BOXEO

El cambio de Wilder: de "querer un cadáver en su expediente" a pedirle perdón a su rival por un KO

Deontay Wilder sorprendió tras su victoria ante Robert Helenius. Se preocupó por él y abandonó el papel de gánster que solía utilizar.

Deontay Wilder, tras su combate contra Robert Helenius./PBC
Deontay Wilder, tras su combate contra Robert Helenius. PBC
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

"Todavía estoy tratando de conseguir un cadáver en mi expediente" o "si alguien piensa que es un juego será mejor que cierre los ojos. Lo menos que puedo hacer es pagar su funeral (de un rival)", son algunas de las frases que han hecho a Deontay Wilder foco de la polémica durante mucho tiempo. El estadounidense, que cumple este sábado 37 años, parece haber madurado. Su retiro espiritual, utilizando ayahuasca, para decidir si seguía o no en el boxeo también le ha servido para corregir errores en cuanto a su personaje. Ese 'gánster' da la sensación que se ha quedado en el pasado… al menos eso transmitió en la rueda de prensa posterior a su victoria frente a Robert Helenius.

Wilder dejó uno de los KO's del año y el Europeo quedó completamente inerte durante unos minutos. Al hablar de ello, el 'Bombardero de Bronce' se quebró. "Ha sido un KO devastador. Se hace historia, pero ¿cuánto va a sufrir? Él puede estar bien en este momento, pero ¿qué pasará mañana? ¿Y en dos semanas? ¿En un mes? ¿Quizá dentro de unos años? Hemos visto lo que pasó, mira a Colón (Prichard Colón sufrió una lesión cerebral en 2015 tras un combate. Tenía 23 años y pasó en coma 200 días). Este hombre no tiene hijos… vosotros no entendéis por lo que pasamos. Él nunca sabrá lo que se siente al ser padre de alguien, y es una de las cosas más preciosas del mundo. Él subió al ring para sostener a su familia y ahora él no puede valerse por sí mismo. Su familia es la que debe cuidarle. Esto es serio, no sabemos si a Robert le pasará lo mismo. Él sostiene a su familia, pero ¿y si ya no puede hacerlo más? ¿Quién paga las cuentas?", apuntó entre lágrimas.

Las declaraciones, por todo el historial de su pasado, sorprendieron y al día siguiente Wilder visitó a Helenius en el hotel para comprobar que estaba bien y pedirle perdón por el KO. El finlandés, de 38 años, reveló que la de este sábado había sido su última pelea.

Fuera de palabras, quiénes conocen a Wilder hablan de su bondad fuera del ring. Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, siempre le ha defendido asegurando que sabe que no es el tipo de persona que muestra en sus palabras. De hecho, Wilder comenzó a boxear por su hija, Jessica Sécales, quien nació con espina bífida. Tenía un futuro prometedor en el football y baloncesto, pero con 18 años abandonó la universidad para comenzar a trabajar de chófer para pagar sus medicinas. Dos años después descubrió el boxeo y lo vio como una vía fácil para asegurar el futuro de su hija. Lo consiguió. Además, el excampeón mundial es un hombre profundamente religioso, incluso a llegado a visitar al Papa en el Vaticano.