BALONMANO

Regreso al 'Dream Team' de Masip y Urdangarin: uno era "un asesino en el campo", el otro "un jugador de equipo"

Aquel FC Barcelona, mejor conjunto de la historia del balonmano, monopolizó las Copa de Europa entre 1996 y 2000 con estrellas que marcaron una época.

El Rey Emérito Juan Carlos le entrega la Copa de Europa de 1999 a Enric Masip. /ABC
El Rey Emérito Juan Carlos le entrega la Copa de Europa de 1999 a Enric Masip. ABC
Andrés G. Armero
Alejandro de Paz

Andrés G. Armero y Alejandro de Paz

El FC Barcelona es el club más laureado de la historia del balonmano. 31 Ligas y 11 Copas de Europa no admiten discusión alguna. Este sábado en Colonia (a las 18:00 contra el Kiel alemán) arranca su camino a la Duodécima en una nueva Final Four de la Champions, la sexta consecutiva. En las gradas se darán cita algunos de los hombres que marcaron una época con la zamarra blaugrana.

Hubo una generación que monopolizó la Copa de Europa entre los años 1996 y 2000, con cinco coronas correlativas que asombraron al mundo. Nunca antes se vio tal dominio de un equipo y probablemente no se volverá a ver jamás. "Fue una revolución en el ritmo de juego", introduce Xavier O'Callaghan, un hombre fundamental en aquel vestuario, que se retiró con 7 Ligas de Campeones tras vestir toda su carrera (1986-2005) la misma camiseta.

El tarraconense sintetiza las virtudes de un proyecto que encontró en el entrenador zaragozano Valero Rivera a su gurú. "Ese equipo se puso a jugar con 14 jugadores, todo el mundo tenía su momento, y eso te llevaba a tener un ritmo de partido muy elevado", explica antes de detallar una innovación estratégica que marcó una era: "La novedad defensiva, que fue el 5-1, le pilló con el paso cambiado a muchos equipos que no sabían cómo atacarlo. La combinación de una defensa nueva y de una forma de jugar mucho más rápida hizo que tuviésemos una ventaja competitiva durante muchos años; la aprovechamos muy bien para conseguir crear una época fantástica para el Barça".

Xepkin, Masip y Urdangarin celebran el triunfo blaugrana en Zagreb en la final de la Champions de 1998.  EFE / AP
Xepkin, Masip y Urdangarin celebran el triunfo blaugrana en Zagreb en la final de la Champions de 1998. EFE / AP

En unas finales que se disputaban a doble partido, el Barcelona arrasaba a sus rivales en un Palau elevado a categoría de fortín, en el que todos los clubes de Europa salían trasquilados. En 1996, Elgorriaga Bidasoa fue la víctima culé (46-38 en el total). Las tres siguientes ediciones, el Badel Zagreb mordió el polvo con globales de escándalo (61-45, 56-40 y 51-40). En el 2000 le tocó el turno al Kiel, que viajó al feudo barcelonista con una ventaja de tres goles que no fue suficiente. En la Ciudad Condal, el 29-24 del luminoso reflejaba otra noche mágica de los Enric Masip, Rafa Guijosa, Xepkin, O'Callaghan, Antonio Carlos Ortega (actual técnico del primer equipo), Urdangarin, Schwarzer y los porteros Barrufet y Svensson.

El reputado entrenador Manolo Cadenas (otrora técnico del Barça y la Selección española) se rinde ante aquella escuadra. "Es difícil decir estas cosas, pero creo que el Dream Team de Valero Rivera ha sido el mejor equipo de la historia del balonmano", apunta. En aquella escuadra, un nombre contagiaba su sed de triunfos: Enric Masip. "Era un competidor nato, un devorador de títulos, un jugador extraordinario", dice el leonés. O'Callaghan toma la palabra: "Enric era un asesino en el campo, un ganador nato. Enric es todo al 100% para ganar: cada día, cada entreno, siempre. Y esto lo transmitía dentro y fuera del campo, intensidad máxima para ganar".

Con el paso del tiempo, el nombre más mediático de aquella generación fue el de Iñaki Urdangarin, en parte, por su relación con la infanta Cristina de Borbón, que trascendió al deporte. En la pista, Urdangarin (que jugó en el Barcelona desde 1986 al 2000 conquistando 6 Copas de Europa y 10 Ligas) fue un hombre de capital trascendencia en el esquema de juego de Valero Rivero. "Un jugador de equipo necesario para conseguir grandes títulos. Marcó una época y fue muy importante en ese Dream Team", subraya Cadenas.

Iñaki Urdangarin, en la retirada de su camiseta en 2001.  ABC
Iñaki Urdangarin, en la retirada de su camiseta en 2001. ABC

"Urdangarin era un jugador de equipo, era amalgama. Conseguía que el equipo tuviese una consistencia defensiva, que era superimportante, y siempre te aportaba en ataque", apunta O'Callaghan. "Siempre te daba algo y estos jugadores son los que hacen que los equipos ganen. Necesitas estrellas, pero también necesitas gente que te haga al equipo mejor; e Iñaki lo hacía", afirma sobre el emblemático 7, cuya camiseta fue retirada y colgada en el Palau en 2001 en señal de reconocimiento (al igual que el 4 del propio O'Callaghan, el 5 de Masip, el 16 de Barrufet o el 2 de Òscar Grau).

La generación dorada dejó el listón tan alto que los jugadores que llegaron con posterioridad sufrieron aquella presión, como reconoce el genial extremo Juanín García: "Me acuerdo de la primera Liga que gané con el Barcelona (la 2005-2006), fue un año complicado porque acababa de llegar. Había sido un cambio importante el ir a un club así; y ganar aquel título me sirvió bastante de liberación". La conquista de la Champions, "el gran reto que tenía" Juanín, no se dio hasta 2011 (con Xavi Pascual a los mandos), lo que pone más en valor si cabe el lustro de dictadura blaugrana en Europa entre 1996 y el 2000.

De las 11 Copas de Europa, seis llevaron el sello de Valero Rivera (1991, 1996, 1997, 1998, 1999 y 2000), tres de Xavi Pascual (2011, 2015 y 2021), una de Xesco Espar (2005) y otra de Antonio Carlos Ortega (2022). Este último, que podría añadir este fin de semana su segunda Champions como entrenador, es el vaso comunicante del actual equipo con el Dream Team, en el que desempeñó un papel sobresaliente como extremo. Un guiño del destino a una generación irrepetible que llenó de gloria las vitrinas del Barcelona y firmó páginas brillantes en la Selección española. Porque en balonmano, ayer y hoy, la mística viste de blaugrana.