BALONMANO

Pedro Rodríguez, el gallego que se viste con la equipación de Hungría

El extremo vigués defiende ahora los colores de la selección magiar tras ser internacional con España.

Pedro Rodríguez, en un partido esta temporada con su actual equipo. /RELEVO
Pedro Rodríguez, en un partido esta temporada con su actual equipo. RELEVO
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Pedro Rodríguez fue internacional absoluto con la selección española de balonmano. Debutó en 2015 y su futuro parecía ligado al del combinado nacional. El pasado fin de semana, ya habiendo alcanzado la plena madurez deportiva, defendió los colores de su selección durante el parón internacional y de cara a los partidos clasificatorios para el Campeonato de Europa de 2024. Aunque ni el himno ni la bandera eran los mismos. Pedro defiende ahora los colores de Hungría.

Su llegada al balonmano, aunque temprana, vino de rebote. Como muchos otros, sus primeros coqueteos con el deporte le llevaron a golpear una pelota con los pies y no a lanzarla con la mano. "De pequeño yo jugaba al fútbol y gracias al padre de un compañero, que era entrenador de balonmano, me dijo que fuese a probar y ahí empecé en las categorías inferiores del Seis do Nadal, un equipo de Vigo", recuerda para Relevo el jugador gallego.

Y su explosión fue meteórica. Dos años en el modesto club de la ciudad olívica le sirvieron para llegar a la selección gallega de su categoría y para firmar por el Octavio, el equipo más importante de Vigo. "En aquel momento tenía ofertas de clubes de Asobal para su cantera, pero preferí quedarme en casa y después, tras jugar un año con el primer equipo, me fui a Cuenca", apunta.

Su llegada a Castilla La Mancha fue complicada. Unas anginas dificultaron su adaptación, aunque la ayuda de su inseparable compañero y amigo Hugo López lo hizo todo más sencillo. Él siguió mejorando hasta el punto de que el Ciudad Real, el mejor equipo del mundo, llamó a su puerta. "Era un contrato de cinco temporadas en el que en las dos primeras jugaría cedido en el Naturhouse de Logroño, que también jugaba en Europa", señala. Pero el conjunto manchego, luego Atlético de Madrid, quebró y su sueño se truncó en pesadilla. Por suerte, pudo seguir en La Rioja en lo que considera "la mejor decisión de su carrera".

Hungría aparece en la ecuación

En 2016, meses después de jugar con la selección española y de brillar en la Asobal, a Pedro se le presenta la oportunidad de su vida. El Pick Szeged de Juan Carlos Pastor le hace una oferta de tres temporadas para jugar en uno de los mejores equipos de Europa. Y sin dudar hace las maletas. "El primer año y medio fue muy bueno, pero luego empecé a tener menos minutos, algo que me hizo madurar mucho y mejorar a nivel mental", reflexiona el extremo diestro.

"Me llamó Laszló Nagy, me contó lo que querían de mí y acepté sin pensarlo mucho"

Pedro Rodríguez Jugador de balonmano

En 2019 llega al Balatonfüredi y un año después toma una decisión trascendental en su vida. Habían pasado más de cuatro años desde su último partido con los 'Hispanos' y Hungría le ofreció el pasaporte. Aceptarlo le abría de par en par las puertas de los grandes campeonatos internacionales. "Fue todo bastante rápido. Me llamó Laszló Nagy, leyenda húngara y vicepresidente de la federación, me contó lo que querían de mí y acepté sin pensarlo mucho. A nivel de balonmano, Hungría ha significado muchísimo en mi carrera y decidí tener la doble nacionalidad para ayudarles y devolverles parte de lo que me han dado", asegura el vigués.

Pedro Rodríguez con la camiseta de la selección húngara.  RELEVO
Pedro Rodríguez con la camiseta de la selección húngara. RELEVO

Plenamente adaptado al país, Pedro ya ha jugado un Campeonato de Europa con el combinado magiar, estará en el Mundial de 2023 y sueña con participar en los Juegos Olímpicos de 2024. "Cuando llevas la camiseta de la selección nacional es una responsabilidad muy grande porque estás representando a todo un país. En Hungría hay un plus porque el balonmano es el primer deporte. Es una de las razones por las que decidí quedarme aquí, por el amor de los aficionados y la apuesta de los clubes", apunta el ahora jugador de Tatabánya.

A corto plazo, el hispano-húngaro no piensa en regresar a España. "En mi nuevo equipo las cosas van bastante bien, tenemos un gran patrocinador que quiere hacer cosas importantes en el club y la apuesta es muy grande. He firmado dos años y quieren crecer temporada tras temporada", señala a Relevo, aunque reconoce haber tenido propuestas del extranjero. "He tenido ofertas, pero preferí quedarme porque creo que es bueno que los jugadores de la selección nacional hagamos más fuerte nuestra propia competición", añade.