La alegría de correr con Pogacar la Roubaix va por barrios: "Un espectáculo", "Ni me va ni me viene", "No me gusta coincidir con él"...
El pelotón habla con Relevo sobre la decisión del astro esloveno de meterse de lleno en el calendario primaveral, París-Roubaix incluida.

El esloveno Tadej Pogacar siempre tuvo claro que prefería ganarlo todo una vez que una sola cosa muchas veces. Mejor todos los Monumentos y todas las grandes vueltas que amasar coronas en el Tour de Francia. Mejor seguir el camino de Eddy Merckx y buscar desafíos teóricamente imposibles para él. Por eso, ha elegido correr, tras el Tour de Flandes del próximo domingo, la París-Roubaix.
Los amantes del ciclismo se frotan las manos ante su doble duelo contra Mathieu van der Poel, el rey de la primavera. El 6 de abril en la Misa Mayor de Flandes, la tierra prometida del ciclismo. El 13 en su vecina francesa Roubaix, un coto privado de grandes rodadores, donde Pogacar no tendrá ni una rampa para marcar la diferencia. El más difícil todavía. El adoquín sin muros. La boca del lobo para él y el parque de bolas de Van der Poel, que suma en 2025 en ruta la Milán-San Remo y la E3 Saxo Classic. Pero una cosa es la afición y otra el pelotón. ¿Qué dice el resto de participantes de la fiesta?
Al Movistar Carlos Canal, con pasado en el ciclocrós, especialidad que domina Van der Poel, se le iluminan los ojos. "Espectáculo, eso es lo primero que se me pasa por la cabeza", introduce el joven talento gallego antes de vaticinar: "Yo creo que Pogacar lo va a tener difícil porque al final es completamente llano y Mathieu es un genio sobre los adoquines, pero será un aliciente y hay que ver cómo se desenvuelve".
En el Tudor francés, el nuevo equipo de Julian Alaphilippe, el suizo Fabian Lienhard sí le da más opciones a Pogacar en la batalla gala del pavés. "Es bonito para el deporte. Cuando ves la Milán - San Remo, es una de las mejores carreras de siempre. Y Roubaix será lo mismo, quizá el Tour de Flandes también. Por supuesto que Tadej puede ganar a Mathieu van der Poel en Roubaix, su potencia está ahí".
El Movistar Iván García Cortina, el español que más cerca está de los Van der Poel y compañía en las Clásicas flamencas, lanza un mensaje enigmático ("Hace un mes que sé lo de Pogacar en Roubaix, por circunstancias diferentes") para luego alabar el órdago de Tadej al Infierno del Norte: "Tener a un tipo así que quiera ir a estas carreras les da importancia y valor. Antes igual se las valoraba menos porque no había este plantel de salida, como hay ahora, con todos estos que nos hacen malos al resto, entre comillas".
Cortina es consciente de que los Pogacar, Van der Poel y compañía "están a otro nivel, están por encima", pero es un regalo para el deporte. "El espectáculo que dan, las medias que hacemos... La media del año pasado en la París-Roubaix es algo insólito; el que no haya estado allí no se dará cuenta, pero es algo insólito", comenta el asturiano del Movistar, omnipresente en estas pruebas desde hace ocho temporadas.
Pero no todo es algarabía por la presencia de Pogacar en estas pruebas primaverales. Sincero como siempre, Oier Lazkano, ahora en las filas de Bora, lanza un "ni me va ni me viene" a la decisión del esloveno de postularse para la Roubaix. Lazkano, que cuajó una temporada de clásicas muy prometedora el año pasado, está "centrado en el equipo" alemán que le fichó desde Movistar para tratar de asaltar alguna prueba, sin preferencia: "Cada carrera es una oportunidad y la cosa es darlo todo en todas".
El francés Hugo Page (Intermarché-Wanty) tampoco se muestra efusivo por la noticia que ha sacudido al ciclismo en este comienzo de campaña, con Tadej Pogacar en el epicentro. "No soy su agente, ese tema no va conmigo, yo estoy centrado en mi equipo", reconoce el lugarteniente de Bini Girmay, el sobresaliente eritreo con el que el propio Pogacar tiene una gran relación personal.
David González, el español que desde esta temporada defiende los colores del equipo suizo Q 36.5 Pro Cycling Team, abre un ángulo diferente en el debate. "Me parece un corredor que es espectáculo, pero no me gusta correr donde va él, coincidir con él, porque la verdad se sufre más", apunta antes de elogiarle: "Que un corredor de grandes vueltas se atreva a correr la Roubaix, poniendo en peligro su preparación para el Tour, demuestra que es un chaval al que le gusta el ciclismo, que disfruta, que piensa más en eso casi que en los resultados".
No es sencillo para el pelotón, por mucha admiración que les tengan, coincidir en estas carreras con los Van der Poel y Pogacar. Cortina sabe mejor que nadie el cambio que ha dado el ciclismo. "En 2017, 2018, cuando pasé con Bahrain, asomabas un poco el morro y era más fácil. El ciclismo era diferente, estaba todo más repartido. Ahora se concentran casi todas las victorias entre unos pocos, la manera de correr es muchísimo más agresiva, más dura desde salida", explica.
La reflexión de Cortina es la de una parte del pelotón que lucha en primavera contra una terna de gigantes (que completa Wout Van Aert, cuando las desgracias le respetan). "Muchísimos ciclistas de los que estábamos asomando el morro pasamos a un segundo plano y cambió todo un poco", se sincera antes de lanzar una consigna: "Hay que adaptarse y seguir dando guerra". El asturiano estará en A través de Flandes este miércoles y sus dos batallas finales serán las mismas que las de Van der Poel y Pogacar: el Tour de Flandes y París-Roubaix. Dos citas que serán historia del deporte. Larga vida a Tadej por honrar las Clásicas, el ciclismo puro, sin asteriscos ni calculadoras.