BOXEO

Bivol se la devuelve a Beterbiev: se hace indiscutido en otra pelea cerrada

Dmitry Bivol es el nuevo campeón mundial WBC, WBA, IBF y WBO del semipesado la imponerse, por decisión mayoritaria, a Artur Beterbiev. La trilogía parece el único camino para ambos.

Dmitry Bivol lanza un golpe a Artur Beterbiev durante su segundo combate./Matchroom Boxing
Dmitry Bivol lanza un golpe a Artur Beterbiev durante su segundo combate. Matchroom Boxing
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Cuatro asaltos bastaron para comprobar que la secuela entre Artur Beterbiev y Dmitry Bivol va a ser recordada de mejor manera que la primera pelea entre ambos. Cinco años tardaron en cerrar un pleito y tan sólo cuatro meses después de verse las caras se reencontraron. La previsión era que la partida de ajedrez siguiese… y así fue, pero la manera de competir de ambos marcó la diferencia. Bivol, que perdió en octubre, necesitaba ser más agresivo, lo que provocó que el duelo luciese mucho más. Lo pasó mal en la parte inicial, pero acabó mejor y se llevó una pelea ajustada por decisión mayoritaria (114-114, 116-112 y 115-113). Ahora es el nuevo campeón indiscutido del peso semipesado (tiene los cinturones WBC, WBA, IBF y WBO) y el futuro está claro: la trilogía es necesaria.

Beterbiev venía de ganar, pero no se conformó. Salió con ritmo y eso hizo que Bivol entrase a la guerra desde el segundo uno. Fue un round igualado. Los dos rusos no se habían enfrentado hasta el año pasado, pero al proceder de la misma escuela sabían perfectamente lo que les podía traer el otro. El aspirante supo corregir el ímpetu de su oponente de inicio. Metió el jab, la distancia y comenzó a entrar y salir. En el cuarto, Beterbiev logró acortar de nuevo los centímetros entre ambos y le favoreció. El campeón es un hombre de mucho ritmo y empezó a implementarlo. Bivol contragolpeaba con criterio, pero era más inactivo.

El cuarto round dejó una igualdad clara en el ring, pese a ello, el cuarto y quinto acto de Beterbiev fueron de diez. El campeón apretó, pegó abajo y dañó a su oponente. Ahí estuvo la clave de todo. Cuando a él le tocó llevarse golpes los asimiló y fue al frente, pero Bivol sintió el poder de su compatriota y empezó a recular. Perdió totalmente el ritmo del pleito hasta el octavo. Ahí volvió a mandar con su distancia. El séptimo se quedó en el aire y dependería de la manera de ver el boxeo de los jueves. De un modo u otro, la pelea podría parecer que iba a estar asalto arriba o abajo. Beterbiev, por algún momento, dio la sensación de poder acabar antes del límite… pero la ventana se esfumó y tocaba regresar a la partida de ajedrez.

El terció había cambiado de manera progresiva y el noveno round mostró la mejor versión de Bivol. Se movió sin cesar, hizo el ring redondo y fue percutiendo a la vez que se movía. Beterbiev había olvidado golpear abajo, lo que dio un segundo aire al aspirante. El indiscutido, en cada minuto de descanso, parecía exhausto, pero después no bajaba el pistón. Debía recuperar, eso si, el ritmo. Lo pareció hacer al final del décimo episodio. Bivol no paraba de moverse y el pleito recordaba, de nuevo, a un duelo de esgrima sin florete. A falta de dos asaltos ambos estaban con su rostro magullado, cansados… y con el combate en un pañuelo. El empate era una opción más que válida, pero también lo era cualquier cartulina que pusiese con ligera ventaja a alguno de ellos.

Les restaban seis minutos y no podían escatimar. Tenían que ir a ganar ambos asaltos. La situación benefició a Bivol. Estaba muy cómodo al moverse y pegar. Beterbiev no podía dudar y al recibirle le conectaba con dureza. La parte final del undécimo asalto fue muy clara para el aspirante. Lo tenía en su mano. Su promotor, Eddie Hearn, no podía mantenerse sentado y le gritaba desde el ringsite. La emoción que pudo faltar en octubre desbordaba en febrero. Con el triunfo cerca, Bivol llegó incluso a trabar el combate. Beterbiev no escatimó, volvió a pegar abajo y arriesgó lo necesaria. Sabía que con una mano podía evitar las cartulinas. No llegó, pero gracias a ello vivimos unos segundos de locura. Turki Al-Sheikh aplaudía a rabiar mientras los púgiles volvían a sus esquinas. Otra vez debían escuchar a los jueces. Beterbiev se resignó, con asombro, al escuchar las cartulinas. Pudo existir un empate, pero Bivol sí que pareció hacer algo más. Arabia Saudí quería la trilogía y la tendrán. 24 asaltos no son suficientes para dirimir quien es mejor entre estos dos superclase.

