Qué es el sterrato en el Giro de Italia y por qué es uno de sus mayores peligros
En un tramo de sterrato la impredictibilidad de la carrera aumenta exponencialmente.

Probablemente, el ciclismo es el deporte más exigente de todos. Al menos, entre aquellas disciplinas de masas que no se consideran extremas. Lo es porque demanda una capacidad de resistencia y sacrificio extraordinaria. También, por las dificultades que se imponen a los corredores desde la organización de cada carrera. En el Giro de Italia, esa complicación extra tiene un nombre propio: sterrato. Una superficie que regresa a la programación de la ronda italiana después de varios años de ausencia.
El sterrato es una marca característica del ciclismo italiano, de la misma manera que por ejemplo los adoquines lo son de las carreras franco-belgas. Concretamente, se trata de una superficie típica de las carreras en la Toscana y más específicamente de la Strade Bianche, que literalmente significa "carreteras blancas" por el color de las pistas por las que transcurre la prueba.
Qué es el sterrato del Giro de Italia
La traducción de sterrato al castellano es camino de tierra. Por lo tanto, el sterrato se refiere a aquellos tramos de una carrera ciclista que se celebran por pistas sin asfaltar. Evidentemente, esta situación dota de una cuotas de impredictibilidad a la carrera innegables. En el momento en el que el pelotón abandona el pavimento, casi cualquier cosa puede pasar. Las probabilidades de un fallo mecánico, fundamentalmente en forma de pinchazo, o de una caída aumentan exponencialmente. Algo que, al mismo tiempo, se traduce en espectáculo para el espectador.
Aunque se adapten de alguna manera, fundamentalmente con ruedas ligeramente más anchas y con una menor presión, las bicicletas de carretera que utilizan los equipos del UCI WorldTour no están diseñadas para circular por tramos con piedra suelta. Fundamentalmente porque no son capaces de absorber el aumento de vibraciones que implica el transitar por una superficie irregular. Algo que repercute directamente en el cuerpo del ciclista, fundamentalmente en los brazos, que se ven sometidos a un estrés que se añade el cansancio general de participar en una prueba ciclista.
Cuáles son los peligros del sterrato
Como decíamos, las probabilidades de caída aumentan sensiblemente para los ciclistas en un tramo de sterrato. Fundamentalmente porque se trata de una superficie que ofrece una menor capacidad de agarre a la bicicleta. Esto implica una mayor peligrosidad en situaciones críticas como ascensos y descensos.
Cuesta arriba, es muy importante mantener en todo momento el control sobre la bicicleta. Especialmente para aquellos corredores que poseen la costumbre de ponerse de pie sobre la bici para realizar un esfuerzo. Sobre la grava, la acción de echar el peso sobre la parte delantera de la montura puede implicar que la rueda trasera pierda la tracción sobre el piso, resultado en caída del ciclista.
En las bajadas, la técnica sobre la bici también cambia por completo. Sobre todo en el momento que llega una curva. Por norma general, sobre asfalto, un ciclista tomará siempre los giros lo más abierto posible, para posteriormente tumbarse lo máximo sobre la bicicleta para recortar la trayectoria y, así, salir a la máxima velocidad posible de la curva. Sin embargo, en una curva en bajada sobre sterrato la aproximación debe ser completamente diferente. Nuevamente, los más importante es mantener el control. Para ello, se ha de frenar antes de entrar en la curva hasta alcanzar la velocidad óptima que evite un posible derrape. Posteriormente, la trayectoria se describe sin tumbar sobre la bici, manteniéndose lo más erguidos posible.
Además, como decíamos, en el sterrato también existe una mayor probabilidades de fallos mecánicos. Principalmente en forma de pinchazo o reventón debido a las piedras y elementos sueltos que se encuentran en el camino. Además, el sterrato levanta mucho polvo, que si bien es complicado que genere una avería por sí mismo, sí incomoda y puede generar fallos que deriven en una caída o en una maniobra que termine con una avería.