Isabel Rivero, científica en una farmacéutica y con 36 años aspirante a un Europeo
La vallisoletana persigue este viernes el Campeonato de Europa del peso mínimo. Trabaja en una farmacéutica y en año y medio de carrera ha vivido un ascenso fulgurante.
El boxeo es un deporte que cada vez está más de moda en España desde el punto de vista fitness. La modalidad sin contacto llama mucho la atención a la gente. El aumento de practicantes es exponencial. La mayoría de esos nuevos usuarios nunca llega probarse en un sparring, pero algunos pasan la barrera y se enamoran todavía más del noble arte. En este último grupo encontramos a Isabel Rivero (5-2-1, 1 KO). Científica de profesión, a los 30 decidió ponerse los guantes por primera vez. Seis años después disputará este 15 de diciembre un Campeonato de Europa profesional (peso mínimo).
"Siempre he hecho deporte, pero necesitaba otra cosa. Salía a correr y hacía otras modalidades, aunque ninguna tenía un horario fijo. Necesitaba una disciplina que me hiciese tener que estar a una hora exacta en el gimnasio. Así me obligaba a no echar muchas horas extra en el trabajo. Empecé por salud mental", reconoce la vallisoletana a Relevo. Su idea era simplemente mantenerse en forma y desconectar del día a día, pero el boxeo la enamoró. "Desde el primer día me encantó y fui progresando poco a poco. Cuando le dije a mi entorno que iba a competir me decían lo típico de que si un golpe me había dejado mal (risas). Luego vieron que no era pasajero y me apoyaron", añade.
Así, como quien no quiere la cosa, Rivero comenzó a boxear en competición, aunque el proceso no fue sencillo. A una semana de debutar como amateur se rompió un nudillo y peleó con él roto durante otro año y después pasó por el quirófano. Los médicos le recomendaron no volver a ponerse unos guantes en su vida, pero no estaba por la labor. Quería seguir, porque una vez prueban el amateur, todos quieren vivir, al menos, la experiencia de ser profesional. Tardó algo en llegar, pero lo hizo en junio de 2022 y desde entonces no ha parado. El de este viernes será su noveno combate en año y medio. Un ritmo muy alto. "Me paro a pensar, lo valoro y me doy cuenta de que todo va demasiado rápido. No me lo imaginaba. Es cierto que por mi edad, al empezar tan tarde, no tengo mucho tiempo, pero este ritmo no estaba en mi mente", admite.
Rivero, a sus 36 años, ha mostrado un gran compromiso con el deporte. Continúa trabajando como científica en una farmacéutica y saca tiempo para entrenar dos veces al día. No es sencillo, además, enlazar tantos compromisos deportivos: "Vengo de disputar el WBC Mediterráneo en junio y en abril había hecho un título en Francia. Son preparaciones muy exigentes. Ahora, curiosamente, me pasa al revés. Es el trabajo el que me ayuda a desconectar del boxeo", afirma entre risas.
Su carrera está siendo fulgurante y no ha sido fácil. Los tres combates que no ha ganado han sido fuera de casa. Especial mención merece el nulo. Fue en Francia y mereció vencer, pero los jueces fueron demasiado caseros. Ese factor le aporta seguridad para disputar el Europeo del mínimo este viernes. "Es una tranquilidad saber que serán justos, pero también una presión. Sé que la gente va a ir al pabellón a verme a mí. Salir al ring y notarlo… son sensaciones encontradas", asegura. La afición en Valladolid se ha reactivado en los últimos años. Más de 2.000 personas acudieron a ver el Juanfe Gómez vs Salvi Jiménez por el Europeo del superpluma hace menos de un mes y también se espera una gran entrada en la Cúpula del Milenio de Valladolid para este compromiso.
Rivero se enfrentará a una oponente similar como es Consuelo Portolani (5-3, 3 KO). La italiana, de 46 años, comparte mucho con la española, aunque la vallisoletana "cree que tiene las armas para ganar". "La tengo estudiada. Tiene una buena movilidad y es hábil, pero pienso que puedo frenarla y hacerme con el título", concluye confiada Isabel. A sus 36 años quiere hacer historia. Joana Pastrana y Katy Díaz ya han reinado para España en el peso mínimo continental. Isabel Rivero espera tirar de refranero español y decir eso de "no hay dos sin tres".