Smith se llevó uno de los combates del año y Vergil Ortiz se consagró

Fuera del combate estelar, que se vendía por si sólo, Arabia Saudí organizó una de las mejores veladas que se han dado en este siglo. La cartelera contaba con seis combates con un campeonato del mundo en juego. La apuesta fue alta y costó sacarla adelante, ya que varias bajas de última hora provocaron cambios. Aún así, Turki Al-Sheikh está revolucionando el boxeo. Lo que antes hubiese supuesto dos peleas menos, ahora se resuelve con inteligencia y dos oponentes que dieron mucho juego en la previa. La evolución que tanto reclaman los aficionados se da en cosas como esta.

El combate coestelar fue uno de los que tuvo cambios. Daniel Dubois no expuso el Mundial IBF del peso pesado ante Joseph Parker. El inglés causó baja por enfermedad el miércoles y Martin Bakole no dudó en dar un paso al frente. Como premio a su osadía, la WBO no impidió a Parker exponer su cinturón WBO Interino del pesado. Había dudas sobre cómo saldría el combate. A menos de 24 horas para el combate, Bakole estaba volando a Arabia Saudí. Se pesó en la mañana del pleito y dio 142,8 kg en báscula. Fue, por casi 11 kilos y medio, el mayor tonelaje de su carrera. Nada importó, ya que el duelo se pudo salvar.

En lo estrictamente deportivo hubo poca historia. Bakole, como era de esperar, salió a "matar o morir". Intentó sorprender a Parker. Le conectó un golpe ascendente que le hizo retroceder, pero la diferencia de preparación era abismal. El neozelandés jugó con cuidado, pero no rehuyó el intercambio al observar los huecos que podían darle el triunfo. Ejecutó en el segundo round, cuando en un cruce envió a Bakole al suelo con un impacto en la zona de la sien. El congoleño cumplió, pero no pasó del segundo acto. Parker es uno de los mejores pesos pesados del momento y no dudó en dejarlo claro cuanto antes.

La otra modificación llegó en el duelo que se dio antes. Shakur Stevenson se enteró el martes de que Floyd Schofield enfermó. Tras no poder pelear llegó incluso a acusar al campeón mundial WBC del peso ligero de "envenenarlo". Arabia Saudí actuó rápido y puso al inglés Josh Padley, quien llegaba invicto en 15 combates y con una gran historia detrás, ya que actualmente compagina el boxeo con el trabajo en la obra. Podía cambiarle la vida el pleito, pero la diferencia era abismal. Shakur boxeó en distancia y ganó con comodidad en nueve asaltos. Boxeó sin riesgos, sumando castigo y tras tres caídas la esquina del inglés detuvo la contienda. El estadounidense necesitaba brillar, pero no lo hizo. Debe preocuparle no encandilar al público, aunque suma una nueva defensa y ya ha pedido una megapelea contra Gervonta Davis. En Oriento Medio se la podrían dar.

El otro Mundial absoluto del show tuvo polémica. Carlos Adames vio como los jueces le daban nulo (118-110, 114-115 y 114-114) ante Hamzah Sheeraz. Injusto. Adames comenzó de menos a más, pero fue mejorando y dominó la pelea como para ganarla. El inglés ni se creía la cartulina que le daba ganador al escucharla. Al haber empate, al menos, Adames continúa como campeón WBC del peso medio.

En la cartelera previa al Bivol vs Beterbiev el gran nombre fue el de Agit Kabayel, quien sorprendió noqueando a Zhilei Zhang en el sexto asalto para alzar el Mundial WBC Interino del peso pesado. El alemán, todavía invicto, ha demostrado, sin hacer ruido, que puede estar en el primer nivel. Lo mismo hizo Vergil Ortiz, quien retuvo el Mundial WBC Interino del superwelter frente a Israil Madrimov. El estadounidense ha tenido problemas de salud derivados del peso, pero en su nueva división está cómodo. Metió su ritmo habitual, presionó y borró por completo a Madrimov. Vergil tiene el futuro que todos esperábamos.

Por último, hay que destacar el combate de la noche, Callum Smith ganó por decisión unánime (119-110, 115-113 y 116-112) a Joshua Buatsi para hacerse con el Mundial WBO Interino del semipesado. La pelea fue una guerra absoluta desde el primer tañido de campana. Los dos tuvieron la opción de noquear y ser noqueados, pero el mayor fuelle, y experiencia, de Smith le acabó dando una victoria que provoca que su carrera pase a una nueva dimensión. Había sido campeón mundial en el supermedio y ahora también lo es en el semipesado. Pocos pueden decir que han sido reyes en dos divisiones diferentes.