BOXEO

De un sparring inesperado al combate por el título: el viaje de Isabel Rivero hacia el Mundial WBO

Isabel Rivero peleará por el título mundial WBO del peso mínimo ante Sarah Bormann este 26 de abril en Alemania.

Isabel Rivero./Face Off Boxing Club
Isabel Rivero. Face Off Boxing Club
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Todo empezó con un vuelo discreto y una propuesta casi improvisada. Isabel Rivero (10-2-1, 1 KO), boxeadora profesional y científica farmacéutica, había viajado a Alemania a finales de febrero, invitada a un evento para patrocinadores. No era una velada de campeonato, ni siquiera una pelea oficial. Era una celebración privada, un escaparate para el boxeo amateur… y sin embargo, ese viaje cambiaría su carrera.

"Me llegó un correo sobre ese evento, y cómo estaban buscando chicas amateur, les dije: 'Si queréis, yo hago un sparring con esta chica'", recuerda Rivero. La chica en cuestión era Sarah Bormann (19-1, 7 KO), campeona mundial WBO del peso mínimo. En ese momento, Isabel acababa de pelear y no tenía nada que perder. Lo que no imaginaba era que ese guanteo, aquel intercambio de golpes a puerta cerrada, sería el primer asalto de una historia que culminará este sábado en Alemania, con un cinturón mundial en juego.

Isabel no es una boxeadora al uso. Su carrera profesional fuera del ring transcurre entre laboratorios, fórmulas y datos clínicos. En 2022 decidió apostar por el boxeo profesional y en menos de dos años ha ganado títulos como el WBC Mediterráneo y el Campeonato de Europa. Sin embargo, llegar al escenario mundial ha sido un camino lleno de obstáculos. "Si me hubieran ofrecido esta oportunidad antes, por supuesto que la habría aceptado. Pero viendo que no llegaba nada, y observando cómo estaban las cosas en el peso mínimo, decidimos bajar al peso átomo, que además es mi peso natural", explica.

El paso por el peso átomo tampoco fue fácil. Tres de los cuatro cinturones estaban unificados por una misma campeona, lo que reducía las opciones. Aun así, Rivero no dejó de pelear ni de mantenerse activa. El 27 de febrero, casi por sorpresa, se subió al ring en Sevilla: "Puedes estar entrenando al 90 o 95%, pero si no peleas, pierdes chispa. Así que cuando Kike Soria —su mánager— nos propuso esa pelea, no pudimos decir que no".

Y justo después, el viaje a Alemania. Lo que parecía una simple experiencia de intercambio se convirtió en una oportunidad real. Aunque la propuesta para el Mundial ya estaba sobre la mesa antes del sparring, aquel guanteo sirvió de confirmación: Rivero era la rival ideal. "Es complicado encontrar en tan poco tiempo una rival de este peso, con un buen historial, y además europea. En ese sentido, se alinearon muchos factores… y yo encantada de la vida", cuenta entre risas.

Su sparring con Bormann fue breve —tres asaltos de tres minutos—, pero suficiente para medirse frente a la campeona. "Obviamente es una gran boxeadora, pero no lo veo imposible. Y eso que suelo ser bastante pesimista. Siempre pienso que lo tengo muy complicado, que no voy a poder… pero esta vez no lo siento así". A Rivero le han tocado de cerca los sinsabores del boxeo: lesiones, como aquella fractura de mano que casi la aparta del deporte, y la sensación de haber empezado "tarde" para llegar lejos. "Cuando me rompí la mano pensé que se acababa todo. Ni me planteaba ser profesional, mucho menos llegar a un Mundial. Pero conocí a Diego (Uzeta, su entrenador), que no me dejó rendirme, y aquí estamos".

Enfrentará a Sarah Bormann en el Glaspalast Sindelfingen, en lo que será su combate más importante hasta la fecha. Es consciente de lo que implica viajar a pelear a casa de la campeona. "Sabes que siempre existe el riesgo de que algún juez no lo vea como tú. Pero incluso así, no tengo ansiedad. Solo el hecho de poder estar ahí, de que Diego y yo podamos vivir esto, ya es un sueño cumplido". Lo dice una mujer que empezó en el boxeo como vía de escape tras jornadas en el laboratorio, y que ahora desafía a la élite mundial. "Esto es boxeo. Hay que disfrutarlo. Y esta oportunidad hay que vivirla. Quizá el cinturón esté más cerca de lo que a veces nos hace creer la cabeza".

Este sábado, Isabel Rivero subirá al ring con la certeza de haber llegado por méritos propios, con la experiencia del sparring aún fresca en su memoria y la convicción de que, en boxeo, los milagros también se entrenan.