Una pegatina y la confesión de su entrenador explican la transformación de Tadej Pogacar: "Es algo que impresiona"
El esloveno Martin Hvastija, técnico de la selección sub-23, atiende a Relevo para recordar los inicios del mejor ciclista del mundo.

Son seis años, sí, algo más incluso, pero qué son seis años en toda una vida. Apenas nada, dirán los más experimentados, y quién sabe, quizás estén en lo cierto, pero por lo pronto, seis años, un mes y 24 díases el tiempo que ha transcurridodesde que un esloveno, imberbe y aún con acné juvenil, se impuso con autoridad en el Tour del Porvenir, la carrera por etapas más importante del ciclismo mundial a nivel amateur.
Por aquel entonces, su nombre ya retumbaba en los autocares de no pocos equipos profesionales. Hoy, tanto —o tan poco— tiempo después, Tadej Pogacar no es solo uno de los muchos corredores que han triunfado en el prestigioso Avenir, el denominado Tour de las promesas, sino el vigente campeón del verdadero Tour, el de los mayores, el Mundial y el Giro de Italia, entre otras muchas carreras; el chico —sí, todavía es joven— que está destinado a retar a Eddy Merckx por el trono histórico de la bicicleta.
"Tadej siempre ha tenido un talento especial", reconoce a Relevo Martin Hvastija, seleccionador de Eslovenia en categoría sub-23 desde el año 2005 y, por tanto, jefe de filas del combinado nacional en el primer gran éxito de Pogacar como ciclista, allá por 2018. "Ya años antes de llegar a Junior, en categoría sub-15, había tenido grandes resultados, brillando en carreras en las que siempre había alguna que otra rampa exigente".

"Los entrenadores de su club, el Radenska, entre los que se encontraba Andrej Hauptman, técnico hoy del UAE Team Emirates, siempre me decían que tenían un chico súper talentoso en su equipo", añade Hvastija, de 54 años y con más de una decena de grandes vueltas a sus espaldas como ciclista. "Sin embargo, y aunque cueste creerlo, no era el mejor de su generación".
Otros, como el sprinter Ziga Jerman, retirado y hoy fisioterapeuta en el Ineos Grenadiers, sumaban más triunfos antes del esperadísimo Tour del Porvenir. Hasta ese caluroso agosto de 2018, Pogacar había brillado en suficientes carreras como para que muchos equipos profesionales se interesaran en él, pero lo cierto es que su potencial aún no se había traducido en victorias: cuatro en 2016, ninguna en 2017 y dos antes del Porvenir de 2018.
Aquel verano en Francia, Pogacar no ganó ninguna de las diez etapas de la carrera, pero demostró ser el más fuerte y se adjudicó la clasificación general por delante de ciclistas como Thymen Arensman, Gino Mader, Aleksandr Vlasov, Joao Almeida, Felix Gall, Marc Hirschi o el mismísimo Jonas Vingegaard, que, dos años mayor, finalizó a más de 41 minutos del campeón esloveno, lejos, muy lejos, de cualquier rivalidad vigente.
"Es muy difícil resaltar algo que haga diferente a Tadej de los demás más allá de su talento, pero si tuviera que elegir algo sería, sin duda, su tranquilidad", añade Hvastija a este medio desde su despacho en Eslovenia. "Esa calma vital me impresionó desde el primer día, es un chico increíblemente tranquilo, pero cuando se pone el dorsal para una carrera, se transforma".

Así lo representa la pegatina que adorna el manillar de Pogacar en cada prueba en la que compite: una caricatura infantil del personaje de Hulk, el superhéroe de Marvel que representa el álter ego de David Bruce Banner, un hombre débil y enclenque que muda en una indomable bestia verde cada vez que es sometido a estrés emocional.
"Es increíble cómo Tadej se transforma cuando compite", sentencia Hvastija, en la línea de lo proyectado por el personaje más fuerte del cómic. "Cuando puede ganar, cuando tiene ante sí esa opción, ya sea en una carrera importante o en una prueba aparentemente menor, cambia, se convierte en otra persona. Es algo que impresiona y que sigo viendo a día de hoy. En Zúrich, por ejemplo, apenas media hora después de ganar el Mundial, estaba en la sala de prensa completamente tranquilo, respondiendo preguntas como si estuviera en el salón de su casa. No había emociones. En apenas unos minutos se había transformado de un caníbal a un chico normal".