BOXEO

Samuel Molina saltó de la camilla del tatuador al gimnasio para preparar un Europeo en 25 días

Samuel Molina se enfrenta este sábado, en París, al local Franck Petijean por el Europeo del peso superligero. Aceptó el pleito con muy corto aviso.

Samuel Molina, tras su última victoria en el WiZink Center de Madrid./Adrián Rubio Moreno (@adrumor)
Samuel Molina, tras su última victoria en el WiZink Center de Madrid. Adrián Rubio Moreno (@adrumor)
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

"Me estaba tatuando cuando me llama mi mánager y me dice: "Samu, que nos vamos a París a pelear por el Europeo". En ese momento le dije al tatuador que parara y me fui directo al gimnasio a entrenar", asegura a Relevo, entre risas, Samuel Molina (25-2, 11 KO). El malagueño, de 24 años, se encontró con "una oportunidad que no podía dejar pasar" y aceptó acudir este sábado a París para boxear por el Campeonato de Europa del peso superligero. "Llevo años trabajando para llegar aquí", añade.

Molina se encontraba de descanso activo. El 29 de abril peleó en la macrovelada del WiZink Center. Defendió el Campeonato de España del superligero ante Rikar Urrutia y estaba a punto de volver a retomar la actividad. En ese pleito acabó con las manos muy inflamadas. "En los últimos asaltos sólo podía pegar abajo del dolor. Gracias a mi fisio pude decir que sí al Europeo", revela el púgil. El plan era comenzar de nuevo los entrenamientos con la vista puesta en el Campeonato de la Unión Europa que debía disputar en verano. Un mes de parón y de vuelta al gimnasio de boxeo, ya que la parte física nunca la descuida. El plan se quebró en un momento.

Enock Poulsen, campeón de Europa del superligero, ganó su corona en abril de 2022 ante Franck Petitjean. El combate fue ajustado y el galo fue nombrado aspirante oficial. La subasta la ganó el equipo francés y todo estaba listo para el 10 de junio. Poulsen se lesionó a un mes de la pelea y Petitjean pidió a la EBU poder buscar otro oponente. El organismo tiró de listas y no pasó del número cinco, donde Samuel Molina aceptó sin titubeos. La llamada llegó el jueves 18 de mayo. Al día siguiente se rubricaron los contratos y el lunes 22 se hizo oficial. "Todo ha sido muy rápido, pero he podido llegar al 100%", tranquiliza el andaluz.

El combate entre Poulsen y Petitjean es un quebradero de cabeza para ambos. Desde 2019 sólo han peleado una vez y ha pasado un año. El galo, de 35 años, sabe que no podía esperar más y por ello pidió que el título se quedase vacante y poder boxear. El ganador tendrá que ir contra Poulsen en su primera defensa. "Llego con un buen rodaje. Ir fuera de casa no me preocupa. Ya lo he hecho y sé lo que hay, pero estoy trabajando en lo que puedo cambiar. Si los árbitros no son justo no es mi responsabilidad, tengo que centrarme en lo mío", afirma.

La madurez, pese a su juventud, que demuestra Molina encima del ring será la clave. "Tengo que dejarme fluir. Él puede notar la inactividad", apunta. La Esencia es un boxeador técnico, pero sabe ir a la guerra cuando lo necesita. Tiene las cualidades para ganar y va confiado de ello. Su gran examen llega este sábado, Molina está a un paso del ansiado Europeo. París le espera… y a la vuelta también lo hará su tatuador para así terminar un trabajo que se vio interrumpido por una llamada inesperada.