene a decir es que siguen teniendo ese poder, que es el que les dimos, pero ya no porque están ahí, sino porque no hemos soltado la mochila. Y nos tenemos que permitir a nosotros mismos soltar esa mochila para poder continuar y ser felices. Yo hago mucho hincapié en que rompan ese silencio, que informen, que hablen. Trabajo mucho lo que son los términos de informar y chivar con los chavales, que es clave. Pero esto es algo que ya no es una responsabilidad de los chavales porque curiosamente haces esa pregunta a los adultos, la de qué diferencia hay entre chivar o informar, y los adultos fallan más que los chavales.
Este año, como te apuntaba antes, han estado en contacto conmigo de manera presencial en torno a 21.000 chavales. Y esta es una pregunta que hago siempre, ¿qué diferencia hay entre chivar e informar? ¿Sabes cuántos me han respondido bien este curso? Tres. La gente tiene como muy introducido, muy programado que el hecho de transmitir esa información de que hay alguien que lo está pasando mal, es chivar y es una de las herramientas que utilizan los acosadores, que es la mentira. Te hacen creer que si tú dices algo, te conviertes en chivato cuando realmente, con esos silencios, lo que te estás convirtiendo es en cómplice y tienes exactamente la misma responsabilidad que la gente que lo puede estar haciendo.
El índice de suicidio de chavales en edad escolar en nuestro país se estima que es una media de 2-3 al día. Estamos hablando que son más de 900 chavales al año. Es espeluznante Es un problema social que hace mucho que se nos ha ido de las manos. Por desgracia, hay muchísimo que hacer porque se intenta ocultar de maneras poco decorosas. Y te encuentras que hay gente que está haciendo un trabajazo espectacular, dentro de los docentes. Yo, al docente, al que está ahí a pico y pala con los chavales, que dan lo mejor de sí, que trabajan la confianza y que nos dejan esa huella tan especial, no les llamó profesores, les llamo maestros. Son a los que admiro y respeto profundamente, pero luego también te encuentras otro tipo de perfil. Esto no es un problema de profesores, de colegios... No. Este es un problema de personas que ejercen una profesión y tienen una responsabilidad. Hay gente que cumple y hay gente de otro perfil y es ahí donde vienen los problemas.
"El índice de suicidio de chavales en edad escolar en nuestro país se estima que es una media de 2-3 al día. Estamos hablando que son más de 900 chavales al año. Es espeluznante Es un problema social que hace mucho que se nos ha ido de las manos"
Exjugador de baloncesto¿Cómo encontraste la fuerza para seguir adelante?
En aquella época, mi hermano pequeño. Teníamos muchísimos problemas en casa, una realidad muy dura. Siendo yo muy niño, se me murieron dos hermanos el mismo día. Esa realidad, tan presente hoy, ya no solamente por las circunstancias en las que fallecieron mis hermanos, sino sobre todo cuando es un tema de un suicidio, que es algo tan sumamente duro. Y luego esa autoculpa que se va a quedar en las familias, ¿qué podía haber hecho? Esa realidad es un dolor que no tiene nombre, porque no está clasificado y no está identificado en ningún idioma ni diccionario. Si, por ejemplo, perdemos una pareja, seremos viudos. Si pierdes a alguno de tus mayores, seremos huérfanos. Pero si pierdes a tu hija, ¿cómo se llama? Es un dolor tan sumamente duro, tan sumamente inmenso, que no tiene ni nombre ni definición en ningún idioma ni diccionario, y la realidad es que en este país dos, tres familias al día se van a tener que afrontar a ello y son familias que no se van a recuperar jamás.
Estamos hablando que son en torno a 900 familias solamente por este tema al año. En principio, lo que me ayudó fue mi hermano pequeño, por no dejarle solo con todas las circunstancias que teníamos. En casa la realidad era bastante más complicada que en el colegio. Me preguntan: '¿Qué es lo más duro que te han dicho?' ¿Sabes qué es? 'Tú no puedes' He callado muchas bocas. Cuando me dicen eso, yo suelo contestar: 'Lo que me estás proyectando son tus limitaciones, no son las mías'. Entonces, a mí no se me ocurre decir nunca a nadie, tú no puedes. Si quieres algo, trabájatelo. Pico y pala, nadie te va a regalar nada, absolutamente nada.
"Si perdemos una pareja, somos viudos. Si pierdes a alguno de tus mayores, huérfanos. Pero si pierdes a tu hija, ¿cómo se llama? Es un dolor tan sumamente duro que no tiene ni nombre"
Exjugador de baloncesto¿Qué te llevó a decidir contar tu historia y dar estas charlas?
Me he referido antes a Javier Pérez Aznar. Es un gran experto del acoso y a medida que fuimos haciendo el trabajo personal, él me rescató en un tiempo que yo andaba muy perdido, andaba mucho en la reivindicación, en la rabia, pero, sinceramente, es algo que no vale para nada porque de lo que se trata es de recomponer a ese niño, a esa niña que podemos llevar ahí dentro. Lo más bonito que tienen los niños es ese corazón especial y lo que tenía absolutamente destruido era el corazón. Para romper un corazón hay miles y miles de maneras, pero solamente hay una para recomponerlo y es conectar con el amor, que es lo que yo no me permitía, porque me sentía muy frágil, muy expuesto y muy vulnerable. Hacía una coraza y tenía una gestión complicada. Empezamos a trabajar con Javier y luego el que me dio las claves fue Jesús. Javier, a medida que íbamos avanzando, me decía: 'Es una pena que con lo que estás haciendo no lo utilices para ayudar a los demás' Ha sido por ellos básicamente por los que me he enganchado a esta actividad y desde luego que hoy para mí no es ya un trabajo, sino yo creo que es un foco de vida. Ya mi vida la tengo muy direccionada, muy enfocada, muy dirigida y pienso darlo todo para que no se repitan historias como la que me tocó vivir a mí.
