Einer Rubio gana la no-etapa de Crans Montana y pone una sonrisa en el Giro de Movistar Team

"Hoy no se saldrá con la idea de disputar a tope, sino de salvar el día". Lo profetizaba Mauro Vegni, director del Giro de Italia, tras confirmarse que la 13ª etapa de la 'corsa rosa' se reduciría de 207 kilómetros a 74,6 por mor de la meteorología. Efectivamente, los favoritos de la general escogieron seguir el ritmo de sus gregarios, amparándose a su rueda del viento de cara, mientras una escapada de siete se asestaba un ataque sobre otro buscando la victoria en la meta de la estación de esquí de Crans Montana. Y ahí, en sus 300 metros finales, Einer Rubio emergió para anotarse su primera victoria de siempre en la gran vuelta de su amor y sus amores.

Einer Rubio (1998, Chíquiza) creció en Bogotá en el seno de una familia de campesinos emigrados y se formó en la Fundación Esteban Chaves antes de mudarse a Italia de cara a la temporada 2017. Se instaló en Pago Veiano, un pueblecito de 2500 habitantes en la provincia de Benevento, en casa de Donato Polvere, mánager del equipo con el que competiría, Aran Cucine-Vejus. Con su equipación verdinegra fue uno de los escaladores más brillantes de dos ediciones del Giro d'Italia U23, llamando la atención de un Movistar Team que optó por ficharlo y hacerle pasar directamente al UCI WorldTour en 2020.

Pasan los años y Rubio sigue siendo "un enamorado de Italia", en palabras de su director Pablo Lastras. Ahora le liga a Benevento algo más que la bici: también su novia, Michela, es de allí. Paso a paso, el diminuto escalador boyacense ha ido dando pasos hasta confirmarse en la élite con una victoria en el final en alto del UAE Tour. De cara al Giro partía "sin presión" como la mejor baza del conjunto telefónico para la general tras "hacer bien los deberes" entrenando en casa. Al tiempo perdido en las contrarrelojes le sumó 11 minutos cedidos en la dantesca etapa de Viareggio; de ellos recuperó 6 el jueves y otros 2 este viernes en Crans Montana. Ahora es 17º en la general provisional, a 9'23" del líder Geraint Thomas (Ineos Grenadiers).

En toda la subida a la Croix de Coeur, el puerto temido por el frío y por su complicado descenso en el que sin embargo no acabó de asomar el peligro, Einer Rubio compitió con inteligencia. Supo saltar a los cortes buenos y reconocer que las ruedas a seguir eran las del héroe romántico Thibaut Pinot (Groupama-FDJ) y el nervioso Jefferson Cepeda (EF Education-EasyPost). Llegado Crans Montana, francés y ecuatoriano se las tuvieron tiesas, enredados en un juego de ataques y contraataques mientras Rubio hacía la goma. En el 'rush' final, primero aceleró Cepeda; le secó Pinot… y Rubio remachó para poner una sonrisa en el Giro de un Movistar Team que hasta ahora lidiaba con la frustración de querer y no poder ganar al sprint con Fernando Gaviria.

En la clasificación general, combate nulo. No se registraron movimientos, tímidos, hasta los kilómetros finales; y estos no se expresaron en nada trascendente para la general, donde Thomas sigue en cabeza con 2" sobre Primoz Roglic (Jumbo-Visma) y 22" sobre João Almeida (UAE Team Emirates). Este fin de semana, las etapas de Cassano Magnago (sábado) y Bérgamo (domingo) ofrecen distancias de fondo, cercanos a los 200 kilómetros, y terreno para escaramuzas probablemente más propicio para los oportunistas que para las estrellas.