Canelo Álvarez se da un baño de masas en México y necesita las cartulinas ante Ryder
Canelo Álvarez retuvo la corona unificada del supermedio ante John Ryder, al que venció por decisión unánime. El inglés aguantó todo el castigo del mexicano.
Canelo Álvarez regresó a casa tras más de diez años. El retorno del mexicano a su estado natal, Jalisco, fue una fiesta. Los haters asomaron en la previa y seguro que también lo hacen en el post, pero nadie quitará al mexicano una noche tan especial como la que vivió en el estadio Akron (casa de las Chivas de Guadalajara). El campeón mundial indiscutido (tiene los títulos WBC, WBA, IBF y WBO) del supermedio congregó a 55.000 personas, pero lo más importante para él es que estuvieron los suyos. Su abuela le acompañó en el vestuario y su madre grabó un emotivo vídeo que sirvió de preámbulo de su entrada.
Ese tipo de 'homenajes' suelen indigestarse, pero Álvarez sabía lo mucho que se jugaba y no se dejó sorprender por John Ryder, al que venció por decisión unánime (120-107, 118-109 y 118-109). Pese a ello, no será un pleito para recordar. Sobre Canelo había dudas. No peleaba desde septiembre cuando ganó, con una actuación discreta, a Golovkin. Después de ese pleito pasó por el quirófano para operarse de la muñeca izquierda. Necesitaba rodarse. La diferencia de calidad era evidente. El azteca puso los tiempos y acabó con el pleito cuando quiso.
Canelo había avisado en la previa que tomaría precauciones, pero fue un farol. Vendió todas las entradas, había un ambientazo y debía dar una lucha a la altura. Álvarez salió con la guardia alta y tomó el centro del ring. Fue sacando trabajo y puso golpes duros desde el inicio. En el primer asalto, el Gorila lo único que pudo hacer fue empujar al local contra las cuerdas. El tapatío estaba cómodo. Se quedaba en la corta distancia pegado y soltaba bombazos en cuanto podía. Sus manos parecían látigos que volaban a gran velocidad. Pese a la rapidez y potencia, la precisión fue otra virtud del campeón.
Tras tres asaltos, el castigo de Canelo ya se notaba de manera evidente en el rostro de Ryder. El inglés estaba muy magullado y tenía una abundante hemorragia nasal. El aspirante era valiente, pero la diferencia era muy grande. Álvarez no se cansaba de variar las alturas. Golpeaba en el rostro, en la zona hepática, en recto, en curvo… La dureza de Ryder iba a marcar el pleito, ya que el mexicano decidió sacar un plan claro: se quedó parado y reservó toda su energía para los golpes. En el quinto acto, tras una derecha recta, Ryder se fue al suelo. Parecía que no podría levantarse, pero le echó arrojo. En esa acción, Álvarez incluso notó alguna molestia en su mano derecha. Esa dolencia le hizo ser paciente hasta el final del round. Dejó correr el asalto y siguió tranquilo.
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— DAZN Boxing (@DAZNBoxing) May 7, 2023
En el sexto, Ryder salió a matar o morir. Lejos de las sensaciones de Álvarez, el mexicano siguió sacando la derecha… aún así, con el inglés más agresivo el tapatío se llevó golpes. En el séptimo la situación se calmó, pero Canelo sorprendió porque no se quitaba golpes. Dejaba la guardia alta y esperaba. Un estilo diferente al suyo. Quería una pelea de cabina telefónica para contragolpear en cuanto pudiese. Lo hacía, eso sí, con golpes aislados. Llegó en el octavo y Ryder se fue al suelo. Hubo golpe claro, pero el árbitro no contó entendiendo que había una mala posición de los pies.
El final también atisbó en el noveno. Canelo conectó de manera consecutivas tres manos muy duras al rostro del inglés, pero Ryder resistió y contestó. Parecía que cuanto más tocado estaba, mayor aguante. Inteligente, Álvarez no arriesgó. Sacó su trabajo y se cuidó. Era muy difícil acabar con Ryder, al que sólo habían noqueado en una de sus cinco derrotas. Comtemporizó el tapatío y eso le costó algún silbido al final del pleito. Una victoria a los puntos ante un rival inferior supo a poco. La lectura del combate habría cambiado si todo hubiese acabado en el quinto, pero no sucedió y eso restó nota al global del campeón. Al terminar, no reseñó ninguna dolencia y lo definió fácil: "Era un boxeador muy duro". El aguante de Ryder fue clave. Canelo estaba contento y fue claro: "Quiero a Bivol".