Vuelve a triunfar la fuga en un Giro que duerme

Reducida a tres hombres, que, por estilo o experiencia, calculan sus esfuerzos al milímetro, la general del Giro de Italia está congelada a la espera de la temible última semana; de la alta montaña, de los Dolomitas, de las cimas inmisericordes, que marcarán diferencias por necesidad en espera de la definitoria cronoescalada al Monte Lussari. El pelotón, aletargado, procesiona al ritmo del líder de turno, mientras los hambrientos de triunfo y aventura encuentran en la escapada su saciedad. Los hay que se conforman con un pedacito de gloria y los hay tratan de repetir, avariciosos, como consiguió hacer Nico Denz el sábado y se quedó a un paso de lograr Ben Healy el domingo.

A Ben Healy (2000, Kingswinford) le fichó Jonathan Vaughters para su EF Education por una sencilla razón: "Sabe ganar carreras". El irlandés, curtido en el Centro Mundial de Ciclismo de la UCI y en el equipo de formación de la agencia de representación Trinity, había demostrado "olfato" en las mejores pruebas sub23 del mundo. Cuando llegó al seno del conjunto WorldTour estadounidense, era un talento crudo; tanto que, viendo sus pintas, alguno de los directores no se creía que fuera ciclista; "más bien, un estudiante de Bellas Artes".

Sólo que la 'bella arte' de Healy es la cabalgada sobre la bicicleta. Desde finales de marzo vive en un estado de gracia concretado en un podio en la Amstel Gold Race, midiéndose a Tadej Pogacar y Tom Pidcock; un 4º puesto en Lieja-Bastoña-Lieja; y tres victorias, incluyendo la octava etapa de este Giro de Italia. No obstante, su auténtico objetivo era la cuarta: conseguir la 'maglia rosa' que Remco Evenepoel iba a regalar en el Lago Laceno. "Pero me equivoqué en todo aquel día", reconoce; atacó desmedidamente en las dos primeras horas de carrera y, cuando la fuga partió, él ya estaba vacío. Su triunfo en Fossombrone, no obstante, llegó con una parecida exhibición de fuerza culminada con más de 50 kilómetros en solitario. "A un tío de esta clase le sobran balas", apunta uno de sus rivales en el Giro de Italia; "la mayoría tenemos tres o cuatro tiros, y él parece que tuviera quince".

Camino de Bérgamo, meta de la 15ª etapa del Giro de Italia, Healy utilizó una táctica de purasangre: atacar, acompañado del italiano Simone Velasco (Astana Qazaqstan), y rodar a toda velocidad durante decenas de kilómetros mientras la auténtica fuga se formaba a sus espaldas. Hecha ésta, se dejó atrapar y reposó hasta que, a 30 del final, juzgó que era momento de romper la carrera y se puso a atacar con insistencia. Ante ella, dos resistencias: la del estadounidense Brandon McNulty (UAE Team Emirates) y la del italiano Marco Frigo (Israel-PremierTech).

Llegado el sprint final, McNulty ganó la mano a un Healy entregado. Una victoria redentora para la gran joya del ciclismo estadounidense, quien en 2020 renunció a liderar el proyecto deportivo del Human Powered Health americano para ingresar en la élite con el mejor equipo del mundo. Convertido ya en un excelente hombre de equipo, presente en los dos últimos Tours de Francia al servicio de Tadej Pogacar, demuestra en cada ocasión el mismo fino olfato de cazaetapas que ensalza a Healy. "Nuestro objetivo en este Giro era que yo ganara una etapa y disputar la general con João Almeida", explicaba en rueda de prensa. "Ahora que ya he ganado, todo por João".

Geraint Thomas (Ineos Grenadiers) inició la segunda semana del Giro de Italia 2023 vestido con la 'maglia rosa' por retirada de Evenepoel, con 2" de ventaja sobre Primoz Roglic (Jumbo-Visma) y 22" sobre Almeida: la termina con exactamente las mismas diferencias, pero sin el liderato porque este sábado se lo regaló al galo Bruno Armirail (Groupama-FDJ), líder de papel en espera del atracón final de alta montaña. Más allá, todas las novedades fueron desgracias: la enfermedad de Vlasov, la caída de Geoghegan Hart. En Bérgamo, los favoritos asomaron en la subida postrera hacia la Città Alta: parecían ataques, pero sólo eran aceleraciones para estar bien colocados de cara al descenso en dirección a la parte moderna de la ciudad.

Ha sido, pues, una semana nula. En la tercera esperan tres finales en alto (Monte Bondone, martes; Val di Zoldo, jueves; Tre Cime di Lavaredo, viernes) y una cronoescalada (Monte Lussari) para, ya sí, definir la general final de un Giro de Italia despuntado.