Cuál es la altimetría del Mortirolo, uno de los ascensos más duros del Giro de Italia 2024
El Mortirolo es, probablemente, la ascensión más mítica del Giro de Italia y también una de las más exigentes.

En el ciclismo, nada evoca más la alta montaña que el Giro de Italia. La Corsa Rosa es la gran vuelta de los escaladores por excelencia. Sin embargo, en su edición de 2024, la ronda italiana ha presentado un recorrido más centrado en la media montaña. Sin la altitud a la que acostumbra la carrera. No obstante, entre sus puertos no falta una de las cumbres más míticas de su historia: el Mortirolo. Un nombre que es sinónimo de tardes épicas sobre dos ruedas.
El coloso italiano apareció por primera vez en el Giro en 1990. El venezolano Leonardo Sierra fue el primer corredor en coronar su cima en una etapa del Giro. El recorrido gustó tanto que en 1991 volvió a ser incluido dentro del recorrido. En esta ocasión ya subiéndolo desde Mazzo, su vertiente más dura. Desde entonces, se convirtió en un clásico de la vuelta italiana. El coloso que todos desean conquistar, siguiendo así la tradición de grandes escaladores que han logrado domar a la bestia.
En este Giro 2024, el Mortirolo está incluido en la etapa 15 de la carrera italiana; su etapa reina. Su inclusión llegó a última hora, ya que inicialmente el recorrido pasaba por el puerto suizo de Forcola di Livigno. Sin embargo, las autoridades helvéticas decidieron cerrar sus fronteras a la ronda transalpina, lo que obligó a la organización a improvisar un nuevo trazado. En esta hoja de ruta incluyeron al coloso por excelencia, que ejerce como tercer puerto del día a 67 km del final.

¿Cuál es la altimetría del Mortirolo?
En el Giro de Italia 2024, el pelotón deberá subir el Mortirolo por su vertiente de Monno, la más accesible de todas. Accesible entre comillas, claro, ya que estamos hablando de 12,6 km al 7,6% de pendiente media, con algunos tramos que alcanzan el 16% de desnivel.
El coloso llega después de que el pelotón haya subido los puertos de Lordino, de tercera categoría, y Colle San Zeno, de segunda e inédito en el Giro. Un calentamiento previo para todo lo que llega después. Los corredores arribarán a las faldas del Mortirolo después de subir a Val Camonica desde Pisogne hasta Edolo.

El Mortirolo es un puerto calificado de primera categoría, cuyas rampas apenas dan un respiro a los aventureros que osan adentrarse a ellas. Por si fuese poco, la parte más dura se encuentra al final, cuando las piernas ya están más cansadas. Aproximadamente, los últimos tres kilómetros de ascensión poseen un desnivel promedio del 9,6%, incluidas las temidas rampas del 16%.
El mito del Mortirolo en el Giro de Italia
El Mortirolo es una cima legendaria del ciclismo gracias al folclore que atesora en forma de carreras épicas por sus rampas. Sin ninguna duda, buena parte de la mitología que acompaña a la cima procede del Giro 1994, el día que comenzó la leyenda del coloso italiano. Para muchos, una de las mejores etapas en la historia de la Corsa Rosa. A ella, Eugeni Berzin llegó vestido de rosa como líder de la General. Le perseguía nada menos que Miguel Induráin, en busca de su tercer Giro consecutivo. Se trataba del Miguelón más imperial, con su aura de corredor imbatible casi siempre sentado sobre su bicicleta.
Sin embargo, la etapa tuvo un agitador hasta entonces desconocido para el gran público. Aquel día en las rampas del Mortirolo el mundo conoció a Marco Pantani. El italiano tenía 24 años y mostró una superioridad casi insultante cuando la carretera comenzó a picar hacia arriba. Mientras el pelotón se desmembraba por sus cuestas, Pantani atacó insistentemente hasta que se marchó solo en cabeza. Induráin optó por mantener un ritmo constante, que le permitió dejar atrás a Berzin. La carrera se convirtió en un goteo constante de corredores que se retorcían por sus cerradas cuestas.
Aunque la jornada no acabó allí, el puerto generó tal impacto entre los espectadores que se recuerda como la etapa del Mortirolo. Finalizó en otra ascensión, el Valico de Santa Cristina. Pantani e Induráin llegaron juntos a sus faldas, aunque el italiano volvió a atacar de nuevo para marcharse en solitario y ganar la etapa. Le sacó tres minutos y medio al español, lo que hasta entonces parecía algo imposible de hacer. Finalmente, el corredor navarro no pudo más que rascarle unos 38 segundos a Berzini, quien retuvo el rosa y acabó ganando la carrera.
Desde entonces, el Mortirolo se consagró como un must del Giro. Para el ciclismo español, queda para el recuerdo el paso en la edición de 2015. Alberto Contador era el líder de la carrera, pero un pinchazo al inicio de la etapa le hizo llegar al puerto con 50 segundos de retraso respecto al grupo de favoritos. Sin embargo, el de Pinto ofreció una exhibición en la ascensión y a 6 km de coronar alcanzó al pelotón. No solo eso, una vez llegó a su altura, Contador les atacó. El corredor madrileño sentenció el Giro aquel día. Por si fuese poco, la etapa fue a parar a manos de otro español, Mikel Landa.