Las voces del balonmano, juntas por primera vez: "Si te gritan ¡Adentro! por la calle, tan pequeña no será la audiencia"
Luis Miguel López y Paco Caro, narradores históricos de RTVE, charlan en Relevo antes de que Hispanos y Guerreras se jueguen el billete a los Juegos Olímpicos de París.
Llegan en taxis diferentes, pero cuando uno baja a recibirles, Luis Miguel López y Paco Caro ya conversan entre ellos como dos amigos con pasado común. No hacen falta cámaras. Se conocen y no tardan en demostrarlo. El primero, más veterano, narró las suertes y desgracias del balonmano español en Televisión Española durante un cuarto de siglo, desde 1982 hasta 2007, cuando abandonó la casa, dice, obligado a causa de un ERE. El segundo, aún vigente en antena, pone voz a las hazañas de Hispanos y Guerreras desde ese mismo año, cuando tomó el testigo de su hoy compañero de entrevista. Relevo junta por primera vez a ambos ante las cámaras, y lo hace con un objetivo claro: prolongar una conversación que, iniciada en la calle, y siempre con el balonmano de fondo, podría no terminar nunca.
"Paco y yo nos conocimos en los pabellones, cuando él estaba en Radio Marca, si no me equivoco. Coincidíamos en los partidos y nos saludábamos, como al resto de los compañeros, vamos", recuerda López, retirado de la narración a sus 71 años tras un last dance frustrado en Gol Televisión. "Luego dio la casualidad que él llegó a Televisión Española, pero yo creo que ya me había ido".
"Sí", replica con una sonrisa Caro, una de las caras deportivas más reconocibles de la cadena en la actualidad. "Yo llegué en agosto de 2007, pero claro, volviendo a eso que contaba Luismi, cuando yo le saludaba en los pabellones, no sabía ni qué decir. Conocía al mito por 'Estadio 2' y siempre digo que cuando llegué a la carrera ponía a Luis Miguel López como mi referente en la profesión. Y no es un halago gratuito, ¡lo puedo demostrar! No soy un tipo que se ponga fácilmente nervioso, pero a día de hoy, todavía me sigue pasando lo mismo: me sigue abrumando esta persona".
"Cuando llegué al balonmano, Juan de Dios Román me dijo: ¿Tú eres otro futbolero metido a esto?
Aunque en épocas diferentes, a ambos les une un arranque inesperado en la narración del balonmano. López, en el año 1982. "Mi jefe de Barcelona me dijo, oye, te vas a ir al Mundial de balonmano. Yo pensé, ¿balonmano? ¡Si no he visto un solo partido en mi vida! En Barcelona solo hacía fútbol", asegura. "Él me dijo que daba igual, que iba a ir solo a acompañar a Antolín García, que ya estaba mayor y para que no fuera solo. Y allí que fui. No conocía ni a los españoles, ¡imagínate a los checoslovacos!".
Caro, 27 años más joven que su predecesor en pantalla, también se aproximó al 40x20 de rebote. "Yo estaba en Radio Marca, haciendo esencialmente fútbol y tenis, y cuando se iban a disputar los Juegos Olímpicos de 2004 uno de los responsables de redacción me llama a su despacho y me dice, tú de balonmano, ¿conoces algo?", explica. "Yo le dije que bueno, que había jugado en el colegio. Él me interrumpió y me dijo, o sea que las reglas te la sabes. Y yo, sí, sí. Y me dijo, pues mira, hablas rápido y no tienes mucha vergüenza. Yo creo que esto lo puedes hacer. Y así empezó todo".
A ambos, eso sí, los vertebra un nombre, el mismo que ayudó antes y después a tantos otros periodistas. "Lo que hacía Juan de Dios Román, todas las revistas que nos daba, toda la información que facilitaba, era algo fundamental, y lo ha hecho con todos", apunta Caro. "Yo recuerdo que cuando empecé a narrar balonmano, me llamó Manuel Falkowski [prensa de la Federación] y me dijo, el presidente quiere verte. Yo abandoné la posición de comentarista en el descanso y fui, claro. Allí Juan de Dios, que era muy frontal, me dijo: ¿Tú eres otro futbolero metido a esto?".