"Para romper un corazón hay miles y miles de maneras, pero solamente hay una para recomponerlo y es conectar con el amor, que es lo que yo no me permitía, porque me sentía muy frágil"
Ex jugador de baloncesto¿Cómo te sientes al saber que tu experiencia y tus palabras están ayudando a otras personas?
Por un lado, es satisfacción, pero con el ego apartado, porque el ego no te lleva a ningún sitio. Por otro, cansancio porque es una paliza e invierto muchísimo tiempo en esto y a horas intempestivas a veces. He tenido experiencias personales muy duras, muy al límite, de decir: 'Igual mañana no estoy aquí'. Y lo que sí me gustaría es poder llegar a ese último día, sea cuando sea, que espero que sea dentro de mucho tiempo, con esa satisfacción de poder decir: 'Joder Iñaki, que bien lo has hecho, lo has dado absolutamente todo y te has podido convertir en tu mejor versión, que cada día lo estamos trabajando' Y sobre todo con la tranquilidad de que hemos hecho todo por algo como lo que estamos haciendo, que es rescatar a esos chavales y darles, sobre todo, esperanza. 'Chaval, te va a costar, pero se puede'. Y ahora lo estoy disfrutando. Antes me costaba, me quebraba de una manera total en el escenario, pero ahora, gracias a Javier y a Jesús, esa herida ya no duele, ya no me rompo, no me quiebro. Hoy tenemos la solución, el camino, las claves y disfruto de lo que estoy haciendo y con la satisfacción de que cuando te mandan esos mensajes tan increíbles que llegan frecuentemente, pues dices: 'Lo estamos haciendo bien'.
Siguiendo ese hilo, ¿podrías compartir alguna historia o algún feedback de alguien que haya asistido a tus charlas?
Historias te puedo contar muchas. Mira, hace dos nochebuenas, me puse mal y me tuvieron que llevar a urgencias con un ataque de ansiedad. Estaba con 23-16 de tensión. Había sido un día complicado. Me llevaron al hospital de Urduliz, que está aquí cerca de donde vivo yo, cerca de Bilbao. Me metieron en boxes, me atendieron fenomenal y una vez que ya descartaron que podía ser un neumotórax… Me acuerdo que eran como las tres y cuarto de la mañana o una cosa así y estaba en el box tranquilamente, dormitando, totalmente relajado cuando vinieron dos enfermeras que estaban de turno esa noche. Entraron y yo pensaba que me iban a atender. Y de repente me viene una de ellas y me dice... (uf, me emociono) Me dice: 'Tú no eres consciente de lo que estás haciendo' Sin decir buenas noches ni nada. Yo, medio dormido, desubicado. Y sigue: 'Tú has salvado la vida de mi hija'. Y le digo: 'Venga, no seas exagerada, que no será para tanto'. Y viene la mujer, ya toda seria y me dice: 'No, no, tú has salvado la vida a mi hija. Mi hija hace un tiempo estuvo en una charla que diste en un colegio. Estuvo hablando contigo después y la empoderaste. La actitud de sus compañeros cambió por completo y la chavala, a partir de ese momento, cogió las riendas y salió espectacular. No te imaginas cómo te quiere y cómo te admira'. Al rato, vino la otra compañera y me dijo: 'Que sepas que tú has salvado la vida a mi hijo' Y yo, atónito, les preguntaba: '¿Qué queréis, qué me pegue un perrenque otra vez?`. Estuvimos hablando y lo mismo, un chaval que había tenido una vida muy dura, con circunstancias muy duras, y claro, a partir de ese momento, el chaval cambió su conducta.
No te puedo describir el abrazo que me dieron esas mujeres ese día, pero es que no termina así la cosa. Me fue un amigo a buscar y me llevó a casa. A la mañana siguiente, cuando me desperté, vi una nota de WhatsApp, que me escribió un chico que en su día estuve ayudando a su hija por un tema también duro, que trabaja en ambulancias. Sabía lo que me había pasado y estuvimos hablando. Y le conté el episodio de las enfermeras y este hombre me dijo lo mismo, que no era consciente de lo que estaba haciendo. Y le pregunté por qué y me contestó: 'Es que tú has salvado la vida de mi hija. No eres consciente de lo que estás haciendo porque tú estás con ellos, pero luego no te llega mucho de lo que pasa después. No puedes dejar de hacer lo que estás haciendo y cuenta conmigo para lo que sea'. Y yo desde luego, mientras el cuerpo aguante y me lo pueda permitir, desde luego no pienso parar.
En el plan de futuro, ¿hay alguna iniciativa por ahí en la que estés emocionado de cara a ese futuro?
Hay un proyecto muy cercano, del que ahora mismo no puedo decirte nada. Pero mola mucho y creo que puede ser súper útil por cómo se está planteando. Estoy muy ilusionado con esto, pero de momento no puedo decir absolutamente nada. Paciencia. Por lo menos hasta septiembre, octubre no podemos comunicar nada, pero una vez que ya se haga oficial, entonces sí. Es un proyecto que me he quedado impactado y sorprendido para bien, cómo de una historia tan dura se puede crear algo tan bonito para concienciar y ayudar a los chavales.