Álex Chan lleva el balonmano desde Pontevedra hasta Nueva Orleans
El jugador del Cisne se prepara para disputar su primer Mundial con la selección de Estados Unidos gracias a su doble nacionalidad.
Estados Unidos es un país que vive por y para el deporte. Cada fin de semana miles de personas llenan los estadios de la NFL y del fútbol universitario, las canchas de béisbol y a diario acuden a los pabellones de la NBA para ver a las grandes estrellas del baloncesto mundial. Hockey, atletismo, natación... El seguimiento es masivo. No ocurre lo mismo con el balonmano, un deporte totalmente residual en el territorio norteamericano hasta hace unos años, pero que en los últimos tiempos está abriéndose camino. Y parte de culpa la tiene Álex Chan, un jugador nacido en Pontevedra que tiene raíces en Nueva Orleans.
El actual jugador del Cisne nació en la capital de provincia gallega hace 29 años, y eso ya le acerca a ese deporte. Teucro, Cisne y no tan lejos el Cangas han sido y son hogar de muchos grandes jugadores. Además, su padre fue también profesional y posteriormente entrenador. "Comencé a jugar cuando tenía seis o siete años", reconoce Chan, una de las estrellas del Cisne en Asobal. Ingeniero industrial, la mitad de su familia es de Estados Unidos, país con el que mantiene una relación muy estrecha. "Mi madre es de Nueva Orleans, aunque vivió muchos años en Virginia, que es donde están ahora mis primos y tíos. Allí pasé muchos veranos de mi infancia", asegura el central pontevedrés.
Chan fue uno de los muchos talentos que ha dado el balonmano español en los últimos lustros e incluso llegó a ir a una convocatoria con el equipo nacional juvenil. "Soy de la generación de los júnior de oro y estar en ese equipo era muy, muy complicado. Es habitual que a algunos jugadores que destacan los convoquen para verles y así fue, pero no tuve continuidad", reconoce. Y ahí surgió la opción de probar suerte en el combinado de Estados Unidos, aunque al principio le costó un poco. "Yo me puse en contacto con ellos porque les había visto en algún campeonato y quería contribuir al crecimiento que estaban teniendo, pero en aquella ocasión no logramos hacerles llegar el mensaje porque no conocíamos bien la estructura que tenían y no teníamos contactos en la federación. Tiempo después vi que había un jugador americano en el Ademar, -Drew Donlin- y gracias a mi entrenador, Javier Fernández, y a través de Manolo Cadenas ya pude hablar con ellos y comencé a ir a algunas convocatorias", recuerda el jugador del Cisne.
La suya no es una nacionalización forzada ni hecha solo para que el equipo estadounidense mejore su nivel deportivo. "Yo estoy muy vinculado a Estados Unidos y mi llegada al combinado nacional se comenzó a tramitar hace bastante tiempo. Nuestra selección está formada por jugadores formados en Europa pero con raíces norteamericanas, no hay nacionalizaciones a la carta como en otros lugares y no las habrá en el futuro porque la filosofía es otra", apunta el pontevedrés.
Estados Unidos nunca ha sido una potencia en balonmano. De hecho, hasta hace no tanto estaba viviendo una mala etapa debido al poco auge que tenía el deporte dentro de las fronteras. Su última participación en unos Juegos Olímpicos fue en 1996 y porque eran anfitriones, mientras que desde 2001 no pisan un Mundial. Eso cambiará dentro de unas semanas. El combinado norteamericano logró el pasado verano una histórica clasificación para la cita que se disputará en Polonia y Suecia en enero que se une al trabajo de su federación desarrollado en la sombra durante los últimos años.
"Actualmente se intenta trabajar en edad escolar para que los jóvenes conozcan este deporte. Es cierto que hay universidades con equipo propio, pero lo que se está intentando es coger a niños y niñas en una edad más temprana para que se puedan formar desde pequeños. Lo que no quieren es que opten por el balonmano de rebote tras descartar otros deportes en los que no cumplían sus objetivos. Hay mucha labor divulgativa en el país", explica Chan.
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El central del Cisne es uno de los líderes de la selección norteamericana. Con la competición ya detenida en España, Chan ya se encuentra totalmente focalizado en llegar al Mundial en las mejores condiciones. "Me considero una persona importante en el equipo y creo que llego en buena forma. Además, este pequeño parón previo me viene bien porque en liga acumulé muchos minutos por lesiones de otros compañeros y seguro que en unos días estoy ya descansado", apunta el jugador.
Sobre las expectativas que tienen de cara al torneo, Chan asegura que el principal objetivo es "seguir creciendo" y espera poder superar la primera fase. "Tenemos un equipo bastante variado y nuestra forma de jugar es parecida a la de otras grandes selecciones. Queremos dar visibilidad a un deporte que cada vez tiene más adeptos en Estados Unidos, aunque sabemos de la dificultad que existe porque somos un equipo relativamente nuevo", señala el pontevedrés.
El de 2023 será su primer Mundial después de que se le cerrasen las puertas del que se disputó en 2021 en el último momento, aunque a aquel torneo habían llegado con una invitación. "Ahora es por méritos deportivos y por eso nos hace especial ilusión. Por aquel entonces estábamos preparándonos en una línea similar a la actual y cuando estábamos en Dinamarca tuvimos mala suerte y la mayor parte de la expedición se contagió de COVID. La federación decidió que era mejor retirarse que enviar a un equipo B que no tenía sintonía por no haber podido entrenar juntos. Además, el Mundial se iba a retransmitir a nivel nacional y no era la imagen que se quería dar de este deporte en aquel momento", reconoce el central. Ahora, por fin, tendrán su revancha. Estados Unidos ha llegado al balonmano para quedarse.