A su vera, López ríe y asiente. "A mí el balonmano me apasiona desde hace años por esa pasión que me inculcó Juan de Dios", añade. "Me facilitó conocer a técnicos, árbitros, entrenadores, jugadores... Porque en aquella época, no como vosotros, por desgracia, se viajaba mucho. Yo viajaba siempre. Y la verdad es que se transmite mejor. Ves a los protagonistas, hablas con ellos, ves el calentamiento. Es otra cosa".
"El ¡Adentro! se lo escuché a Héctor Quiroga, que narraba baloncesto, y me gustó"
Tras unos años ante el micrófono, López se cansó de gritar "gol" e incluyó una variante que sacudió la imagen del balonmano en España. "Claro, tú vas adquiriendo experiencia y la pones en práctica en coletillas y demás. Lo del 'adentro', 'a la madera' y todo eso va saliendo solo. No recuerdo el primer día que lo dije, pero era una 'Aaa' muy larga... ¡Dentro! A veces, incluso lanzaban, yo empezaba ya con el 'Aaa' y el tiro se iba rozando el poste y gritaba ¡Aaa-fuera! Con la 'A' ahí colgando", reconoce. "Es algo que le había escuchado decir a Héctor Quiroga en el baloncesto, cuando metían canasta, y me gustó".
Muchos, por error o simplemente por juventud, asocian todavía hoy la cita a Caro, narrador de TVE desde 2007. "No, no, nada de eso", aclara él con cierto pudor. "Yo es que no concibo que se pueda narrar balonmano sin los giros de este tipo. Es imposible. Es que, ¿cuántas generaciones hay que han consumido el balonmano de esa manera?", señala. "Cuando llegué a la casa, me dijeron que yo tenía que tener mi estilo propio, pero es que no es algo que yo haya decidido. Es decir, no hay un ejercicio voluntario de decir 'adentro' o no, simplemente no concibo que se pueda decir de otra manera".
Tal es la fijación de Caro por esa forma de narrar un partido, que un día, su experiencia en el balonmano le jugó una mala pasada. "A mí me ha pasado que después de estar año y medio sin narrar otra cosa que no fuera balonmano, y esto lo juro, cuando teníamos los derechos de la Champions, el Bayern de Múnich metió un gol y grité: ¡Adentro! Ahí me di cuenta que era víctima de una enfermedad", recuerda entre risas. "Yo noté que la cosa estaba ya más que aceptada cuando a veces iba por la calle y un grupo de chavales me gritaba ¡Adentro!", añade López. "Igual es que las audiencias eran falsas, o al menos, no tan pequeñas como nos decían que eran".
No obstante, y aunque pasen los años, a Caro la figura de eterno heredero le persigue todavía hoy, tras más de 17 años al otro lado de la pantalla. "Todavía me dicen eso de, ya, bueno, pero es que tú no eres Luismi", cuenta. "Bueno, pero tú tienes estilo propio", replica López, cortando a su sucesor. "Puedo tener matices, pero narro el balonmano como lo hacías tú porque no es posible hacerlo de otra manera, es inherente al propio deporte".

Algo que sí separa a ambos —también hay diferencias— es el método. "¿Los cuadernos de Luismi? Casi todo lo que se dice forma parte de la leyenda, pero hay mucho de cierto", asegura Caro entre risas. "Yo apuntaba todo en una libreta apaisada, de anillas y cuadriculada, algo que me enseñó Antolín en aquel primer viaje al Mundial. Y ahí anotaba la formación de los equipos por orden de dorsal, con los porteros primero; y luego, [agárrense] a cada jugador le ponía un puntito por lanzamiento, un '1' por cada gol, un puntito con una 'p' pequeñita por tiro al poste, un puntito y una 'd' por tiro blocado por la defensa, añadiéndole, además, una 'b' al defensor; un puntito y una rayita al portero si el tiro va fuera...", enumera Luismi, ante la estupefacción de su compañero.
"Claro, ¡para mí todo eso es impensable! Suficiente tengo con contar lo que veo como para estar al mismo tiempo haciendo un criptograma así", reconoce Caro. "Luego además se une que yo, a diferencia de Luismi, he sido poco dado a las estadísticas. Siempre he creído que las estadísticas, las justas y en su contexto. Entiendo que hay una serie de datos importantes, pero yo lo que busco es aportar contexto en todo momento. Y es cierto, y ahí estoy con Luismi, que una estadística lo que te permite, al final, es objetivar una opinión. Y eso, desde nuestra posición, puede ser muy útil".