Almeida tiene razón: la montaña no da tiempo… sino mucho más

Después de una semana dormido, el Giro de Italia despertó por fin este martes. Seis etapas habían transcurrido sin que se registrara un solo segundo de diferencia entre los tres grandes favoritos a la victoria final que quedan en carrera. A la séptima fue la vencida: la ambición de João Almeida y su UAE Team Emirates recibió como premio 31" sobre el esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma) y una victoria de etapa. La iniciativa del luso fue respaldada por el galés Geraint Thomas (Ineos Grenadiers), que recupera la 'maglia rosa' que prestó durante un par de días al galo Bruno Armirail (Groupama-FDJ) y se encuentra ahora líder de la general con 18" sobre Almeida y 29" sobre Roglic, con el siguiente rival demasiado lejos como para ser contendiente al podio.

¿Por qué nadie ataca?, le preguntan a Roglic en Sabbio Chiese, salida de la 16ª etapa del Giro de Italia 2023 con meta en el Monte Bondone. "Probablemente por la dureza de esta tercera semana, que todos sabemos que va a ser decisiva", dice tras reflexionar unos segundos. "Y claro, hay que sobrevivir".

Hasta ahora, la 'corsa rosa' ha sido una cuestión de eliminación. De los seis favoritos que se percibían, tres habían acabado fuera de concurso: uno por Covid-19 (Remco Evenepoel), otro por gastroenteritis (Alexandr Vlasov), y el último por una cruel caída (Tao Geoghegan Hart). Los tres restantes discurrían, 'pax romana', separados por apenas medio minuto. Un empate técnico que bloqueaba la carrera, reducida a una colección de etapas sin excesiva narrativa común, resueltas con fugas mientras los favoritos y sus equipos reservaban.

Todo ha cambiado con la llegada de los Alpes, con el primer 'tappone' de casi 6.000 metros de desnivel: "como la etapa reina del Tour, pero con 1.000 metros de ascensión como propina" en palabras de Thibaut Pinot, que en el Monte Bondone pagó sus exuberantes esfuerzos con tres minutos y medio de pérdida. También los tres candidatos a un puesto de honor en la general que se metieron en la fuga (Haig, Konrad, Paret-Peintre) acabaron cediendo un mundo en meta.

Era una jornada de fondistas, llamada a separar el grano de la paja. La primera hora, disputada a 52 km/h de media, presagiaba grandes actuaciones… y grandes explosiones. Vimos el enésimo brochazo del artista Ben Healy, ahora líder de la Montaña; un nuevo despliegue del campeón italiano Filippo Zana, tan capaz de disputar en la fuga como de vaciarse para su líder Eddie Dunbar, quien tras pasar cuatro temporadas relegado en Ineos ahora encabeza al Jayco y, entrada la tercera semana, es 5º en la general de la segunda gran vuelta de su vida deportiva.

No sólo salieron a flote los individuos: también los bloques de los tres favoritos. Ineos Grenadiers mostró números; UAE Team Emirates apostó fuerte para romper la carrera; Jumbo-Visma supo respaldar a su líder. Cuando Almeida atacó a 8 kilómetros de meta, Roglic pudo cobijarse a la rueda de un Sepp Kuss que fue capaz de mantener a tiro de piedra al luso tanto en solitario como cuando Thomas se unió a su ofensiva. Aun así, el balance del conjunto neerlandés no puede ser positivo. "No contábamos con esto", reconocía el director deportivo Marc Reef en Eurosport.

"Ganar un minuto en montaña es imposible en condiciones normales", aseveró João Almeida en una entrevista con Relevo antes del Giro de Italia. Efectivamente, su exhibición de fuerza de hoy se ha traducido en apenas medio minuto de ganancia sobre Roglic y sólo cuatro segundos (la bonificación) respecto a Thomas. En los 19,6 kilómetros cronometrados de Ortona les ganó 14" al esloveno y 26" al galés; en los 35 de Cesena, cedió 34" con Thomas y 18" con Roglic. Diferencias equiparables, cuando no mayores.

Lo que no ganó ni perdió Almeida en las contrarrelojes fueron las emociones contenidas en el brillo de sus ojos tras ganar en el Monte Bondone. "Estoy súper feliz. Esta victoria es un sueño hecho realidad. He estado cuatro años muy lejos y muy cerca del triunfo al mismo tiempo. Por fin ha llegado y la sensación es indescriptible". El éxito, la adrenalina, son fuerzas poderosas y difíciles de hallar y de contener. Almeida las encontró en el Monte Bondone con un ataque rebosante de determinación: tanto como para sostenerlo cuando Kuss le sujetaba a apenas una decena de metros de sus grandes rivales. Quién sabe qué nuevos sueños y qué cajón del podio le granjeará este traguito de gloria.