Canelo Álvarez contraprograma el KO de Joshua y anuncia su pelea con Munguía
El campeón mundial WBC, WBA, IBF y WBO del supermedio expondrá su corona frente a Jaime Munguía el 4 de mayo en Las Vegas. Álvarez, en un principio, quería pelear ante Jermall Charlo.
![Canelo Álvarez./Instagram](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202403/08/media/cortadas/canelo-Rq0Acf9x1sjUiGPBOjWxeqL-1200x648@Relevo.jpg)
Canelo Álvarez se enfrentará a Jaime Munguía el 4 de mayo en Las Vegas. El acuerdo se cerró la semana pasada y se confirmó este viernes (madrugada al sábado en España). El campeón mundial WBC, WBA, IBF y WBO del supermedio expondrá sus cuatro coronas en una pelea inesperada hace un mes. Él mismo, el 13 de febrero, anunció en una entrevista en TV Azteca que "no pelearía contra un mexicano" y avisó que su próximo pleito se oficializaría "pronto". Ni una cosa ni la otra. Todo lo que tiene que ver con el timming ha sido malo, incluso el anuncio. Álvarez decidió hacer oficial el duelo unos minutos después del extraordinario KO de Joshua ante Ngannou. La pelea acabará generando, pero el camino no es el óptimo.
El azteca ha tenido muchos problemas para cerrar su próximo combate. En el verano de 2023 firmó un acuerdo de tres combates con Premier Boxing Championship (PBC). Se aseguró 35 millones dólares (más variables por ventas del PPV y derivados de la publicidad) cada vez que se subiese al ring. Aplastó a Jermell Charlo y se quedó en una situación compleja. Sólo había un único camino apetecible en esa promotora: David Benavidez. Álvarez no quiere la pelea con él y se hizo el loco. Dejó correr el reloj, pero cuando se sentó a negociar se encontró con trabas.
PBC tenía un acuerdo con Showtime hasta diciembre de 2023. La cadena de televisión dejó de ofrecer deporte y la promotora pasa a dar sus eventos por Amazon Prime (el primero, el 30 de marzo). La entrada de Amazon complicó la situación. Quieren a Canelo, pero también rentabilidad. Álvarez estaba obcecado en enfrentarse a Jermall Charlo, hermano gemelo de su último rival, el 4 de mayo. La pelea no interesaba a nadie. Las posiciones eran claramente opuestas y aunque PBC intentó mediar, no hubo manera. Las partes rompieron el contrato. La promotora y la televisión tenían claro que si se daba el pleito no iban a recuperar los millones que iban a invertir.
Canelo, por tanto, se quedó como agente libre. Comenzó a negociar con Matchroom un acuerdo de dos pleitos. Primero quería a Edgar Berlanga y después a Jaime Munguía, pero Matchroom se puso firme. Primero, Munguía, ya que era la pelea de dinero. No hubo trato y Álvarez comprendió que tenía que ceder. Aceptó pelear contra su compatriota y volvió a hablar con PBC. Ellos serán los principales, pero en Estados Unidos también se verá por DAZN el PPV. Así, el púgil se garantiza los 35 millones más variables que ya tenía en mente. Al final ganan todos... menos Benavidez, quien parece que nunca tendrá la pelea que merece. De hecho, ha subido de peso.
El duelo anunciado es interesante desde el punto de vista mexicano. Las Vegas se llenará de aztecas para ver el duelo entre sus compatriotas. Generará dinero, pero no será un combate con tanta rimbombancia como los que Álvarez acostumbraba a tener antes de caer ante Dmitry Bivol. Tras ese tropiezo Canelo mide mucho sus pasos, sabe que si pierde de nuevo se le acabaron la bolsas tan abultadas. El pleito tendrá expectación, pero deportivamente tiene poca historia. El campeón es el gran favorito. Los fallos defensivos de Munguía parecen una losa muy importante.
Canelo Álvarez romperá así una sequía de siete años sin enfrentarse a un compatriota. El último mexicano contra el que se enfrentó fue Julio César Chávez Jr. (mayo 2017). Su victoria fue incontestable, pero el pleito generó tanto ruido y críticas en su país que el tapatío prometió que no pelearía nunca más contra uno de sus paisanos. Siete años después la situación ha cambiado. Se ha tenido que desdecir para poder seguir generando lo que ya no genera por si sólo. Es el único que logra esas bolsas millonarias fuera de Arabia Saudí, pero ese status también tiene un precio.