BARÇA 30 - GRANOLLERS 31

El histórico triunfo del Granollers tiene una explicación 'real' con un Pablo Urdangarin que se revaloriza en el recinto en el que su padre reinó: "Soy la versión mini, más ágil y un poco más frágil"

El sobrino de Felipe VI fue clave en el histórico triunfo del conjunto granollerense, que derrotó al Barça en el Palau donde no perdía desde hace 7 años en Asobal.

Pablo Urdangarin celebra un triunfo con el Granollers./Asobal | Álex Solana
Pablo Urdangarin celebra un triunfo con el Granollers. Asobal | Álex Solana
Guillermo García

Guillermo García

Cuando uno echa la vista atrás y busca entre tomos y legajos cuando fue la última derrota del Barça en el Palau en la Liga Plenitude (nombre que recibe actualmente la Asobal) tiene que escarbar mucho entre páginas y registros e irse hasta el 13 de abril de 2018 para encontrar al conjunto azulgrana, tirano imperturbable del balonmano nacional, por detrás en el marcador.

Siete años han pasado desde entonces y salvo un borrón que se dio en los despachos en 2021 (alineación indebida de Ben Ali frente al Torrelavega) nadie había conseguido asaltar el feudo azulgrana en la cancha. Y ha tenido que ser alguien que conoce bien los entresijos del recinto el que liderara el triunfo de un Granollers que, precisamente, fue el último equipo en arrancar una victoria del pabellón azulgrana (28-29).

Ese alguien no es otro que Pablo Urdangarin, un canterano forjado al alimón entre Alemania y la cantera del Barcelona donde se crió y de donde tuvo que salir para dejar atrás la alargada sombra de su padre Iñaki, todo un ídolo para el barcelonismo gracias a sus 10 ligas, 6 Copas de Europa, 7 Copas del Rey y otros 18 títulos que lucen en el palmarés de quien fuera duque de Palma.

"Me ayuda mucho. Considero a mi padre casi como un psicólogo, cuando hablo con él me relaja y me acuerdo de todo lo que debo pensar antes de salir a la pista"

PABLO URDANGARIN

"Me ayuda mucho. Considero a mi padre casi como un psicólogo, cuando hablo con él me relaja y me acuerdo de todo lo que debo pensar antes de salir a la pista. Es un gusto. Muy poca gente tiene la suerte de tener a alguien que lo ha vivido y lo ha ganado todo. Lo tengo al lado para cualquier cosa y lo intento aprovechar. Yo nunca he notado esa comparación. Soy como la versión mini, la versión un poco más ágil y un poco más frágil. La gente sí lo decía mucho. A mí me gusta que hablen de mi padre y de lo bueno que era", reconocía el lateral derecho del conjunto granollerense en una entrevista con la propia Asobal horas antes de asaltar la casa donde su padre es leyenda.

Porque aunque los focos se giraron hacia Antonio García nada más terminar el duelo, justo después de anotar el penalti que supuso el triunfo del Granollers, el gran protagonista del duelo había sido un Pablo Urdangarin que se está confirmando esta temporada como una nueva realidad en el 40x20. El lateral terminó el duelo en su antigua casa con seis goles y cinco asistencias en su casillero, confirmando lo que venía apuntando en las últimas jornadas.

Lo está consiguiendo en una temporada que está siendo la de su consagración con goles 'virales' y tantos decisivos con la camiseta del equipo catalán. El primer apartado se pudo ver el pasado 14 de febrero, cuando el Granollers se enfrentó al GOG danés, en partido correspondiente a la Liga Europea de Balonmano. Un duelo en el que el sobrino del Rey Felipe VI consiguió batir al portero rival con una magistral obra de despiste. Cuando parecía estar a punto de lanzar el balón, terminó pasándolo por detrás de la espalda para marcar gol y despertar la locura en la afición.

Luego está la parte decisiva como la que dejó ver ante el Ciudad de Logroño. Quedaban tres segundos para cerrar el partido y Urdangarín lo cerró a su manera, con un lanzamiento desde más de ocho metros terminó alojando el balón en el fondo de la portería riojana, desatando el delirio en las gradas del Palau D'Esports de Granollers.

Pero faltaba la guinda del pastel y esta ha llegado en un Palau donde todavía luce la camiseta de su padre, retirada tras una trayectoria difícilmente igualable y donde él dio sus primeros pasos como profesional. "Me acuerdo cuando debuté con el Barça, salí a la pista, choqué las manos con los compañeros y vi la camiseta de mi padre colgada en el Palau. Debuté con Ian Barrufet, que también tiene la camiseta de su padre ahí arriba. Nos hizo mucha gracia porque nuestros padres son muy amigos. Es muy chulo. Siempre me ha gustado el 7 por mi padre. En el Barça B, un compañero era muy supersticioso y me pidió si podía usar el 7. Entonces pensé en llevar el 77, hace honor a mi padre", reconoce un jugador que queda libre este verano y que ya ha comenzado a sonar en la órbita de varios equipos.

Urdangarin se está ganando el nombre que tanto ha buscado fuera de los focos que le acompañan por su apellido. Con su madre, la infanta Cristina, en la grada, Pablo borra a base de goles y grandes actuaciones cualquier presión que pueda tener por su linaje. "No me gusta que me vean como una persona diferente a lo que soy. Todo el mundo sabe que soy un tipo normal y espero caer bien. Pueden decirme cualquier cosa y me lo voy a tomar bien y se lo devolveré", concluye un Urdangarin que ha terminado reinando donde antes lo hizo su padre. Aunque con otro escudo.