La quisieron echar del balonmano tras tener una bebé y ahora irá a los JJOO de París: "Lo más bonito es que mi hija esté aquí conmigo"
La portera de la selección Darly Zoqbi fue apartada por el Gloria Bistrita rumano por ser madre, a pesar de haberlo pactado con el club a sus 40 años.
Las Guerreras volverán a estar en los Juegos Olímpicos. Lo harán por quinta edición consecutiva en una muestra de calidad, fe y mucha garra para sobreponerse al paso de los años y de las generaciones. En el vestuario ahora dirigido por Ambros Martín hay un sinfín de historias de mérito que viajarán a París, pero pocas son comparables a la de Darly Zoqbi (Ponte Nova, Brasil, 1982; nacionalizada española en 2015). La portera de las Guerreras se pondrá bajo los palos olímpicos con 41 años, pero sobre todo tras superar una grave lesión justo antes de los Juegos de Tokio en 2021 y una injusticia retrógrada que casi la echa del balonmano.
En pleno siglo XXI, la decisión de ser madre siendo deportista de élite y en plena carrera profesional sigue sin ser fácil por el riesgo de perder 'el tren' y quedar fuera de la ecuación de los intereses de los equipos. Serlo a lo 39 años, además provoca una disyuntiva en el alambre: las mujeres afrontan las últimas oportunidades biológicas de cumplir el deseo de tener un hijo propio y además, con una edad tan veterana que ya hace difícil encontrar equipo, las jugadoras se pueden ver obligadas a una retirada forzada por la falta de ofertas.
Zoqbi todavía no miraba a la cara a a la retirada y por ello, aprovechó la peor de las noticias para un deportista de élite para darle la vuelta con una buena nueva en, seguramente, la última ocasión. Tras su rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, anunció a su club, el Gloria Bistrita rumano, su deseo de ser madre aprovechando los meses de baja fuera de las pistas."Me lesioné el 3 de junio de 2022 y me quedé embarazada rápido", comienza a relatar, "y mi hija nació el 5 de mayo de 2023" teniendo los 40 años ya cumplidos. La explicación es clara y las cuentas también: la lesión la iba a dejar fuera gran parte de la temporada siguiente, por lo que lo mejor y más realista era pensar ya en la siguiente, donde seguiría teniendo contrato en vigor.
Incumplimiento de contrato... y de su carrera
El club rumano había dado el OK para que hiciera realidad su sueño de ser madre, todo estaba acordado e incluso, la hispanobrasileña señaló que, si no llegan a estar de acuerdo, no hubiera intentado quedarse embarazada porque "es una profesional y tenía contrato en vigor".
Pero la sorpresa llegó a su vuelta a los entrenamientos. En primer lugar, se vio apartada de la dinámica del equipo y, poco después, el Gloria Bistrita la llevó a los tribunales para intentar romper el contrato que terminaba al final de la temporada 2022/23. Y todo, por ser madre. "Intentaron que dejara de jugar al balonmano antes de tiempo y antes de lo que yo quería", confiesa ahora a Relevo con una mirada que entremezcla la alegría de la clasificación olímpica con el recuerdo de una situación tan complicada. Finalmente, con el veredicto del juez a su favor, en febrero de 2023 y después hacer público por lo que estaba pasando, cerró su relación profesional con el Gloria y fichó por el Brest francés que le devolvió a donde tenía que estar, a la portería de balonmano. Unas semanas después, era convocada por la selección española.
"Ha sido mi gran apoyo para volver al balonmano"
Ahora, un año y medio después de aquel calvario, en medio de la conversación con Relevo, su cara se va tornando en felicidad al transcurrir de su historia y percatarse que ha conseguido vencer a todo para ir a unos nuevos Juegos Olímpicos, sus cuartos en total. Con la pequeña Nicole en sus hombros, quien le da sentido a todo lo luchado — "Ella ha sido mi gran apoyo y mi fuerza para poder volver al balonmano", confiesa a Relevo —, celebra sobre la pista del Palacio de los Deportes de Torrevieja mientras se le acercan otras jugadora para juguetear con la 'guerrera' más joven sobre la pista. "Lo más bonito que puede haber en el mundo es vivir esto con mi hija a mi lado y que pueda disfrutar conmigo de este momento". Como curiosidad, Nicole viste el dorsal 55 en su menuda camiseta, el mismo número que lleva la compañera de su madre en la porteria y con quien también comparte nombre, Nicole Wiggins.

Darly es una de esas grandes historias del deporte español, pero sobre todo una referente de que ser madre y deportista de primer nivel es posible, a pesar de que algunos lo quieran impedir. Recuperada de una lesión de rodilla a su edad y un castigo injusto, echará todos sus recuerdos a la maleta el próximo verano. "Después de todo lo que me ha pasado en los últimos años, no puedo estar más feliz. Pero todo ha pasado, lo he superado, estoy aquí y nos hemos clasificado a París". Y con una regla clara para su carrera: "Nadie tiene que decirme cuando tengo que dejar de jugar al balonmano".